La nueva vida de Illarramendi: "Lo más duro es ver a tanta gente durmiendo en la calle"

Asier Illarramendi dijo no a la oferta de renovación de la Real, el club de su vida, para hacer las maletas y probar una nueva aventura futbolística en Dallas. Dos meses después de su decisión, el de Mutriku está totalmente adaptado a la vida de aquel país y disfruta, como hacía mucho tiempo, del fútbol.

Se ha quitado la presión que suponía ser el capitán de un equipo tan competitivo como el blanquiazul y ahora se aprovecha del anonimato de vivir de una ciudad en la que el fútbol no es el deporte mayoritario. Espera ansioso el comienzo de la NBA para ver a Luka Doncic y a sus Dallas Mavericks.

Echa de menos a los suyos, a los que siempre ha tenido cerca. También la comida. "Estamos acostumbrados a comer fenomenal ahí, cuando sales, te das cuenta de que en todos los sitios a los que vayas, comerás peor", sostiene esbozando una amplia sonrisa.

¿Cómo te va la vida en Dallas?

Bien. Estamos viviendo en el centro. La ciudad deportiva queda como a una media hora, en otra ciudad, y la mayoría de los jugadores del equipo viven allí. Hacen una vida más familiar. Son todo tipo chalets. Nosotros queríamos vivir más en la ciudad y nos vinimos al centro.

¿Cómo es Dallas?

Es muy diferente a todo lo que he vivido hasta ahora. Yo estaba acostumbrado a convivir con mis amigos, con mi familia, a estar cerca de los míos y, en ese sentido, sí que es diferente. Pero queríamos experimentar algo como esto. Al final llevábamos toda la vida allí y estamos contentos. Llevamos dos meses y hacemos planes con algunos del equipo. Mi novia también está contenta, así que bien.

¿Qué es lo más complicado que se le está haciendo?

El idioma. Hay veces que quieres decir algo, pero te cuesta. No tengo soltura con el inglés. Algo ya sé, pero lo básico. Ahí voy, poco a poco y así se aprende, hablando, practicando. Lo más difícil está siendo eso, porque tanto en la ciudad como en el equipo, todo bien.

¿Cómo es un día a día en la vida de Asier Illarramendi?

Estoy viviendo en el centro de Dallas. En mi mismo edificio vive el portero Maarten Paes, holandés. Vamos juntos todos los días y en el trayecto practico algo de inglés. La ciudad deportiva está a media hora. Ahora estamos entrenando a las 10 de la mañana. Hasta hace poco entrenábamos a las nueve porque hacía un calor que no se podía estar. Entrenamos, comemos allí y volvemos a casa. Leyre, mi novia, trabaja desde casa. Comemos juntos y a la tarde salimos a dar una vuelta por aquí.

¿Cómo es Dallas?

Es una gran ciudad, pero nada que ver, por ejemplo, con Nueva York, que igual es la idea de una ciudad grande de Estados Unidos que tenemos todos. Es una ciudad tranquila. Durante la semana tienes muchas actividades como conciertos. Dentro de poco también va a empezar la NBA. Estuvimos viendo un partido de la NFL. Queríamos experimentar, vivir cosas diferentes y lo estamos haciendo.

¿Qué es lo que más te ha sorprendido?

La limpieza. Es una ciudad bastante limpia. Cuando sales a pasear no ves suciedad. En Estados Unidos hay mucha gente viviendo en la calle. En Dallas, no. Si vas a otras ciudades te encuentras a mucha gente durmiendo fuera. Lo más difícil de ver es eso. No estamos acostumbrados. El cambio más radical sería ese. Por suerte en Dallas en la calle no vive mucha gente.

¿Algún sitio en especial que recomendaría visitar? ¿ya sabe, por ejemplo, dónde mataron al presidente Kennedy?

