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Juegos y juguetes japoneses tradicionales

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Japón es un país de gran tradición juguetera y cuenta con muchísimos juguetes tradicionales que han hecho las delicias de niños —¡y mayores!— durante mucho tiempo. Si bien los robots, los videojuegos y las figuras de personajes del manga y el anime son los objetos más conocidos en el mundo del juguete nipón actual, merece la pena destacar juguetes clásicos y tradicionales con los que han disfrutado y reído muchas generaciones.

Lamentablemente, la popularidad de los mencionados videojuegos y juguetes relacionados con el manga y el anime, así como la globalización, han hecho que sea difícil encontrar estos juguetes tradicionales. De hecho, muchos de ellos aparecen poco más que en museos del juguete y en algunas casas por Año Nuevo. O a veces, como mucho, se quedan en estanterías como decoraciones, pero sin uso real.

Sin embargo, estos juegos son perfectos como objetos de regalo o souvenir, porque podemos encontrar la mayoría de ellos en tiendas de todo a 100 yenes o en tiendas de artesanía. Y si por algún casual se os pasó echarles un vistazo en vuestro viaje por Japón o bien no sabíais qué eran, aquí os dejaremos enlaces para que podáis comprarlos. Todos los enlaces llevan a nuestra tienda de Amazon, así que todo lo que compréis en ella a vosotros os saldrá igual de precio pero a nosotros nos ayudará a mantener Japonismo vivo.

Juguetes tradicionales en las calles comerciales de Dogo Onsen
Juguetes tradicionales en las calles comerciales de Dogo Onsen

En cualquier caso, nuestra tienda de Amazon tiene una sección especialmente dedicada a estos juguetes. Hemos intentado añadir aquellos que ofrecen los precios más ajustados y envíos a la mayor parte de países. Pero en algunos casos, dado que estos juguetes son muy específicos, hay poca disponibilidad. ¡Así que corred, que vuelan!

Todas las culturas tienen o han tenido objetos que se han convertido en juguetes y que nos abren una ventana al pasado y a su historia. Sin embargo, comúnmente la línea divisoria entre qué es juguete y qué es objeto cultural es a veces muy difícil de delimitar, especialmente con el paso de tiempo. Por eso, para muchos, puede que estos juguetes que listaremos a continuación los veáis más como una decoración, como una pieza de artesanía que exponer, más que como algo con lo que jugar. En cualquier caso, resulta interesante hacer un breve recorrido por algunos de los juegos y juguetes tradicionales japoneses más conocidos.

Juguetes tradicionales en el podcast

Si quieres saberlo todo sobre los juguetes japoneses tradicionales, pero en formato podcast, estás de suerte, porque le dedicamos un episodio en Japonesamente. ¡Dale al play!

Daruma-otoshi

El daruma-otoshi (だるま落とし) es una especie de muñeco daruma desmontable que fácilmente podemos encontrar en las tiendas de 100 yenes y que nos sirve como regalo perfecto para traer de vuelta a nuestro país después de un viaje turístico a Japón.

Si sabemos japonés, del nombre de este juego podemos extraer una idea de su propósito. Otoshi significa «tirar al suelo» y daruma es el nombre del personaje a quien da forma el juguete, una recreación de la imagen del monje budista Bodhidharma.

Daruma-otoshi
Daruma-otoshi

El muñeco daruma, cuando aparece como amuleto de la buena suerte, suele estar representado con una cara amable y sonriente. Sin embargo, la cara que aparece en el daruma otoshi puede tener una actitud un poco más agresiva, como de lucha, como si el daruma estuviera enfadado. No hay una explicación concreta del por qué de este cambio, aunque todo indica que es para darle más realidad al juego: el daruma está enfadado porque lo van a golpear, desmontar y tirar al suelo.

Sin embargo, sí que existe una razón para la elección del muñeco daruma para este juego. Y es que es perfecto porque siempre se representa sin brazos ni piernas. Para el juego, la cabeza del daruma se sitúa encima de una serie de piezas apilables que dan forma a su cuerpo alargado.

