Alquiló un piso, pensó que era una forma de conseguir un poco de dinero para salir adelante y, al mismo tiempo, de echar una mano a una pareja en situación de vulnerabilidad a los que incluso tramitó la solicitud para una vivienda social. Pero todo se convirtió en una pesadilla en la que aparecen jueces, policías, un notario y unos inquilinos con pocos escrúpulos. Pilar García está estos días que no para. Hay que atender al fontanero, al electricista, a los pintores. Todos ellos intentan poner orden en un piso que está destrozado. Así se lo dejaron los inquilinos. Un año sin pagar el alquiler y cuando al fin consigue que la Policía los eche de la vivienda se encuentra con daños por valor de miles de euros.
El daño ha sido tal que es imposible hacer cálculos hasta que no acabe la obra de reparación pero por el momento hay dos cifras. Por un lado están los 6.000 euros de alquiler impagado durante un año y por otro la misma cantidad, otros 6.000 euros, que el seguro de Pilar ha pagado por los daños. "Será más", aventura esta vecina de Sotrondio, que pone más números, los 27 sacos industriales de basura que ha sacado del pequeño apartamento de una habitación, baño y salón-cocina.
Todo empezó en septiembre del año pasado. Pilar García alquiló su piso a una pareja. La cosa se complicó desde el principio. No pagaron ni un solo mes de alquiler. Tampoco pagaron las facturas de gas, luz, agua…, los servicios habituales de una vivienda con recibos de entre 500 y 800 euros que la propietaria tuvo que ir pagando mes a mes. La mujer inició los trámites de desahucio y los inquilinos tendrían que haberse marchado en septiembre pero como en una película de suspense, casi de terror, todo podía empeorar y así fue. La mujer de la pareja abandonó la vivienda pero el hombre decidió quedarse y parece que no quería vivir solo así que "metió a otras tres personas con él, vivían cuatro en un apartamento de una habitación".
Pilar García trabaja en el área de Servicios Sociales en el Ayuntamiento de San Martín del Rey Aurelio. Conoce las ayudas municipales para personas en situación de vulnerabilidad e hizo los trámites para que a su inquilina, aquella que no le pagó ni un solo mes de alquiler, le concediesen una vivienda social. Fue el momento en el que la mujer dejó el piso y el hombre se quedó en él.
Al finales del pasado mes de octubre tuvo que intervenir la Policía. Pilar García quería recuperar su piso pero lo que se encontró "no tenía nada que ver". La propietaria acudió a "su" casa acompañada de los agentes. "La puerta estaba reventada, todas las ventanas abiertas, la luz encendida". Acceder a la vivienda fue entrar en el caos: "Había suciedad, porquería, todo estaba destrozado, los muebles, el baño, los electrodomésticos, habían roto hasta las llaves de la luz". Y, claro. todas las paredes del piso estaban "decoradas". Pilar García alquiló su piso a una pareja de personas vulnerables. Ahora habla de "alquiler con vandalismo", y a eso añade el hurto, "porque lógicamente la televisión y otras cosas de la casa desaparecieron".
Desamparo
Como propietaria se siente desprotegida y abre el debate de las ayudas sociales a las personas vulnerables. "¿Qué seguimiento hace la Consejería de Bienestar Social de las ayudas que concede?", se pregunta. Ella, por su trabajo sabe lo que son las personas vulnerables y día a día intenta echar una mano. En esta ocasión la cosa no salió bien. "Trabajo con personas dependientes y vulnerables que intentan cuidar su salario (social) y pagar sus facturas pero nunca me había encontrado algo así", confiesa: "Los arrendadores estamos desprotegidos"
Ahora esta vecina de Sotrondio se enfrenta a todo un proceso judicial sin demasiadas esperanzas. Ha presentado todas las pruebas. Acudió con la Policía y días después con un notario que levantó acta de los destrozos. Ahora "a ver cuándo lo admiten a trámite en el juzgado" . Por el momento lo único que va acumulando son facturas para reparar el destrozo.