Tenemos que ir. Es que cuando llegamos a Dallas hacía un calor insoportable. Era imposible salir a la calle. Dabas un paseo de diez minutos y ya estabas sudando. Intentábamos salir más de noche, pero daba igual. Las temperaturas casi alcanzaban los 40 grados. Ahora que han empezado a bajar las temperaturas, iremos a más sitios. Es cierto que ya hemos visto mucho. Hemos estado en el 'Six Flags Over Texas', que es un parque de atracciones gigante. También hemos ido al 'Fort Worth', que es el zoo de Dallas, a Arlington. Hemos visto un concierto de Maná en el American Airlines, un partido de la NFL de los Dallas Cowboys y uno de beisbol de los Texas Rangers. Ahora nos empezaremos a mover por los alrededores, que también hay muchas cosas que ver. Hasta ahora no hemos tenido mucho tiempo para hacer cosas. En el primer mes porque hacía un calor insoportable y ahora estamos jugando cada tres, cuatro días y hay viajes largos.

¿Cómo es la MSL?

Es diferente. La Liga española es mucho más táctica, los equipos, estructuralmente hablando, están mejor ordenados. Aquí, en las segundas partes, los partidos se rompen por completo, hay más ocasiones. Son más de ida y vuelta. Pero también hay jugadores de mucha calidad. Es una Liga que va creciendo.

¿Cómo te estás encontrando?

Muy bien. Después de jugar mi último partido con la Real estuve dos meses de vacaciones. Estuve entrenando en el pueblo con dos amigos y físicamente he hecho mi pretemporada y me encuentro bien. Por suerte desde que vine he jugado todos los partidos. No estoy teniendo ninguna molestia y por esa parte, contento. Con las dos lesiones que tuve en la Real, estando en un deporte de élite, si te apartas por un tiempo, la verdad es que es difícil regresar a esa rueda sin que te pase nada. Fue lo que me pasó al principio, pero, quitando esos primeros meses, me encontré bien. Llevo mucho tiempo sin ninguna lesión, sin ninguna molestia, y, en ese sentido, estoy bien.

¿No se te hace raro estar jugando en la MLS?

Es algo que quería probar. Claro que se te hace raro porque estás fuera de casa, lejos de los tuyos, pero quería experimentar algo nuevo, probar cosas nuevas y aquí estoy, disfrutando.

¿Por qué Estados Unidos?

Lo que sentía cuando dejé la Real es que era mi último año, que se acaba mi ciclo allí y que necesitaba otra motivación. Lo que más me motivaba en ese momento era Estados Unidos por el país, por la Liga y porque quería probar cosas nuevas. Siempre he estado en la Liga española y quería dar otro pasito, salir de allí y probar cosas nuevas. En esta vida nunca paras de crecer. Era una bonita oportunidad.

Mucha gente no ha entendido su decisión. ¿Qué opina al respecto?

Desde hacía ya un tiempo se acercaba la hora de salir. Siempre he pensado cómo sería mi último año allí, cómo sería el adiós. Fue una cosa que me llegó, que lo sentí dentro. No es que tuviera dudas de salir o no. Lo tenía claro. A raíz de tomar esa decisión, tenía que pensar en otros destinos. Por suerte tenía ganas de jugar a fútbol, de disfrutar de este deporte. Cada año que pasa queda menos, pero físicamente me encuentro bien, con ganas y con ilusión. Después de tomar la decisión de no seguir en la Real, lo único que quería era venir a Estados Unidos. Quería probar este país, ver cómo era la vida aquí. Se lo dije a mi representante, que hasta el final del mercado de la MLS que no me trajera nada. Lo que quería en aquel momento era venir aquí sabiendo que era difícil porque aquí, al final, es una Liga privada, intentan hacer negocio, no hay ascensos ni descensos, intentan fichar a jugadores jóvenes y luego venderlos. Así las cosas, para la gente de mi edad es más difícil entrar en esta Liga. Por suerte se dio el caso y aquí estamos, encantados.

¿Qué te llevó a aceptar la oferta del Dallas FC?

Fue a última hora y la verdad es que también tuve algo de suerte. Intentamos hablar con otros equipos, tocar puertas para ver cómo estaba el mercado. El verano aquí es como el mercado de fichajes de invierno de allí. Los equipos están hechos, no hay muchos movimientos y era más difícil entrar. Tuve la suerte de que me llamó Dallas a última hora y contento. Antes de firmar hablé con el míster, con el director deportivo y me explicaron el proyecto. Tampoco hizo mucha falta porque yo tenía muchas ganas de venir aquí.