Para empezar a jugar, se disponen las piezas de madera una encima de la otra, de abajo a arriba pieza roja, amarilla, verde y azul, terminando con la cabeza del muñeco daruma en la cima. La idea es golpear con un pequeño martillo cada una de las piezas apilables, una por una y comenzando por la de abajo. Y, por supuesto, tratar de que al quitar la pieza no se caiga la cabeza o se desmonte el resto del muñeco. Las reglas son muy sencillas, como podéis ver, pero el juego es realmente complicado. Conseguir golpear con la fuerza y la precisión suficientes para tirar al suelo sólo una de las piezas redondas del cuerpo cada vez sin que se caiga la cabeza o las otras partes es más difícil de lo que parece.

El juego se presenta con el martillo incorporado, que sirve tanto para tirar las piezas como para volver a colocarlas todas juntas una encima de la otra, pues todas las piezas apilables tienen un agujero en el centro en el que se puede introducir el martillo y así asegurarnos de que todas están bien colocadas y apiladas.

Fukuwarai

Fukuwarai
Fukuwarai

El fukuwarai (福笑い) es  una especie de «cara de la risa«. El propósito del fukuwarai, tal como indica su propio nombre, es simple: hacer reír. Y la manera de conseguirlo también es bastante simple, pues el juego se basa en la estructura de una cara sin ojos, cejas, boca o nariz, ya que estas piezas que vienen aparte.

En su origen, tan sólo se utilizaba la cara cómica y redonda de una mujer, pero actualmente, en un afán de popularizar de nuevo este juego tradicional, pueden utilizarse varios tipos de caras. Así, no es raro encontrar fukuwarai con caras de actores populares de series de televisión, cantantes de moda o personajes de cómic.

Para empezar a jugar, debemos disponer de un papel o una cartulina con el diseño de una cara sin rasgos identificativos, es decir, sin ojos, nariz, boca, cejas, etc. A continuación, hay que tapar los ojos a uno de los jugadores, entregarle las piezas recortadas de ojos, cejas, boca y nariz e intentar que vaya colocándolas en su sitio. Para ello, cuentan con la ayuda de los demás jugadores que darán instrucciones del tipo: más arriba, a la derecha, etc. Al finalizar, al descubrirle los ojos al jugador para que pueda ver su trabajo, el resultado suele hacer reír a pequeños y mayores: una ceja por aquí, un ojo por allá, etc. No suele parecerse mucho a una cara normal, para ser sinceros.

Este juego se hizo muy popular durante el periodo Edo (1603-1868), aunque con el tiempo fue perdiendo fuerza. A partir del periodo Taishō (1912-1926) empezó a formar parte de las costumbres japonesas de Año Nuevo y actualmente tan sólo se juega en algunas casas el primer día del año.

Hanafuda

Las hanafuda (花札) son un juego de cartas con detalles florales, muy popular todavía hoy en día en Japón, como demuestra el hecho de que haya distintas páginas web donde se pueden jugar partidas en tiempo real de hanafuda.

Hanafuda
Hanafuda

El origen de este juego se encuentra en las cartas que llevaron a Japón y con las que jugaron los marineros portugueses que llegaron a la isla en la época de San Francisco Javier. Por aquel entonces, jugar a cartas se popularizó y ni la época de cerrazón del país ni las siguientes prohibiciones para eliminar las apuestas consiguieron erradicar los juegos de cartas del país. Aunque lo cierto es que perdieron popularidad con el tiempo, en 1889 Fusajiro Yamauchi, el creador de Nintendo, las recuperó y empezó a vender un juego de cartas hechas a mano con detalles florales.

Las cartas hanafuda consisten en una baraja de 48 cartas, agrupadas en 12 juegos diferentes de 4 cartas cada uno. Cada juego de 4 cartas representa una estación del año y muestra la flor típica del mes y algún otro elemento, como algún animal estacional u objetos varios que suelen ser típicos de esa estación. Depende de lo que haya en la carta, ésta valdrá más o menos puntos. Por ejemplo, las cartas en las que sólo aparece la flor o árbol de la estación dan 1 punto; las que muestran la flor o árbol con un lazo (tenga éste poesía o sea de color rojo o violeta, tienen el mismo valor) valen 5 puntos; y finalmente las que tienen algún tipo de animal u objeto, que valen 10 o 20 puntos, dependiendo de la carta. El ruiseñor, el cuco, el muelle, la mariposa, el jabalí, el ganso, la taza de sake, el ciervo o la golondrina son las 9 cartas que valen 10 puntos, mientras que la grulla y el sol, la cortina, la luna llena, el hombre de la lluvia y el fénix son las únicas cinco cartas que valen 20 puntos.

