Helmut Sch�n (1915-1996) es un nombre sagrado en el f�tbol alem�n. S�lo �l y Vicente del Bosque saben lo que es ganar de forma consecutiva desde el banquillo Mundial y Eurocopa. El germano lo hizo en 1972 y 1974; el espa�ol en 2010 y 2012. La juventud de Sch�n corri� en paralelo a la Alemania nazi y �l form� parte del �ltimo campe�n germano bajo la esv�stica, el SportClub Dresde.
El domingo 18 de junio de 1944, en plena batalla de Normand�a, Berl�n viv�a una situaci�n fronteriza con la esquizofrenia. M�s de 60.000 personas se dieron cita en el estadio Ol�mpico para ver la que iba a ser la �ltima final de la Gauliga, nombre entre 1933 y 1945 de lo que hoy es la Bundesliga. El Dresde, campe�n el a�o anterior, aplast� por 4-0 al equipo de la fuerza a�rea germana, el Luftwaffen-SV Hamburg.
Mientras Voigtmann (20'), Schaffer (50' y 85') y Sch�n (60') hac�an los goles de una final en la que s�lo Schaffer (Checoslovaquia) no hab�a nacido en Alemania, las tropas aliadas avanzaban en la pen�nsula de Contentin y en Berl�n a�n ard�a la FischerTrophsch, la f�brica de gasolina sint�tica bombardeada por los mosquitos brit�nicos en la noche del viernes.
El III Reich se hund�a, pero la orden era resistir y tratar de transmitir toda la normalidad y optimismo posibles. La prensa hablaba del �xito del lanzamiento de aviones sin piloto en las costas brit�nicas, del hundimiento de 24 unidades aliadas, de la neutralizaci�n de tropas infiltradas estadounidenses, del inminente �xito de los misiles Vi y V2... y de la final del campeonato de f�tbol.
En las tribunas, con mucho menos colorido que en la final de 1943 (Dresde 4- KSG Saarbr�cken 0), destacaban cientos de soldados de permiso o heridos que buscaban, como miles de berlineses, 90 minutos en los que alejarse de la guerra, las bombas y un futuro que cada vez era m�s evidente para los alemanes: la derrota. En sus memorias Helmut Sch�n escribi� que �l estaba tranquilo en el campo porque sab�a que "los ingleses amaban demasiado el f�tbol como para atacar ese d�a al estadio".
Lo que se ocult� hasta horas antes del partido fue la presencia de l�deres del NSDAP en el estadio por temor a las bombas aliadas o a un posible atentado de la oposici�n. Apenas un mes m�s tarde, el 20 de julio, el coronel Claus von Stauffenberg hizo estallar una bomba en la Guarida del Lobo en la llamada Operaci�n Valquiria, atentado en el que la robustez de la mesa en la que estaba Adolf Hitler provoc� que el F�hrer s�lo sufriera da�os leves.
A pesar de las carencias y las dificultades, el f�tbol se mantuvo vivo en la Alemania nazi casi hasta el final. De hecho, la temporada 44-45 lleg� a arrancar. El 23 de abril de 1945, a menos de dos semanas de la capitulaci�n, se jug� el derbi de M�nich: Bayern 3-TSV1860 2. Durante a�os se crey� que era el �ltimo partido de elite jugado en la Alemania de la esv�stica, pero en realidad fue en el norte el 29 de abril, un d�a antes del suicidio de Adolf Hitler. El Hamburgo gan� 4-2 al Altona con la ofensiva brit�nica sobre la ciudad hanse�tica reci�n abierta.
En abril de 1944 comenzaron los 'playoffs' entre los 31 ganadores de los torneos regionales. Condicionados por los bombardeos y las dificultades para moverse por un pa�s cada vez con m�s carencias, los equipos se jugaban el pase a la siguiente fase en un formato de partido �nico. Exento el Borussia Fulda (Kurhessen), s�lo un cruce se fue al 'replay' (Hertha Berlin-Danzig) y el Dresde pas� arrollando al Gemrania Konigshutte (9-2).
Tras repetir la misma goleada ante el Fulda en octavos, sufrir m�s en cuartos (3-2 al Viena Wien) y ganar 3-1 en semis al Nuremberg, el campe�n en vigor lleg� a al final. Le esperaba el equipo de la Lutwaffe, que en su camino tuvo que jugar un partido desempate en cuartos para deshacerse del Wilhelmshaven 05.
Sch�n proced�a de una familia que siempre se mantuvo alejada del nazismo y que estuvo de manera constante en el punto de mira de la Gestapo. La habilidad con el bal�n de Helmut y la popularidad que alcanz� permiti� a su familia escapar de situaciones en las que sin un hijo futbolista hubiera sido imposible. �l mismo evit� una y otra vez tener que afiliarse al Partido.
Los horrores de la guerra tambi�n se ve�an en el campo. Al lado de Sch�n jugaba Herbert Pohl. Llevaban juntos muchos a�os en el equipo, juntos fueron campeones el a�o anterior, pero la final de 1944 la jugaba con un solo brazo a causa de las heridas sufridas en el frente ruso.
La fe del Hamburgo en su s�lida defensa salt� por los aires en un partido que s�lo estuvo igualado al inicio. Desde que Voigtmann abri� el marcador, el torrente ofensivo rojinegro fue imparable. La segunda mitad fue un festival ofensivo del Dresde y Sch�n fue una pesadilla con sus regates imposibles. Con17 goles con Alemania en 16 partidos, debut� en 1937 haciendo dos goles a Suecia en la clasificaci�n para el Mundial de 1938, del que al final se qued� fuera.
Acabado el partido, los dos equipos asistieron a un banquete del que muchos jugadores salieron con la documentaci�n para su reincorporaci�n inmediata al frente. Meses despu�s, en febrero, Sch�n regres� a su adorada ciudad natal, Dresde. Nada quedaba de ellas. M�s de 4.000 toneladas de bombas brit�nicas y estadounidenses hab�an arrasado la 'Florencia del Elba' en la noche de San Valent�n. A ella lleg� en busca de Annelies, su mujer, y de su padre. Y los encontr� vivos, un milagro en una ciudad que era monta�as de escombros y cad�veres (cerca de 25.000 muertos civiles en un punto repleto de refugiados y heridos de guerra).