¿Qué es lo que se ha encontrado?

Me he encontrado con un grupo familiar con gente joven. Dallas FC se nutre mucho de la cantera, le da importancia a los jugadores que vienen de abajo. A nivel humano, hay gente maja en el equipo. Por esa parte, bien. Eres uno más.

El hecho de haber jugado en equipos como la Real Sociedad o el Real Madrid, ¿te convierte en una estrella en la MLS?

Que va. Algún que otro latino sí te reconoce, porque ellos siguen más el fútbol. En Estados Unidos el fútbol es como el quinto o el sexto deporte. Entonces, en la calle eres uno más. No te piden ni una foto ni un autógrafo ni nada. Por esa parte sí que he ganado en libertad. Tampoco me ha gustado nunca que me miren por la calle. Aunque no te pidan una foto, te das cuenta de que te están mirando y a mí eso nunca me ha gustado. También quería buscar algo así cuando salí de la Real e irme lejos.

¿Qué es lo que más echas de menos?

A mí gente. Estoy en permanente contacto con ellos, con mis padres, mi hermano, la abuela, los amigos… A mi perra. Con ella no puedo hablar. Cuando vinimos quisimos traerla, pero era imposible por el calor. En Mutriku iba a tener mejor calidad de vida y la dejamos allí con mis padres. Y también a mi sobrino, que nació justo cuando yo estaba firmando mi contrato. Volví a por el visado y pude conocerlo. Solo lo he tenido una vez en los brazos. Cuando volvamos en Navidad estaré más tiempo con ellos. Ahora, al acabar la intención es hacer un viajecito y luego volver para navidades. Pasarlas allí y luego, si quieren, volver aquí. También echo de menos la comida. Al final, yo soy de costa. Me gusta el pescado y aquí es difícil encontrarlo. En Texas hay más carne roja y si quieres algo de pescado, es normalmente salmón, que me encanta, pero nosotros, que estamos acostumbrados a comer fenomenal, sales y en todos los sitios comerás peor.

En su presentación se echó de menos a su cuadrilla…

(Risas) Fue todo a última hora y era imposible. Esto queda muy lejos.

Entre lo que te esperabas y lo que te has encontrado, ¿hay mucha diferencia?

No. Esperaba algo así. En cuanto a adaptación ha sido muy rápido. Me encuentro muy bien dentro del equipo. Yo también soy un tío cercano, amigable y me llevo bien con todo el mundo. Me siento mejor de lo que pensaba. No sabía dónde iba a acabar y, visto lo visto, y el ambiente que hay en el equipo, todo ha ido bien.

Está claro que no es lo mismo jugar en la MLS que en la Liga española. ¿Te has quitado un peso de encima? ¿disfrutas más ahora?

Igual sí. La Liga española se sigue más el fútbol es el deporte número uno y, vayas donde vayas, es imposible desconectar. Aquí, después de salir de las instalaciones, nadie te pregunta por el fútbol. Por esa parte noto diferencia. Y en cuanto a presión también. Tu familia, tus amigos son de la Real y sufren por ti. Aquí estoy más lejos. Si las cosa van mal, claro que van a sufrir, pero de otra manera.

¿Juegas de otra manera o eres el mismo Illarramendi de siempre?

Soy el mismo de siempre, pero en la Real era el capitán, el más veterano y siempre intentas dar ejemplo en todo lo que podía. Aquí trato de hacer los mismo, pero hay jugadores que llevan muchos más años que yo en el club. Tampoco me siento como si fuera una referencia. Siempre me gusta dar todo lo tengo, pero en ese sentido sí que noto diferencia.

Esa incertidumbre de la que has hablado antes, de que no salía nada ¿te causó preocupación o malestar porque igual se quedaba sin jugar?

No, para nada. Sabía que llegaría algo. La que más nerviosa estaba era mi novia. Yo estaba abierto a todo. Lo único que sentía era que había llegado el día de decir adiós a la Real. Por esa parte, no me preocupaba. Algo llegaría. Lo que más me gustaba era venir a Estados Unidos, pero el abanico estaba abierto.