Por meses, los elementos florales de las 24 cartas de flores son los siguientes: en enero, el pino; en febrero, la flor del ciruelo; en marzo, la flor del cerezo; en abril, la glicina; en mayo, el lirio; en junio, la peonía; en julio, el trébol; en agosto, el pampas; en septiembre, el crisantemo; en octubre, el arce; en noviembre, el sauce; y en diciembre, la paulonia.

Existen varios juegos de reglas bien diferentes, pero básicamente la idea del juego es recopilar cartas del mismo juego temático y conseguir el máximo de puntos posible.

Hanetsuki

El hanetsuki (羽根突き) es una especie de bádminton a la japonesa que se juega sin red. Tiene varios tipos de juegos diferentes, pero la idea básica es mantener el volante (hane) sin tocar el suelo el máximo tiempo posible. Puede jugar una única persona (entonces el juego recibe el nombre de tsukibane) o pasándose el volante entre dos jugadores (entonces se llama oibane). Sea cual sea el tipo de juego, la tradición dice que cuanto más tiempo esté el volante en el aire, más protegidos estarán los jugadores contra los mosquitos, ¿curioso, verdad?

En el pasado, para hacer el juego un poco más divertido, cuando se jugaba entre dos se pintaba una raya negra en la cara de la persona que fallaba el tiro y se seguía jugando hasta que uno de los jugadores tuviera toda la cara cubierta de tinta.

Aunque todavía hoy en día es un juego bastante típico entre las chicas durante las festividades de Año Nuevo, lo cierto es que está perdiendo muchísima popularidad. Sin embargo, las palas llamadas hagoita con las que se golpea el volante son muy apreciadas entre los coleccionistas, que las compran no tanto para utilizarlas sino por su belleza artística. De hecho, estas palas, como las que podéis conseguir en nuestra tienda, están tan ornamentadas que daría pena usarlas para golpear algo. Y de hecho se venden como decoración, no como material de juego.

Es visita obligada el mercado de hagoita que se celebra desde hace unos 350 años a mediados de diciembre en el templo Sensoji del barrio de Asakusa, en Tokio. Ahí, podéis encontrar multitud de palas hagoita de todos los estilos, tamaños, ornamentaciones y precios. Una pala puede tener desde 18 a 180 centímetros de largo y costar desde mil yenes hasta centenares de miles de yenes, dependiendo de la pieza.

Los dibujos de cada hagoita suelen están hechos de papel japonés washi o de tela y posteriormente enganchados a la pala, para que tengan más presencia. Aunque la decoración más tradicional incluye retratos de famosos actores de kabuki o copias de las bellezas del pasado, también podremos encontrar palas más modernas que muestran a jugadores de fútbol nacionales e internacionales, personajes de ficción como Harry Potter, políticos actuales y pasados o los típicos dibujos como Hello Kitty. Además de los coleccionistas, son muchos los japoneses que acuden al mercado a comprar hagoita en Año Nuevo para decorar sus casas o para regalar a las niñas nacidas ese año y desearles así buena suerte en el futuro. Asimismo, el 15 de enero, el día que marca el paso a la edad adulta  podemos disfrutar de este juego en el templo Hachimangu de Mito (en la prefectura de Ibaraki), celebración que tradicionalmente sirve para predecir la cosecha de arroz del año que entra. Si gana la sacerdotisa, habrá buena cosecha; si gana la doncella del templo, al revés.

La primera referencia histórica sobre el hanetsuki la encontramos en unos escritos del periodo Muromachi, en el que se habla de príncipes, princesas y nobles de la corte bien acompañados jugando a este juego. Sin embargo, con los siglos los hombres dejaron de jugar al hanetsuki, que se convirtió en un juego totalmente femenino y actualmente sólo los niños muy de vez en cuando lo disfrutan.

