Gigante (2009), de Adrián Biniez

Simpática comedia minimalista uruguaya. Sigue a Jara, guardia jurado que trabaja por las noches en la vigilancia de un supermercado, controlando el circuito cerrado de televisión. Una vida rutinaria y sin demasiados alicientes, hasta que se fija gracias a las cámaras en una empleada de la limpieza, por la que enseguida empezará a sentirse atraído. Como Jara es muy tímido, hace un seguimiento de ella a distancia, ya sea gracias a las cámaras, o yendo tras sus pasos por la calle.

El film de Adrián Biniez, a la hora de pintar la vida de cada día y extraer de allí momentos tragicómicos, conecta con el cine de Aki Kaurismäki, pero con personalidad propia. Así entrega momentos de divertidísimo humor, y al tiempo la historia es tierna, con sentimientos puros, un auténtico anhelo de amor. Película que deja fuera aspavientos y modos fáciles de crear emociones, logra conmover en su sencillo desenlace. Acaparó en Berlín el Gran Premio del Jurado, el de Mejor Opera Prima y el Alfred Bauer. Gran trabajo del 'gigante' del título, Horacio Camandulle, un grandullón entrañable.