Hans-Dieter Flick, el cerebro que diseñó esa máquina perfecta que trituró al Barcelona de Messi
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      Hans-Dieter Flick, el cerebro que diseñó esa máquina perfecta que trituró al Barcelona de Messi

      Era casi un desconocido cuando tomó las riendas de un Bayern Munich que parecía roto y lo convirtió en un equipo súper ganador. Ya está en las semifinales de la Champions League.

      Hans-Dieter Flick, el cerebro que diseñó esa máquina perfecta que trituró al Barcelona de MessiEl entrenador del Bayern, Hans-Dieter Flick, indica. El equipo responde. (AP)
      15/08/2020 08:36

      El tipo está todo vestido de negro. No está por ingresar a un velorio. Nada de eso. Es el director de orquesta de una fiesta de fútbol. La fiesta que ofrece su Bayern Munich. El "su" no tiene nada de azaroso. Hans-Dieter Flick, tan respetado en las sombras del fútbol pero lejos de los flashes, las cámaras y las portadas de diarios y revistas, es el padre de esta criatura terrible.

      Su ciclo comenzó por la casualidad de una de esas derrotas que al Bayern casi nunca le acontecen. El 2 de noviembre de 2019, el Bayern cayó goleado por 5-1, en Frankfurt, ante el Eintracht. Fue el último partido de Nico Kovac como entrenador.

      Al día siguiente asumió el ayudante Hans-Dieter Flick, ex futbolista del club (ganó cuatro Bundesligas y una Copa de Alemania en cinco años y llegó a la final de la entonces Copa de Campeones) y ex asistente de Joachim Löw en el seleccionado alemán (hasta el título mundial de 2014).

      Detalle curioso o no tanto: el primer abrazo tras el gol decisivo de Mario Götze ante la Argentina, Löw se lo dio a su asistente, Flick. Cuentan los especialistas que fue clave en el armado de aquel plantel que, además de ser campeón, venció 7-1 a Brasil en su casa, durante aquel recorrido.

      Una anécdota de aquella final: a Flick se le adjudica la decisión de hacer ingresar a Götze por Miroslav Klose -leyenda alemana y máximo goleador de las Copas del Mundo- para disputar el alargue que, entonces, a falta de dos minutos para el final de los 90 minutos era una inminencia, casi una certeza.

      Flick, durante el partido en el que Bayern Munich masacró a Barcelona, ayudando a su rival Jordi Alba a levantarse del piso. Foto: AFPFlick, durante el partido en el que Bayern Munich masacró a Barcelona, ayudando a su rival Jordi Alba a levantarse del piso. Foto: AFP

      Desde que asumió en Bayern como entrenador principal, el equipo no paró de pisar rivales: 31 victorias, un empate y dos derrotas; 112 goles a favor y 26 en contra. Más: suma 19 victorias sucesivas. A ese ritmo ganó la Bundesliga con 13 puntos de ventaja sobre el Dortmund, obtuvo también la Copa de Alemania y ahora, en Lisboa, aplastó al Barcelona de Lionel Messi, por los cuartos de final de la Champions, la gran obsesión, esa que se niega desde 2013.

      Los bávaros quieren su sexta Orejona. Y disputarán también en Lisboa una de las semifinales de la competición. Será frente al vencedor del partido que este sábado disputarán Manchester City y Lyon. Se sabe: el Bayern es el único de los que llegaron al top 4 que sabe cuánto pesa el trofeo más deseado de Europa.

      Hansi, como le dicen, nació en Heidelberg -una ciudad de 150.000 habitantes en la región de Karlsruhe- hace 55 años. Ahora si cruza el plácido puente sobre el río Neckar ya no son pocos los que lo reconocen y saludan. Más allá de que su éxito vertiginoso lo esté construyendo en otra ciudad. 

      Flick, con ropa de entrenamiento, en la previa del duelo histórico contra Barcelona. Fuente: EFEFlick, con ropa de entrenamiento, en la previa del duelo histórico contra Barcelona. Fuente: EFE

      En su historia de vida hay dos detalles de asombro: el primero, sucedió al inicio. A los 18 años le ofrecieron jugar en el Stuttgart, Dijo que no. ¿El motivo? Prefería seguir haciendo una pasantía en un banco. El segundo, se retiró joven por una sucesión de lesiones que no le permitieron continuar en la élite. A los 28 años dijo basta. Como no se había hecho millonario tuvo que abrir una casa de deportes junto a su esposa, Silke. La cerró en 2017. Ya estaba de nuevo metido de lleno en el ámbito del fútbol.

      Su única participación como entrenador principal, antes de construir estas maravillas en el Bayern, había sido entre 2000 y 2005, más allá de su experiencia en un club semiamateur, el Victoria Bammental, el mismo que lo cobijó cuando el fútbol profesional ya lo había abandonado. Lo demás, la perfecta tarea de un asistente impecable.

      Cuando le dieron el cargo, muchos pensaron que se trataría de una suerte de interinato, de ver qué pasa. Nada de eso. Por decisión de la dirigencia o por la prepotencia de tantas victorias, lo cierto es que Flick se convirtió en sensación, además de un técnico que -parece- durará en el cargo un rato largo.

      ¿Qué hizo en estos nueve meses y medio para armar semejante equipo? Nada de cosas raras ni misterios. Se acercó incluso más a los jugadores. Pidió calma. Explicó que eran los mejores de Alemania y que lo podían ser también en Europa. Pero que había que demostrarlo en cada entrenamiento y en cada partido. Sin concesiones.

      En cuanto a los nombres: le devolvió la titularidad a Thomas Müller -clave ante Barcelona en el primer tiempo, sobre todo- y le dio toda su confianza como lateral izquierdo a Alphonso Davies -nació en Ghana, tiene sangre liberiana y representa al seleccionado de Canadá-.

      "Esto no es Bayern contra Messi. Este es un partido entre dos equipos por un lugar en las semifinales de una Champions que los dos queremos ganar". En el campo de juego quedó demostrado cuál era el mejor equipo. El de Flick.


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      Sobre la firma

      Waldemar Iglesias
      Waldemar Iglesias

      wiglesias@clarin.com