Karuta

Las karuta (かるた) son quizá uno de los juegos japoneses más populares que podemos encontrar en la actualidad. El nombre, que derivada de la palabra portuguesa «carta», nos indica de qué trata: es un juego de cartas tipo memory, pero en vez de utilizar dos cartas iguales, se utiliza una carta con imagen y otra carta con texto relacionado.

Las llamadas yomifuda, o cartas de lectura, son las cartas que contienen la información de texto, mientras que las llamadas torifuda, o cartas para tomar, son las que contienen la información visual. La idea básica para jugar es leer la carta de lectura y rápidamente, antes que cualquier otro jugador, identificar cuál es la carta con dibujo que le corresponde.

Karuta (Foto: Laura Tomàs)
Karuta (Foto: Laura Tomàs)

Naturalmente, podemos encontrar muchas temáticas de karuta, pero entre las más populares están las uta-karuta y las iroha-karuta. En el primero de ellos, los jugadores intentan encontrar los últimos dos versos de un poema tanka después de haber leído los tres primeros versos. Ni que decir tiene que requiere de un conocimiento bastante grande de ese tipo de literatura para poder jugarlo bien. El segundo tipo es apto para cualquier persona que sepa leer el silabario hiragana y consiste de cartas para tomar que llevan una sílaba escrita en este silabario junto con un dibujo de algo que empieza con esa sílaba y cartas para leer con un proverbio que tiene que ver con el dibujo de cada sílaba.

Además, muchos municipios y zonas de Japón fabrican sus propias versiones de karuta mostrando hechos históricos propios de la región, edificios significativos, etc. Asimismo, en el periodo Edo se creó un tipo de cartas llamado obake-karuta que mostraba criaturas de la mitología japonesa. Este juego, pues, se sigue utilizando mucho en la actualidad para fines educativos, pues resulta una muy buena manera de enseñar poesías tradicionales, hitos históricos, personajes de la actualidad y cualquier otro detalle que se quiera inculcar a los más jóvenes de una forma más lúdica.

Kendama

El kendama (剣玉) es un martillo de habilidad y, aunque pueda parecer un juego simple, tiene más de mil técnicas diferentes y, quizás gracias a ello, este juego actualmente se está convirtiendo en un deporte competitivo para muchos hombres y mujeres, de todas las edades, por todo Japón.

El origen de este juego no lo encontramos en Japón y aunque la historia no está clara y hay varias teorías, todo parece indicar que el kendama se originó en Francia en el siglo XVI donde recibía el nombre de bilboquet. Parece ser que el juego llegó a Japón a través del puerto de Nagasaki durante el periodo Edo (1603-1868). En esa época, era muy popular entre los adultos del puerto que lo utilizaban como típico juego para beber.

Kendama en primer plano junto a pata-pata (Foto: Laura Tomàs)
Kendama en primer plano junto a pata-pata (Foto: Laura Tomàs)

El kendama no es más que una especie de martillo de madera con una copa en cada extremo y un hilo con una bola. La idea más básica del juego es mover el martillo de tal manera que se consiga colocar la bola en una de las copas de forma estable, aunque a partir de ahí hay miles de maneras de controlar la bola y el kendama.

Durante el periodo Meiji (1868-1912), el ministerio de educación japonés introdujo el kendama en su currículo escolar, así que poco a poco el juego empezó a hacerse popular entre los niños. Su popularidad fue en aumento hasta que en 1975 el escritor Fujiwara Issei fundó la Asociación japonesa de Kendama que creó las normas básicas tanto para jugar como para competir. Esto ayudó a este juego a convertirse en algo más que un juego: pasó a ser un deporte que actualmente goza de gran popularidad tanto entre los escolares como entre los más mayores, que participan en varias competiciones de kendama.

Aunque el tamaño y uso del kendama oficial está estandarizado, lo cierto es que se fabrican muchos tipos de kendama diferentes, sobre todo hechos a mano, con el objetivo de poder ser coleccionados y mostrar detalles especiales del lugar, así como acontecimientos históricos.

Otedama

Las otedama (お手玉) son unas bolas malabares de tela que se pusieron muy de moda durante la Segunda Guerra Mundial entre las niñas japonesas. En esa época de penurias, las familias japonesas no podían comprar juguetes a sus hijos, por lo que la aparición de este juego fue sólo cuestión de tiempo.

