Asistió a un choque de la Serie B, algo así como un derbi local, en el que Cremonese se enfrentó a Parma mientras el equipo local buscaba construir su camino de regreso a la Serie A. Un paseo relativamente corto desde la estación de tren de Cremona (aunque les puedo asegurar que dependiendo del clima puede parecer más largo) el estadio de Cremonese probablemente no ha cambiado mucho desde la última vez que jugaron en la Serie A en los años 90. Es un estadio italiano muy tradicional, aunque se ha mantenido relativamente bien. Los boletos son bastante fáciles de conseguir en términos de disponibilidad, no imagino que su capacidad impar de 20 000 se llene a menudo, aunque en realidad encontrar dónde golpearlos puede ser un problema mayor. Hay una taquilla en el estadio, aunque no es inmediatamente obvio, generalmente está escondida detrás de una camioneta de la policía. No hay nada parecido a bares o cafés a su alrededor, aunque hay una camioneta de comida sólida que vende perritos calientes y sándwiches afuera. Una vez que ingresa al suelo, hay una pequeña cafetería, parece que normalmente podría sentarse, pero no era solo comida para llevar. Sirve bebidas frías y calientes, y parecía tener pequeños refrigerios como papas fritas. Me senté en la tribuna principal, que costaba unos 20€ la entrada, y los asientos eran muy buenos. Ambiente encantador, como era de esperar de 2 equipos relativamente cercanos en geografía, pero en general fue una velada agradable en el fútbol. Como ocurre con muchos equipos italianos, no espere poder comprar ningún producto en el estadio. Tienen una pequeña tienda club en el centro de la ciudad, pero buena suerte negociando sus horarios de apertura.