I Love You, Daddy

En el género "hombre-de-mediana-edad-que-se-da-cuenta-de-cosas", tan propio de Woody Allen, es raro encontrarse con una de estas.
Una donde, por una vez, el protagonista no salga reforzado o revolcado en sus convicciones; donde por una vez se dé la oportunidad a sus allegados de ser algo más que satélites de su dilema.
Por una vez, está bien ser el que aprende, y cambia, en vez de ser el que reacciona y acepta.

'I Love You, Daddy' se abre como una película clásica de otra era.
Ese juego metalingüístico parece llamar a otros tiempos, decirnos que todo sigue igual, el cielo es azul, el agua moja, los productores de Hollywood buscan sus nuevas estrellas y la valía de una persona se mide por lo que dice que intenta.
Glen, en ese sentido, cumple todas las reglas: proyecto de comedia en su horizonte, cero material escrito y delirios de grandeza que cada uno de sus colaboradores estrella en el suelo del "vamos a hacer dinero".
También hay otro pequeñísimo, minúsculo, y totalmente trivial detalle: su hija China, en esa edad complicada en la que cada diálogo paternal es rematado con un "te quiero, papi".
(Y quiero pensar que no es casualidad el que se presente con un bikini, enseñando cacha escultural: algo tendrá que ver poder hacerlo "porque sí", pero también es una perversa manera de allanar terreno en lo que se nos quiere decir)

Entonces Ralph (un Charlie Day que hace oro con lo que le dejan) le avisa: "un 'te quiero, papi' es la muerte absoluta en la relación con tu hija".
Suficiente para espolear las pesadillas de cualquier progenitor, y a la vez intentar por todos los medios acercarse a esa niña que cualquier depravado puede intentar tocar, besar o, el horror máximo, follar.
Aunque ahí, entremezclado como en los peores momentos, entra el proyecto de comedia que Glen quería desarrollar: la famosa estrella Grace quiere participar, en un papel que ya se había dado... pero todo se puede ver.

Bajo el agudo retrato del hipócrita seductor que hay en todos nosotros, se mueve un dilema bastante interesante: la posibilidad de que todo lo que hacemos va encaminado a encamarse con alguien, y si no gustan mis principios o motivos, tengo otros por el mismo precio.
Glen charla con China de cómo una película de terror no puede ser la cima del empoderamiento femenino, mientras no le tiembla la moral al usar el teléfono de Grace para algo "no estrictamente profesional".
Y por si el juego tuviera instrucciones sencillas, se añade otro jugador: John Malkovich encarnando con tranquila honestidad a un autor que le gusta salir con jovencitas, admirado por Glen y recién conocido por una China que necesita un adulto que la quiera por la niña que es, no por la mujercita que debe ser.

La verdad es que todos necesitamos alguien en quien confíar.
Que nos quite las reservas, que nos haga sentir queridos y con quien nos podamos liberar: sigue siendo un misterio que tanto padres como hijas busquen esas cualidades fuera de casa, hasta que la brecha entre ambos es imposible de cruzar.
Un "te quiero, papi" puede transformarse en un "a ti qué coño te importa, Glen" y no haberse movido un ápice en sinceridad.

Pero eso es porque seguimos pensando que a los hijos hay que sellarles el mundo, y no apoyarles a descubrirlo.
Seguimos engañándonos diciendo que el deseo sexual no forma parte de nosotros, y nos hemos descubierto en la cama de quien queríamos, sin que hayamos hecho nada para provocarlo.
Dos situaciones que, si se dan, tienen más que ver con una incrustada hipocresía personal, más que como algo que no podemos evitar.

El "The End" de los créditos sigue llamando sensibilidad de un tiempo que no volverá.
Pero igual puede ser un marco que señala como ha cambiado, y cómo cambiará, el cuento de la hija recatada y el buen tipo que no sabía que hacía mal.

Un tema controvertido para el año de estreno. La posibilidad de un relación alejada de la amistad entre un adolescente y un hombre bastante mayor. Es algo para verse un vez, no entiendo si trataba de exponer una crítica al tema pero personalmente todos los "argumentos" a favor y en contra me parecieron burdos.

Película que tuvo publicidad gratuita al ser pospuesta de su estreno en los cines por la acusación de acoso sexual a su director y protagonista.