Estas bolas, llamadas ojimi, están rellenas de judías azuki y van envueltas con telas tradicionales de varios colores y diseños. En su momento, había varios tipos de combinaciones malabares que iban acompañadas de diferentes canciones. Por desgracia, todas las canciones se han perdido y el juego ha quedado reducido hoy en día a un recuerdo, a un artículo tradicional japonés que muy comúnmente se vende en las tiendas de recuerdos, de artesanía o hasta de 100 yenes.

Otedama
Otedama

Sólo las niñas de entre 5 y 18 años jugaban a este juego, que no era nada popular entre los niños. El juego, asimismo, era un acto social y no tanto una actividad competitiva. Naturalmente, como cualquier otro tipo de malabar, la práctica era importante para conseguir la excelencia. Quizá por ello, el juego ha ido desapareciendo: los niños tienen cada vez menos paciencia y acaban aburriéndose de que se les caigan las bolas ojimi al suelo.

A pesar de todo, Japón sigue intentando mantener esta tradición viva. Comúnmente, aparecen en televisión los hermanos Osame, Sometarō y Somenosuke: mientras uno habla, el otro hace todo tipo de malabares. Pero lo cierto es que esa pareja de actores cada vez tiene menos presencia y popularidad entre los jóvenes, así que quién sabe qué futuro les depara a las otedama.

Temari

Las temari (手まり) son bolas de hilo que probablemente surgieron como un juego más de malabares. La primera mención de las temari se remonta al año 644 d.e.c. en la corte imperial y se sabe que el juego alcanzó su popularidad a mediados del siglo V hasta el siglo XIV. En esa época, las bolas probablemente tenían una forma menos uniforme y estaban rellenas de pelo de caballo y quizá también estaban hechas de cuero. Muchos son los que afirman que el origen de las temari (sobre todo por sus colores dorados y plateados) se encuentra en las típicas perlas que sujetan los dragones chinos en su boca, un símbolo de perfección, como el yin y el yang.

Temari
Temari

El juego se jugaba en un campo donde se ponían en círculo entre cuatro y ocho jugadores. Uno de ellos lanzaba con su pie la bola al aire, bien alto, aunque siempre manteniéndose dentro del círculo, y seguía dándole a la bola evitando que se cayera al suelo (como hacen los jugadores de fútbol a veces, hoy en día). Existían unos 70 tipos de lanzamientos distintos, aunque la puntuación de juego no tenía demasiada importancia: era más un juego social, para mostrar las habilidades propias, que una competición.

Con el tiempo, la vistosidad de las bolas fue ganando importancia y a principios del siglo XVII, las mujeres de la corte imperial organizaban competiciones para decidir qué bola era la más trabajada, la más opulenta, la más llamativa o la de colores más bonitos. Por ello, no sólo los materiales fueron evolucionando, pues se empezaron a utilizar sedas finísimas e hilos de colores metálicos como el dorado o el plateado, sino que los diseños empezaron a ser cada vez más detallados, mostrando escenas de jardines, flores, árboles y no sólo los diseños geométricos típicos que conocemos hoy en día. Un ejemplo de ello se puede encontrar en la serie Shogun, donde aparecen mujeres jugando con las temari.

Actualmente, las temari tienen un centro de papel, se recubren de preciosas telas y se cosen con llamativos diseños geométricos, pues ya no se utilizan para jugar, sino que son un ejemplo de artesanía más o mingei. Son un perfecto regalo conmemorativo, para una ocasión importante y formal. Para este tipo de ocasiones, las temari se presentan con un lazo de libélula y grandes borlas, aunque también siguen conservando su tradición familiar, pues son muchos los niños que se despiertan, en Año Nuevo, y se encuentran una preciosa temari hecha por su madre o su abuela sobre su cojín, que se convertirá en su primera visión del año.

Así pues, la temari se ha ido desarrollando durante casi 1.400 años, pasando de ser bolas de cuero para jugar a convertirse en un regalo de gran esplendor visual.

