Bismarck: el Canciller de Hierro que moldeó la historia alemana - Revista de Historia

Bismarck: el Canciller de Hierro que moldeó la historia alemana

Otto von Bismarck, nacido en 1815 en el Reino de Prusia, es uno de los políticos y diplomáticos más destacados de la historia europea del siglo XIX.

Fue conocido como el “Canciller de Hierro”, un sobrenombre que refleja su política de firmeza y resolución, pero también su habilidad para forjar una nación a través de la astucia política y la guerra.

Bismarck: el Canciller de Hierro que moldeó la historia alemana

Su educación, en la tradición del Junker prusiano, inculcó en él un fuerte sentido de la disciplina y la lealtad al Estado. Tras completar sus estudios de derecho, Bismarck entró en la administración prusiana, donde comenzó su ascenso en la escala política. Fue nombrado representante de Prusia en la Dieta Federal en Frankfurt en 1851, y posteriormente sirvió como embajador en Rusia y Francia.

En 1862, el rey Guillermo I de Prusia nombró a Bismarck como Canciller, confiando en su habilidad para manejar las complejas relaciones políticas de la época. En un momento de creciente tensión en Europa, con movimientos nacionalistas y revoluciones liberales sacudiendo el continente, Bismarck se propuso un audaz objetivo: la unificación de los estados alemanes bajo el liderazgo prusiano.

Bismarck abogó por una política de “sangre y hierro”, confiando en la guerra como medio para alcanzar sus objetivos políticos. Su estrategia consistió en aislar a sus adversarios y forjar alianzas convenientes para Prusia. En la Guerra de los Ducados de 1864, Prusia y Austria lucharon juntas contra Dinamarca para obtener el control de los ducados de Schleswig y Holstein.

Sin embargo, la alianza entre Prusia y Austria fue breve. En 1866, Bismarck provocó la Guerra Austro-Prusiana, que terminó con una rápida victoria para Prusia y marcó la exclusión de Austria de los asuntos alemanes. La Confederación Alemana del Norte, dominada por Prusia, se creó a continuación, un paso importante hacia la unificación alemana.

El último obstáculo para la unificación fue Francia. En 1870, Bismarck manipuló la situación política para provocar la Guerra Franco-Prusiana. Tras una serie de victorias prusianas y la captura del emperador Napoleón III, Francia fue obligada a ceder Alsacia y Lorena a Alemania. La victoria prusiana condujo a la proclamación del Imperio Alemán en 1871 en el Palacio de Versalles, con Guillermo I como Kaiser y Bismarck como Canciller.

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