La plataforma (Serie de TV)

Sinopsis y trailer prometedores, me animaron a ver esta miniserie en Amazon Prime Video, aunque sin grandes esperanzas, porque la calidad de las producciones de estas plataformas (ya sabemos cuales, no hace falta nombrar más) suele ser mediocre.
Ya en capítulo 2 te das cuenta de que es un quiero y no puedo que no parece llevar a ningún lado, y pronto concluyes: es mala. Rezuma serie B mala por todos lados. La historia es prometedora, pero el guión, las situaciones, y los diálogos, hacen aguas, y sus expectativas se quedan en nada.
De cara a poder valorar, he hecho el esfuerzo titánico de verla hasta el final, sin que nada haya cambiado mi opinión.
Totalmente prescindible.

Me duele ver intérpretes británicos del calibre Iain Glen, Owen Teale o Martin Compston entre otros, en este postureo convertido en un esperpento.

Es perfectamente entendible, el hecho de pretender abrir vías de concientización lanzando mensajes de carácter ecologista, ¿pero hasta convertirlo en un panfletazo?.

Un relato espeso como la niebla a la que se nos hace referencia, una línea argumental y un guion, que nos establece claramente, la diferencia entre buenos y malos. Unos personajes impostados, que resultan carentes del mas mínimo sentido de la lógica y de la objetividad.

Me duele tener que expresarme de esta forma, por el respeto que siempre he profesado por el producto británico, máxime cuando la producción tiene este brillantísimo elenco de intérpretes.

Pero a mí se me ha hecho realmente difícil, no tengo por costumbre abandonar las series y películas, pero en esta ocasión las tentaciones estaban a flor de piel, aún así la he terminado.

Siento decirlo pero no me ha gustado absolutamente nada "The Rig". Ni siquiera puedo salvar las interpretaciones (que algunas son brillantes), ya que todo me sonaba a impostura.

Con la mitad de episodios y sin el componente sobrenatural —o preternatural—, «La plataforma» podría haber funcionado como «survival» en alta mar. Claro, que sus responsables habrían tenido que trabajar la claustrofóbica tensión argumental inherente a las premisas geográficas —una plataforma petrolífera que pierde el contacto con tierra firme— y profundizar en los personajes, en sus motivaciones y contradicciones, más allá de la sempiterna turra de la diversidad y del igualmente trillado melodrama con niño muerto. «Qué pereza», debieron pensar. «Mejor metemos unas esporas con eras geológicas de experiencia asesina. Y helechos, muchos helechos».
El resultado, era de esperar, no tiene ni pies ni cabeza. «La plataforma» constituye un batiburrillo indigesto de ecoterror «woke» con tímidos ribetes lovecraftianos. En esto último encontramos una prueba ilustrativa del gran problema subyacente: la serie se queda a medio camino de todo. Y precisamente con el escritor de Providence, o su universo, las medias tintas no valen. El horror cósmico exige ir con todo, aun a riesgo de incurrir en escenas algo —muy— pasadas de rosca, especialmente en los desenlaces. No parece casualidad, por tanto, que sea durante el «season finale» que he dado las cabezadas más profundas, estentóreos ronquidos incluidos. Ni siquiera los efectos digitales alcanzan unos mínimos de calidad, lo cual, habida cuenta del actual estado de la tecnología audiovisual, se antoja particularmente grave.
Al frente del reparto tenemos al veterano Iain Glen, con un indisimulable rictus de querer estar de vuelta en los Siete Reinos. A media función se le une otro ex prócer de Poniente, un Mark Addy que también ha vivido tiempos mejores. Sólo Emily Hampshire merecería subirse al bote salvavidas, y ello merced a un trabajo más voluntarioso que brillante. Del resto del elenco, multicolor y omnisexual cual póster de Benetton, cabe decir que esa feraz vegetación devónica salida de no se sabe bien dónde entrega una interpretación de mayor veracidad. Porque son una desvaída banda de acelgas.

Se agradece que sean 6 episodios aunque alguna trama podría ser más corta.
Lo que me ha sacado de la serie es ese olor a chroma en todas las escenas y algún CGI poco acertado. Esto me ha hecho desconectar en algún momento.
He encontrado el guión plano y los personajes no me han conectado, no me han transmitido nada y alguno es un cliché.
Las interpretaciones están justitas, se nota la presencia de Iain Glen y poco más, el resto bastantes planos.
Me gustaría decir algo más positivo, pero no es de las mejores series del último año para mí.

Miniserie que no viene a romper ningún esquema ni a colocarse en ningún ranking, pero que proporciona un entretenimiento digno durante sus seis episodios. En una plataforma de perforación en el mar del Norte se produce un hecho atmosférico que traerá consecuencias para todo el personal. La imposibilidad de evacuar y lo inexplicable del fenómeno lleva a que las tensiones afloren.

Cómo decía, no descubre la rueda y cae en no pocos tópicos. Las tomas exteriores adolecen de un CGI demasiado barato, de ahí que haya pocas, pero me ha gustado el diseño de producción en interiores. Los personajes me han interesado, aunque alguno experimenta una evolución algo apresurada. La faceta fantástica, pese a serlo, está bien llevada y no aparenta demasiado loca. El trasfondo ecologista que trae consigo le da algo más de cuerpo para que no lo contemplemos sin más como un acontecimiento sobrenatural. Quizá le falta que se masque algo más lo tenso de la situación, pero no siendo una serie top lo podemos dejar pasar. Algunas buenas actuaciones completan el menú, muy para disfrutar del tirón en una tarde libre.