Echa la vista atrás, ¿está satisfecho de la carrera que ha protagonizado?

Sin duda. La carrera que has hecho es gracias al trabajo que has hecho desde pequeño. Yo, me comparo con los que empecé jugando con doce años y por esa parte estoy para agradecer a todo el mundo. Nunca me imaginé, cuando empecé en esto, que ahora iba a estar aquí en Estados unidos todavía jugando a fútbol viviendo de lo que más me gusta y solo palabras de agradecimiento.

¿Ve cerca el final?

Cada vez más cerca. Físicamente me encuentro muy bien, con ganas y con ilusión que es lo más importante. Es verdad que ya tengo 33 años, que hay que ir año a año, que es lo que voy a hacer. Valorar cuando acabe el año. Ahora toca disfrutar de lo que hay porque nunca se sabe.

¿Ha podido estar con Carlos Vela?

Qué va. Hablé con él antes de fichar por el Dallas FC. El equipo ya había jugado contra ellos. Ahora igual nos crucemos en los playoffs. Ese era nuestro objetivo, entrar en la pelea. Vamos novemos y se clasifican los nueve primeros. Estamos en el límite. Nos quedan tres partidos, dos de ellos en casa. Son partidos importantes que hay que ganarlos para meternos ahí. Está en nuestras manos. Yo confío en el equipo.

¿Cómo es la afición?

Suele ir bastante gente al estadio. Es un ambiente más familiar. Hay una grada que anima y que canta, pero aquí es más de ir a pasar el rato. Lo venden como un evento. Un partido de fútbol lo decoran con más acciones. Es a lo que van. Allí se vive con más pasión.

Y la NBA a la vuelta de la esquina…

Sí, estoy con ganas de que empiece. Están de pretemporada. Vivo al lado del Estadio, así que iré. Hace poco me escribió Canales, que está a una hora y media de mi casa y que ya iríamos juntos. A él le gusta mucho el basket.

¿Qué tal le va?

Está muy contento y está jugando todo.

¿Cuál es tu idea, seguir en Dallas o aspiras a jugar en otro equipo?

Cuando vine firmé para lo que quedaba de año con opción a uno más. Eso lo decide el club. La Liga no protege a los jugadores, más a los clubes. Acabo ahora y luego un año más. Tal y como estoy, si no hay ninguna sorpresa, seguiré. Pero nunca se sabe.

¿Es feliz?

La verdad es que sí. Buscaba algo así. Estoy muy contento aquí. Me preocupaba más cómo pudiera estar mi pareja, pero la veo feliz, así que bien.

¿Le está dando tiempo a seguir a la Real?

Sí, sin duda. Siempre sigo a la Real. No les he podido ver muchos partidos por el tema del horario. El derbi lo vi. Empezaron con tres empates, pero viendo el nivel que tienen, estaba claro que estarían ahí arriba. A ver si pueden mantenerse ahí.

¿Esta Real es la más completa que ha visto?

Puede ser. No hay más que ver el nivel que tiene, los jugadores, el equipo, cómo compiten. Yo te diría que sí. No pude ver el partido de Champions contra el Inter, pero que le pases por encima a un equipo como el Inter dice mucho de tu nivel.

¿Ese nivel del que habla que tiene la Real también contribuyó a que decidieras marcharte?

Sí. Mantener ese nivel en el día a día es difícil. Tiene su desgaste y veía que cada vez me costaba más tanto en los entrenamientos como en los partidos. Era un nivel físico muy alto. Es verdad que tras la lesión, pude recuperarme, pero, por otra parte, necesitabas tener un nivel físico muy alto o ser técnicamente muy bueno como David Silva. Cada vez me costaba más y eso pesó en mi decisión.

¿Es tan exigente Imanol?

Sí, pero esa es la llave de todo. Mira dónde está el equipo, es fruto del trabajo del día a día, de cómo entrenamos de cómo preparamos los partidos. Espero que los que están ahí dentro sigan sufriendo y gozando también.