Chloe Moretz interpreta a una adolescente tan provocadora como intensa que le da mas de un dolor de cabeza a su padre por su extraña afición por un hombre bastante mayor.

Diálogos van y vienen pero un nunca sabe de que va la cinta, su historia no es cautivante y le sobra media hora, es como si jugara a ser provocadora como conservadora al mismo tiempo.

Para los fans, se puede ver como un capítulo alargado, demasiado alargado de la serie de Louie. El problema es que de ella hereda todos sus vicios y, lo que es peor, éstos resaltan en el formato largo: los diálogos que no llevan a ninguna parte, lo mal actor que es Louie CK (pésimo, yo diría, como ya demostró en la película de Woody Allen) y sobre todo la autocomplacencia bajo un manto de supuesta autocrítica.

Formalmente es un homenaje, casi plagio, de varias de Allen (las más evidentes: Manhattan, Celebrity, Stardust memories) pero que se queda muy lejos del modelo. Constantemente he tenido la sensación de que hay muchas ideas dispersas que Louie no sabe muy bien cómo ordenar, desde diálogos a intentos de experimentación en la mayoría de los cuales lamentablemente yerra el tiro.

Lo mejor es Malkovich y todas las escenas que vistas tras "la polémica" cobran un nuevo significado mucho más lol. Y son muchas, entre la hija en bikini todo el rato, las referencias constantes y crudas a la masturbación, y el mismo personaje de Malkovich con sus "problemas".

Glen (Louis C.K) es un exitoso guionista que está trabajando en su nueva serie, su hija China (Chloë Grace Moretz) decide pasar su último año de secundaria con su padre, por lo que se muda con él, pronto conoce a Leslie (John Malkovich), un sexagenario escritor con el que inicia una relación anormal de amistad y quizá algo más, que evidentemente no es bien visto por su papá.

La película fue hecha con un guion propio de C.K., basado en una historia escrita en conjunto con Vernon Chatman. Representó el -atropellado- regreso a la ficción por parte de su realizador luego de mucho tiempo, ya que tras dirigir Pootie Tang (2001) se había dedicado exclusivamente a los monólogos por los cuales es reconocido.

Se trata de un regreso “atropellado” porque el estreno del filme se vio enturbiado debido a las acusaciones que recibió el director por el movimiento me too, donde fue señalado por presentar conductas sexuales indebidas en contra de varias mujeres algunos años atrás, hechos que finalmente aceptó.

Pero bueno, entra en juego la famosa paradoja de la vida personal del artista frente a su obra artística, como Roman Polanski o Woody Allen, como una desdicha existencial el argumento del largometraje de C.K. aborda varios temas referidos a la sexualidad, especialmente de una menor de edad, y se dejan decir frases como: “todos somos pervertidos” en una conversación sobre “atracciones” que socialmente son indebidas.

Independientemente de toda esa diatriba, C.K logra construir una historia interesante y diálogos bastante fluidos, aunque está lejos de ser perfecta, aparte que tiene la habilidad de construir personajes realmente detestables. Glen no sabe criar a su hija, le da libertad total y cuando quiere ponerle un freno no lo puede hacer, mientras que China es una manipuladora de primer nivel.

Incluso en el aspecto laboral Glen se maneja pésimo, hasta parece raro que sea tan exitoso, mientras que China no da muestra alguna de querer desarrollarse como profesional en algún área, por contrario que parezca, el personaje de Leslie es el más comedido al menos entre los principales. Es tan buena la escritura que llega a molestar la actitud de estos y su función en la historia.

Lo que si resulta por completo un estorbo visual y argumental, es la inclusión de un tipo llamado Ralph (Charlie Day), amigo del protagonista, personaje vacío y corriente sin ninguna repercusión en la trama, completamente innecesario. Son decisiones extrañas porque pensar la película sin ese personaje, resultaría mejor, no es ni relevante para la trama, pareciera como el lado vulgar de C.K.
En síntesis, una película polémica por todo ese contexto mencionado, pero además porque aborda y expone ideas bastante turbias, donde por más que se haga conciencia de no pensar en las acusaciones contra C.K. y estos temas es simplemente inevitable. Por sí solo, el filme entretiene, está visualmente muy bien realizado y actuado.