Nunca dio un esc�ndalo. Comprometido con todas causas humanitarias posibles, pudo ser presidente de EE UU. Fue una estrella de la �tica
Cinco razones por las que ninguna estrella ha igualado a Liz Taylor
El magnate de la FOX Darryl Zanuck cre�a que Gregory Peck ten�a "cara b�blica". Por eso le dio el papel protagonista de la epopeya cristiana David y Betsab� (1951). Al actor californiano le apodaron father Greg por su don para parecer un santo var�n en pantalla. Precisamente, el personaje que hab�a hecho de �l una estrella fue el del abnegado cura de Las llaves del reino. Por este filme recibi� su primera candidatura al Oscar con 28 a�os. Este martes 5 hubiera cumplido 100 y Hollywood se afana para conmemorar a su �nico santo laico.
Si la historia de sus estrellas cl�sicas se puede contar a trav�s de sus esc�ndalos, la vida de Peck se recorre de buena obra en buena obra. Pr�cticamente no hubo causa civil progresista en la que no se involucrase: Siendo Presidente de la Academia, retras� la gala de los Oscar para solidarizarse con el asesinato de Mart�n Luther King y mostrar su apoyo a la comunidad negra; defendi� la salida de Estados Unidos de la locura de Vietnam; cuando Chrysler entr� en un grave crisis en 1980 y peligraban 600.000 empleos, �l se ofreci� a ser promotor comercial de la compa��a sin cobrar; se manifest� en Filadelfia tras la masacre de Columbine para pedir el control de las armas de fuego; en 1997, la asociaci�n GLAAD (Alianza de Gays y Lesbianas contra la Difamaci�n) le escogi� para presentar un premio en su gala anual y sobre el escenario Peck espet�: "Me resulta est�pido tener que luchar por algo que es tan simple y correcto"; Tambi�n fue una de las estrellas que se embarcaron en galas contra el Sida cuando la enfermedad era una epidemia... Su prestigio era tal que el Partido Democr�ta quiso que se presentara a las elecciones de gobernador de California para frenar a Reagan. Declin� la oferta pero el plat� de la Casa Blanca le hubiera ido bien. Nixon le ten�a apuntado en su lista de enemigos.
Con este historial, podr�amos concluir que lo �nico malo que Gregory Peck hizo en su vida fue anunciar cigarrillos Chesterfield. El tabaco y la cerveza Guiness eran sus �nicos (y leves) vicios.
El sambenito santurr�n no molestaba al actor. "Dicen que los tipos malos son m�s interesantes para interpretar, pero para m� es un desaf�o mayor interpretar a buenas personas, porque es m�s duro hacerlos interesantes". Quiz�s por ello, su pel�cula favorita era Matar a un ruise�or. S�lo �l pod�a encarnar la �tica sin fisuras del abogado Atticus Finch, el personaje que le dio su �nico Oscar (a la quinta nominaci�n, como DiCaprio).
Pocos d�as antes de que Peck falleciera, en 2003, el American Film Institute confeccion� un top con los 50 mejores h�roes del cine. Su Atticus Finch encabez� la lista por delante de Indiana Jones o James Bond.
Su herida
Como todos los h�roes verdaderamente interesantes, Gregory Peck tambi�n tuvo su herida. El divorcio de sus padres hizo que el actor se criase con su abuela, una adicta al cine. Cada semana, se llevaba a su nieto a ver pel�culas mudas que marcar�an a aquel ni�o fascinado por Greta Garbo y que crec�a alto y espigado como un cipr�s. En 1939, con 1,90 de estatura y 160 d�lares en el bolsillo, decidi� abandonar California para buscarse la vida como actor en Nueva York. Puro sue�o americano. Pretend�a triunfar en los escenarios de Broadway, sin saber que su destino estaba mucho m�s cerca: Hollywood.
Lo que s� hall� sobre las tablas de un teatro fue a su primera esposa: Greta Kukkonen, una dulce y afable finesa, con la que se cas� cuando le ofrecieron su primer contrato con la RKO. Junto a ella, despeg� su carrera: Recuerda, Duelo al sol, La barrera invisible, El pistolero... Gary Cooper se encarg� de introducir al matrimonio en la vida social de Hollywood. Pronto se hab�an mudado a una mansi�n de Pacific Palisades con piscina, pista de tenis y casa para invitados en el jard�n.
Los tres hijos de la pareja ocupaban la vida de Greta mientras Peck rodaba sin parar. Tras la Segunda Guerra Mundial, Europa se convirti� en un plat� m�s para los estudios y �l pasaba casi medio a�o trabajando entre Francia e Italia. Fue, precisamente, durante el rodaje de Vacaciones en Roma cuando el actor se enamor� de Veronique Passani, una periodista de France Soir, de elegante belleza y 16 a�os menor que �l. Tras una entrevista, el actor decidi� llamar al diario galo para pedirle a una cita. Ella se hizo la remolona pero termin� aceptando. "Esa tarde yo deb�a entrevistar al Nobel Albert Schweitzer en el apartamento de Jean Paul Sartre", le confesar�a a�os m�s tarde. "Bueno, tomaste la decisi�n correcta, cari�o", respondi� �l.
Gregory Peck y Greta se separaron a mediados de 1955 y esa nochevieja �l y Veronique ya eran marido y mujer. El actor incluso supo divorciarse bien, su primera esposa no le guard� rencor. "No culpo a nadie, simplemente empezamos a tomar caminos separados", declarar�a a�os m�s tarde al diario Finn Times. A�n les quedaba por superar juntos su gran golpe: el suicidio de su primog�nito, Jontahan Peck. En 1975, sin motivo aparente, se dispar� en la cabeza. Peck nunca se explic� el por qu�. No ten�a problemas con las drogas ni beb�a. Hab�a hecho labores humanitarias en Tanzania y trabajaba en una emisora de radio... Durante dos a�os no fue capaz de actuar.
Veronique, su "alma gemela", fue su gran apoyo en ese tiempo. Ambos permanecer�an juntos hasta la muerte del actor. Su funeral en Los �ngeles se convirti� en un acontecimiento. Michael Jackson, buen amigo suyo con el que sal�a a cabalgar por Neverland, lleg� 20 minutos tarde y con un chaqueta roja formando un tumulto. Dentro de la Catedral de Los �ngeles , dise�ada por Moneo, le honraban Harrison Ford, Anjelica Huston, Harry Belafonte o Lauren Bacall, su protagonista en la deliciosa Mi desconfiada esposa.
M�s all� de la viuda de Bogart, por los brazos de Peck pasaron las mujeres m�s bellas de Hollywood: Ingrid Bergman, Sophia Loren, Jennifer Jones... Y eso que �l se quejaba de que todos los guiones que le llegaban ten�an las huellas de Cary Grant.
Sus compa�eras favoritas fueron Audrey Hepburn, de quien era �ntimo desde sus paseos en vespa y Ava Gardner, con la que rod� tres pel�culas (La hora final, El gran pecador y Las nieves del Kilimanjaro). Cuando el animal m�s bello del mundo muri�, Peck acogi� a su perrito y a su ama de llaves. Pudo haber trabajado tambi�n con Marilyn Monroe en El millonario pero rechaz� el papel. No le apetec�a trabajar con alguien a quien los estudios "mimaban como una princesita [...] Es muy f�cil decir que Hollywood la exprimi� y acab� con sus nervios, yo creo que se hubiera roto en pedazos incluso antes sin toda la adulaci�n y el cuidado que recibi� de los directores y productores de los grandes Estudios".
Puede que el Padre Greg no fuera tan misericordioso pero qu� m�s da. Para un santo que pis� Hollywood...