Crítica de 'Hierve', de Philip Barantini - SOYDECINE.COM
Connect with us

Críticas de cine

‘Hierve’, la impresionante película culinaria en plano secuencia que nos regala Filmin

Un deslumbrante y fiel reflejo que supone dar un servicio en un restaurante

iker-casado-soydecine

Published

on

hierve-pelicula-critica
5/5

La hostelería es un trabajo muy duro. Siempre hemos escuchado eso de “el cliente siempre tiene la razón”, pero desde luego nada más lejos de la realidad. En general, los clientes siempre se pasan de la ralla a la hora de exigir cosas en un restaurante, o de creerse que saben más que nadie. Por eso el nivel de estrés en las cocinas a las que acudimos a cenar suele ser tan alto. Por no hablar del nivel de exigencia que los chefs suelen tener a sus espaldas. Es por eso, y por su genial realización, lo que hacen de Hierve una película con la que es fácil conectar.

Un tema sencillo pero interesante

TRÁILER DE HIERVE | FILMIN

Hierve nos cuenta la historia de un equipo de cocina al que le toca dar un servicio muy complicado: el de la cena de Navidad. Rodado enteramente en plano secuencia, somos testigos de la hora y media en la que se desarrollan los acontecimientos. El guion, aunque aparentemente sencillo, es sumamente inteligente, y condensa muchas cosas.

Por un lado tenemos el desarrollo del personaje principal, Andy, que es el jefe de cocina. Conocemos perfectamente su estado mental y emocional a base de líneas de dialogo que para nada suenan explicativas, y acciones que vamos viendo repartidas a lo largo de todo el metraje. Uno de los puntos fuertes es ese suspense que vamos respirando: sabemos que este personaje va a explotar, y las situaciones a las que se ve enfrentado, más el nivel de estrés con que la cocina de por sí le golpea, no le ponen nada fácil el mantenerse calmado.

Hierve es un fiel reflejo de un servicio de cenas

Por otro lado, Hierve es el fiel reflejo que supone dar un servicio en un restaurante, algo que me ha parecido fascinante. No nos quedamos únicamente en la cocina, también vemos la relación de los camareros con los clientes. Vemos los problemas entre los distintos departamentos que llevan el restaurante, sus tensiones laborales, su buen rollo, sus bromas y discusiones. Pero también vemos las absurdas demandas de los clientes, su soberbia, incluso cosas peores, como racismo.

Somos testigos de la buena cara que tiene que poner el personal ante situaciones que nos parecen lamentables, y hace que empaticemos con el personal. Eso, de un modo u otro, hará también que pretendamos, en el futuro, demandar las cosas con respeto. Se respira el cariño por la profesión, y esa inmersión en nuestra manera de verla, es muy relevante para el mensaje que se intenta transmitir.

Una realización muy inteligente

El director de Hierve es Philip Barantini, que antes de dirigir películas, había sido Chef. Eso se nota. Sabe de lo que habla y sabe cómo plasmarlo. Esta es su segunda película, y desde luego el pulso que demuestra al rodar la historia es magistral. Opta por la mejor manera de introducirnos en la acción: el plano secuencia.

La cámara se va moviendo por todo el restaurante y por sus alrededores, siguiendo a los personajes. La cinta dura lo que dura la acción en la ficción, y eso hace que la sensación de estar viviendo algo real se incremente. Podría ser un problema, pero nada más lejos de la realidad: tiene un gran ritmo y la cantidad de detalles que nos deja en conversaciones y planos es muy grande. No se me ocurre una manera mejor de contar una historia que trata de plasmar lo que supone un servicio así. Un ejercicio que mimetiza estilo y mensaje.

Unas interpretaciones vibrantes

Lo primero que llama la atención cuando escuchamos la primera voz es el marcado acento que escuchamos, y eso ya es una seña de identidad. Stephen Graham es el encargado de dar vida a Andy, el protagonista del film. Un personaje complejo e imperfecto que tiene que mantenernos interesados en sus acciones, y que tenemos que llegar a comprender el punto vital en el que se encuentra. Su interpretación lo consigue con creces. Intuimos al principio su desorientación, únicamente con sus gestos, silencios, y palabras erráticas. También apoya esa tesis como se pasea a veces sin tener claro a donde va, lo cual la realización acentúa de manera más que solvente. Un trabajo más que interesante.

Y aunque todos los secundarios están muy bien, creo que se merece una especial mención Vinnete Robinson, que es la mano derecha del chef principal. Su personaje es el que trata de que todo se mantenga a flote, el que siempre trata de ayudar a pesar de cómo ella pueda sentirse. Vinnette consigue que veamos lo que sufre a pesar de querer mantener su puesto de trabajo, como ayuda a sus compañeros. Pero su evolución es, probablemente, la más intensa del film, y cuando vemos su cambio, es muy satisfactorio, aunque trae consecuencias extremas para otros personajes.

Hierve merece nuestra atención

Sin ninguna duda, Filmin nos trae una gran joya para terminar el año de manera espectacular, cinematográficamente hablando. Hierve es una película que tiene muy claro lo que quiere contar, que no trata de mostrar más de lo necesario, por lo tanto todo lo que vemos es necesario. Los personajes están al borde de explotar, pero lo interesante es ver como se van llenando de ese estrés, ver cual es ese camino que les hierve la sangre. Por ello las interpretaciones son cruciales, igual que la coreografía que un plano secuencia como este requiere.

Mientras degustamos el film, no nos damos cuenta de todo el trabajo que hay detrás, igual que cuando acudimos a cenar a un restaurante. Disfrutamos de la bebida, de la compañía, de la comida. Pero todo lo que degustamos con alegría, tiene un gran trabajo que no vemos, y cuando nos retiramos a nuestros hogares, y comemos una ensalada, recordamos los matices que tenía lo comido la noche anterior, el trabajo tanto de concepto como de maestría técnica que hace falta para que nuestro paladar experimente eso. Exactamente lo mismo que pasa con Hierve, que funciona tan bien en el visionado, que no es hasta después del mismo que decimos: tremendo atracón de buen cine me acabo de pegar.

Desde pequeño llevaba las cintas de VHS al salón en vez de usar juguetes. Crecí viendo cine, estudié realización y guion. Comparto el cine, mi estilo de vida, en CasadoConElCine. Una película no acaba en la pantalla, continúa en la conversación que crea.