Críticas de Giulietta de los espíritus (1965) - FilmAffinity
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Giulietta de los espíritus

Drama Giulietta, que duda de la fidelidad y del amor de su marido, acude a reuniones espiritistas buscando consejo y esperando una señal que le muestre que su marido aún siente cariño por ella y que puede recuperarlo. Por casualidad, conoce a Susy, una perniciosa mujer que sólo vive para el amor y que está a punto de destrozar las ilusiones de Giulietta. (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
12 de febrero de 2014
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ayer fui feliz viendo esta película, la vi entera con una mueca de sonrisa en la boca. No siempre estamos en la mejor disposición para ver una película, o casi para hacer cualquier cosa, pero ayer lo conseguí y fue estupendo. Tenía la sensación de estar invirtiendo bien ese rato.

Hay que dejarse llevar en la medida de lo posible, del todo es imposible ya, pero en la medida de lo posible hay hacer solo lo que dicen los meditadores transcendentales, solo respira.

Y de verdad que la película se despliega como una orgía de estética. De lo barroco de los interiores a lo naif de los exteriores. Esos paisajes con la casa, el jardín y los árboles parecen pintados por Rousseau. Y los interiores son una explosión de colorido, de danza, de vestuario, de maquillaje. Todo se va desplegando en un juego pícaro de duendes y damiselas. Pero sin afinidades militantes ni transcendencias. Las pasiones son inevitables y se pueden llevar sin ningún dramatismo. El oasis del arte, que cada uno beba como le venga en gana. Sin pistas mundanas y por lo tanto viciadas.

A este mundo se asoma Giulietta inocentemente. "Pareces una muñeca", le dice en un momento uno de los personajes. El mundo de la fantasía onírica feliniana va al rescate del alma incómoda de la muñeca. Y ella se irá moviendo entre los dos mundos, sin brusquedad, dejándose llevar a ver que la cuentan para ayudarla. Lo mejor de todo es que esto sucede sin ninguna dramatización. Las cosas son como son, y tampoco está mal. Solo hay que querer soñar un poco y ver la cara buena como sea.

Una gozada. La película que más he disfrutado de Fellini. Algo tendrá que ver ponerme a verla sin pedir nada.
Gepeto
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12 de febrero de 2007
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bella fantasía onírica, psicoanalítica, surrealista, grotesca, de visiones, recuerdos y misticismo cristiano de una virtuosa esposa de mediana edad engañada ostensiblemente por su marido. Discreta, paciente, vestida sobriamente entre un conjunto de bellos rostros de mujeres estrafalarias y sensuales, invariablemente sonriente con su encantadora imagen de mimo enigmático, en un ambiente donde el inconsciente interrumpe la acción muy a menudo. Escenas de comedia circense, incluso se ve pasar los elefantes. Algunas de estas escenas sin sentido alargan demasiado la película, por otra parte correctamente designada como "psicodélica". Expresé varias veces mi sorpresa exclamando: ¡Qué delirio!
Leonel
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14 de abril de 2010
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
También en esta, como en la mayoría de las películas de Fellini, no es fácil separar: el sueño de la realidad, lo físico de lo espiritual, la verdad de la mentira...Todos son elementos que forman parte de la vida y de su prima hermana, la muerte.

La inocente Giulietta se resiste a admitir que el amor que Giorgio, su marido, la profesa, forma ya parte de sus fantasías y no duda en refugiarse en sus recuerdos y en las presencias y mensajes de sus seres queridos, estén vivos o muertos. Ni siquiera las pruebas fotográficas, ni las grabaciones de cine la convencen por completo de la infidelidad del único hombre de su vida. Tampoco la desvían del camino las numerosas tentaciones sensuales de los casuales vecinos, amigos y conocidos que entran y salen de su vida alentándola en la toma de decisiones hedonistas. La casa es grande y hay sitio para todos. Giulietta es buena, y sus ojos siempre sonríen, aunque estén inundados por las lágrimas.

Federico Fellini hace danzar todo un universo de color y ensueño, filtrado por los ojos de la infancia, la pasión y la sabiduría de la experiencia, alrededor de su musa y mujer: Giulietta Masina; empequeñeciendo cualquier placer al compararlo con el amor verdadero, aunque no sea correspondido y amortiguando el dolor con el bálsamo del candor y el estoicismo.
Sinhué
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8 de junio de 2012
8 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película del genial Fellini de Amarcord, llena de escenas extravagantes, surrealistas y oníricas, que me apabullaron un poco ante su desorden o caos ¿acaso un sueño tiene un orden o es en realidad todo un caos?. Aqui se mezclan muchas cosas, sueños, fobias, miedos, crítica social, crítica al matrimonio, recuerdos de infancia, buff, es toda una amalgama de cosas de los sueños y vida de la pobre Giulietta. Al final me perdí irremediablemente y no supe sacarle un cierto sentido o mensaje, sólo que la pobre mujer logra quitarse de encima el terrible miedo de olvidarse de su infiel marido y vivir sola y en paz consigo misma.
Ulyses
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23 de agosto de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Giulietta [Giulietta Masina], una mujer en los 40, está totalmente volcada con su marido [Mario Pisu] pero él está en otros quehaceres. Giulietta cree razonablemente que su marido tiene una amante y ella, supersticiosa e ingenua, a instancias de amigas de su clase alta y pamplinosa, anda de la ceca a la meca buscando quien le pueda informar de lo que le pasa a su marido. Para ello le sugieren sus amigas sesiones espiritistas, visita a los gurús más estrafalarios que, a la postre, no le solucionan el problema. Su angustia le lleva a ver visiones de cuando su abuelo, que también era un prenda, trabajaba en el circo, o soñar con escenas de martirio como si fuese una santa a punto de tostarse en una parrilla, como san Lorenzo, o las procesiones de monjas encapuchadas de sus años de estudios. Para hablar en privado con alguna amiga se subía con una canastilla motorizada a una caseta instalada en lo alto de un pino, como hacen los niños cuando juegan a las casistas. Giulietta tiene todas las trazas de estar al borde de la esquizofrenia. Su marido termina yéndose de casa y ella vaga si rumbo en los alrededores de su chalet.

La película va sin guión y Fellini hace lo que le viene en gana, más atentos a los efectos de luz y color con la intención de transparentar los estados interiores de Giulietta que de contar algún tipo de historia. El tema que aborda, el de la persistente preocupación de una mujer débil por las infidelidades de su marido, es el adecuado para que empiece a volverse loca. Masina sostiene toda la película que navega de rareza en rareza y se salva por la poderosa capacidad de Fellini para crear atmósferas de ensueños en un magnífico uso del color, de los decorados y de los vestidos. Los diálogos, de loco de atar. Este tipo de cine subrealista sólo se le consiente a Fellini porque, a la vista del desarrollo, el espectador puede entenderlo como una tomadura de pelo. Pero no, la película es una catarata de imágenes oníricas que quiere expresar el interior sufriente de Giulietta. Pero ello no quita que a Fellini se le vaya la olla y el espectador quede perdido en un guión extraño por original. Esta es una cinta para los que tienen tiempo y aguante, lo que es mucho pedir.
montipito
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