Koma

La koma (こま) es una peonza japonesa, otro juego típico de las festividades de Año Nuevo, un momento en que los japoneses abrazan las tradiciones perdidas en la modernidad del día a día.

El origen de la peonza koma no está claro. Se creía que las peonzas llegaron a Japón procedentes de China (a través de Corea) hace unos 1.200 años, aunque algunos descubrimientos arqueológicos han puesto en duda esta teoría. Sea cual sea su origen, en sus comienzos era un juego para la gente de la corte y los nobles, pero a partir del periodo Edo se popularizó y poco a poco fue utilizado sólo por los niños.

El koma se popularizó especialmente durante el periodo Genroku (1688-1704) y fue tal su éxito que se intentó regular el juego y, sobre todo, las apuestas. Al final, esto hizo que los adultos perdieran el interés y así, a finales del periodo Edo (1603-1866) se había convertido ya en un juego casi únicamente para niños.

Normalmente las koma están hechas de madera y son de colores muy vivos y decorativos, aunque a veces se pueden encontrar koma hechas de bambú, de conchas o de hierro. Asimismo, se han ido incorporando varias mejoras a las koma más tradicionales para hacerlas más atractivas a las nuevas generaciones, añadiendo sonidos, luces y varios tipos de mecanismos más.

Tako

El tako (凧) es la típica cometa japonesa. Se cree que la cometa llegó a Japón a través de los misioneros budistas que viajaron desde China en el periodo Nara (649-794 d.e.c.) y que eran utilizadas en ceremonias religiosas y de agradecimiento. Sin embargo, tanto los diseños como el uso sufrieron modificaciones ya en suelo japonés y se comenzaron a utilizar en la construcción de templos, para trasladar los materiales necesarios. Y es a finales del siglo X, en un primer diccionario de la lengua japonesa, cuando aparece una entrada que hace referencia a la cometa, el término kami-tobi, que literalmente significa halcón de papel, lo que sugiere que las primeras cometas japoneses tenían forma de pájaro.

Sin embargo, no fue hasta el periodo Edo cuando las cometas realmente se popularizaron en Japón y hoy en día existen unos 130 estilos diferentes de cometas, muchos de los cuales representan regiones específicas del país nipón. A destacar la yakko-dako, un tipo de cometa muy popular entre las familias de mercaderes del periodo Edo, que representaba a figuras humanas con los brazos abiertos posando de forma graciosa; aunque la gracia estaba en que las figuras de estas cometas se parecían mucho a  los sirvientes de la familia.

La cometa japonesa se caracterizaba por estar hecha de papel tradicional japonés washi pintado con tinta natural sumi, y con el soporte de bambú, aunque actualmente también se utiliza madera de ciprés.

La tradición dicta que hay que hacer volar el tako durante la festividad de los niños el 5 de mayo, así como durante festivales religiosos, otras festividades y durante Año Nuevo. Todavía hoy en día es tradición regalar una cometa al hijo primogénito de cualquier pareja y sus diseños de héroes locales o dioses de la zona protegen al niño hasta su edad adulta. Entre los diseños más populares está Fukusuke, un enano de gran cabeza que da buena suerte, la grulla o la tortuga, que desde siempre han sido símbolos de longevidad y Kinorta, un chico abandonado por sus padres en un bosque que creció con una familia de osos. Kinorta suele aparecer con la compañía de una carpa, otro símbolo de fuerza y valentía (ya que la carpa debe nadar contracorriente para poner huevos).

Todos los años se celebra en Hamamatsu uno de los festivales de cometas más importantes del país, en el que participan 2 millones de espectadores.

Kamifusen

Kamifusen
Kamifusen

Los kamifusen (神不戦) son pequeños globos de papel. Encontramos los orígenes de este juego japonés en los comienzos del periodo Edo (1603-1868), cuando algunos samuráis empezaron a crear globos de papel de arroz cubierto con cera con una pequeña apertura.

Una vez inflado, el globo mantiene su forma sin tener que hacer un nudo o cubrir el agujero, por lo que resultan perfectos. Para guardarlo, simplemente se aprieta para hacer salir todo el aire y se dobla.

Actualmente, se puede encontrar kamifusen en las tiendas tradicionales de dulces, llamadas dagashiya, así como en las tiendas de 100 yenes, lo que lo convierte en un recuerdo perfecto al volver a nuestro país.

Estos globos son particularmente populares entre las niñas y son perfectos para un día de lluvia, ya que son tan suaves y ligeros, que es imposible que se rompa nada al jugar en el interior de la casa.

Nosotros los hemos usado en charlas sobre juguetes japoneses en espacios llenos de gente y es sorprendente lo populares que se vuelven, de entre todos los juguetes disponibles. Y lo fácil que es pasarse ratos largos intentando que no toque el suelo.

Kokeshi

Las kokeshi (こけし) son muñecas de madera sin brazos ni piernas, originarias del norte de Japón, que se popularizaron durante el periodo Edo en las zonas de baños termales de la región de Tohoku. Están hechas a mano y siempre son de madera y tienen un mismo diseño: la muñeca lleva un kimono con adornos, generalmente florales y de distintos colores.

Kokeshi
Kokeshi

La madera utilizada para la creación de estas muñecas puede ser de cerezo por su oscuridad, de cornejo por su suavidad, de arce japonés, etc., aunque tradicionalmente la madera debe dejarse durante un periodo de uno a cinco años en el exterior antes de poder utilizarse para crear kokeshi y además siempre irá barnizada.

Existen dos tipos diferentes de kokeshi: las más tradicionales (伝統こけし, dentō-kokeshi), que pueden clasificarse en once tipos según su forma y diseño y que suelen ser específicas de ciudades o regiones, y las más creativas (新型こけし, shingata-kokeshi), que no son específicas de ninguna región, sino que son creaciones libres de los artistas.

Las kokeshi más conocidas, sin embargo, son las que se fabrican en la zona de baños termales de Naruko, donde hay una calle dedicada exclusivamente a las kokeshi en la que los viandantes pueden observar desde la calle la creación de estas muñecas.

Aunque actualmente han pasado a ser piezas de coleccionista, como pasa con gran cantidad de juguetes tradicionales, todavía hoy en día muchos padres las regalan a sus hijas, como gesto tradicional.

Fuera de Japón, cabe destacar la popularización de las kokeshi por parte de marcas que han basado su producto en una modernización de las kokeshi tradicionales, consiguiendo un producto de moda y con muchísimo éxito. Generalmente, estas kokeshi modernas hechas fuera de Japón suelen tener formas más redondeadas y detalladas.

Taketonbo

El taketonbo (竹蜻蛉) es, literalmente, una libélula de bambú. Y es que eso representa este objeto de dos palas y un pequeño eje, muy fino.

Este juguete se originó en China hace 1500 años y resulta muy sencillo de jugar. No tenemos más que colocar el taketonbo entre nuestras manos, de forma que tengamos el eje de madera entre las palmas de nuestras manos. Las palas por tanto, deben quedar libres y sin tocar nuestra manos para permitir que el juguete pueda salir volando sin problemas.

Taketombo
Taketombo

Entonces debemos deslizar una mano sobre la otra, de forma rápida y decidida, separándolas al final. Esto imprime una rotación al taketonbo que lo lanzará por el aire. Y el jugador que consiga lanzarlo más lejos será quien gane, así de simple.

Pata-pata

El pata-pata (パタパタ) es una especie de juguete plegable de madera, con varias piezas de madera unidas por cuerdas. Y por su diseño, permite varias opciones de juego.

Pata-pata
Pata-pata

A veces el juguete lleva un palo para poder sujetar el conjunto. Pero en otros, como el que tenemos nosotros, sólo son las maderas unidas con cuerdas. Y básicamente el juguete consiste en ir consiguiendo que las maderas se muevan sin tocarlas con las manos, sólo con la fuerza de la gravedad y la colocación inicial.

Origami

El origami (折り紙) es la conocida papiroflexia japonesa. Esta papiroflexia se ha popularizado muchísimo en Occidente y es probablemente uno de los juegos japoneses más conocidos. Hay que destacar que, si lo hacemos a la manera tradicional, no se puede usar ni pegamento ni tijeras, tan sólo nuestras manos y el papel. Y a partir de ahí, mucha imaginación pero, sobre todo, mucha técnica y paciencia.

El origami nació con la llegada del papel a Japón en el siglo VIII. En su origen, se utilizaba para adornar ceremonias religiosas, pero poco a poco se fue popularizando entre la población y durante la restauración de Meiji se enseñó a los niños a hacerlo en la escuela. En la actualidad, todavía se utiliza para enseñar geometría y matemáticas.

Aunque existen muchísimas cosas que se puede hacer con origami, lo más popular es hacer animales. Y, sin duda, algo que veremos en muchos lugares de Japón y, sobre todo si visitamos el Parque de la Paz en Hiroshima, son las grullas de papel. Cualquier japonés al que preguntéis sabrá hacer una de estas grullas, aunque no sepa hacer nada más de origami. Por si tenéis curiosidad, podéis mirar este tutorial.

Menko

Los menko (面子) con una especie de tazos japoneses coleccionables que pueden ser circulares o cuadrados. Estos tazos japoneses existen desde el periodo Edo y son muy populares entre los chavales, por sus pocas y simples reglas de juego.

En su origen llevaban imágenes de ninja o samuráis, aunque durante la Segunda Guerra Mundial las imágenes más populares fueron las relacionadas con el ejército y las operaciones militares, como aviones de combate o acorazados. Actualmente son muy populares los menko de personajes de mangaanime, jugadores de béisbol, actores y cantantes, etc.

El juego consiste en tirar un menko encima de la pila que tiene tu oponente y, así, ganar los que hayan caído. El que tenga más al final es el que gana el juego. Como veis, simple pero efectivo, porque además debido a su pequeño tamaño, requiere de precisión y cierta fuerza para acertar.

Den-den-daiko

El den-den-daiko (でんでん太鼓) es un pequeño tambor giratorio, de dos caras, muy popular en Japón y especialmente utilizado para entretener a los niños más pequeños que lo utilizan como una especie de sonajero o para hacer música en los matsuri o festivales japoneses.

El tambor es un pequeño taiko con un hilo a cada lado y una bola en el extremo que al girarlo por su eje golpea las membranas del tambor y emite su característico sonido.

Objetos similares al den-den-daiko también se encuentran en otras regiones de Asia  como China, Taiwan, Corea, Mongolia, India o el Tíbet y hasta en África.

Actualmente, podemos encontrarlo en algunas tiendas en Occidente, como la tienda nórdica Flying Tiger.

Ohajiki

Las ohajiki (おはじき) son una especie de canicas planas japonesas. Para que os hagáis una idea de su tamaño, es similar al de una moneda de 100 yenes.

Como ocurre con las canicas occidentales, las ohajiki están hechas de cristal y tienen multitud de colores y diseños diferentes, que atraen a los pequeños y les motivan a jugar, ganar y coleccionar diferentes ohajiki.

El juego consiste en empujarlas ligeramente con los dedos para golpear al resto de piezas. Si se tiene éxito, el jugador retiene las ohajiki que haya golpeado, siendo el ganador el que tenga finalmente más canicas.

¿Conocéis algún juguete tradicional japonés más? ¿Tenéis alguno en casa? Contádnoslo en nuestro Discord.

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Laura
Laura

Licenciada en Traducción e Interpretación con inglés y japonés (UAB) con estudios especializados en la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto (KUFS) y Máster en Estudios de Asia Oriental (UOC). En la actualidad es cofundadora y directora de Japonismo, medio especializado en Japón líder en español donde escribe artículos sobre Japón y copresenta los pódcasts "Japón a Fondo" y "Japonesamente" centrados en cultura japonesa y viajes a Japón. Además, ha publicado dos libros "Japonismo. Un delicioso viaje gastronómico por Japón" y "Japón en imágenes" (Anaya Touring). Laura imparte clases de literatura japonesa, turismo, gastronomía japonesa, business en Japón y arte japonés en el Curso de Especialización en Estudios Japoneses (CEEJ) y ha impartido varios cursos en distintas organizaciones como el curso "Japón y las cuatro estaciones" en Casa Asia, la masterclass sobre "Protocolo japonés" en la Universitat Ramon Llull (Blanquerna) o el curso de digitalización de competencias para el grado de Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Málaga.

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