La ‘etoile’ de luz discreta
Gran dama de la interpretación, ha trabajado con directores legendarios como Luis Buñuel y Billy Wilder. Geneviève Page, que se distingue por su personalísima voz, conquistó Hollywood, pero siempre ha preferido trabajar para unos pocos espectadores, en el teatro. Talento le sobra, si no está considerada un icono de la pantalla se debe a su extrema discreción, y porque no se ha prestado a aparecer en entrevistas frívolas, donde le preguntaran si estaba a favor del bikini; de hecho resulta complicado encontrar declaraciones suyas a los medios de ningún tipo.
Nacida el 13 de diciembre de 1927 en la capital del Sena, Geneviève Bonjean, después conocida como Geneviève Page, es hija del coleccionista de arte Jacques Paul Bonjean; su padrino de bautizo fue el diseñador Christian Dior. Decidida a ser actriz aunque tuviera que trabajar muy duro para conseguirlo, estudió en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático de su ciudad natal. Demostró inteligencia al luchar para debutar sobre las tablas con la Comédie-Française, pues no existe mejor camino en el país galo para consagrarse que integrarse en la compañía fundada por Molière.
Sin abandonar jamás el teatro, donde se siente más feliz, debutó en la pantalla grande en 1950 con el thriller a la francésa Pas de pitié pour les femmes. Pero tuvo mayor repercusión el clásico de aventuras Fanfán el invencible, de Christian-Jaque, donde interpretaba a una marquesa. También protagonizó Noches andaluzas, como francesa que viaja a España para recuperar su herencia familiar, y Miguel Strogoff, donde fue Nadia Fédor, la muchacha a la que el correo del zar ayudaba a reunirse con su madre.
Su carrera comienza a despegar de verdad en los 60, cuando tras la repercusión internacional de estos títulos de la década anterior, la reclutan para producciones de Hollywood, que había puesto la mirada en refinadas bellezas europeas. En primer lugar protagoniza con Robert Mitchum el thriller Intriga extranjera, seguido de Sueño de amor, biopic del pianista Franz Liszt, donde fue una noble. En El Cid, de Anthony Mann, donde compartió la pantalla con Charlton Heston y Sophia Loren, interpretó a Doña Urraca, hermana del rey Sancho, al que con tanta devoción servía el Campeador. Delmer Daves apostó fuerte por ella con el drama Una mujer espera, que contra pronóstico fue un sonoro batacazo. Aún así rodaría algún film más en Estados Unidos, como Mayerling, donde interpretaba a la baronesa enamorada del archiduque Rudolf (Omar Sharif). En La vida privada de Sherlock Holmes, de su autodeclarado admirador Billy Wilder, encarnó a Gabrielle Valladon, la enigmática villana, y formó parte del distinguido reparto internacional de Grand Prix, con James Garner, Eva Marie Saint, Yves Montand y Toshiro Mifune.
Casada en 1959 con Jean-Claude Bujard, tuvo tres hijos con él y nunca ha dado escándalos. Jamás dejó de rodar en su país, su film francés más destacado sería Belle de jour, del español Luis Buñuel, donde encarnó a Madame Anais, al frente del burdel donde la protagonista, Catherine Deneuve, decide ejercer la prostitución.
Acomodada en el teatro, desde los 70 apenas se prodiga en cine, salvo en algún título en el que le ha interesado participar puntualmente, aunque casi ninguno ha tenido repercusión. Quizás las excepciones hayan sido Tres en un diván, comedia fallida dirigida por Robert Altman, y Lovers, dirigida en 1999 por Jean-Marc Barr. Se retiró por completo tras Rien que du bonheur, drama que no tuvo demasiada fortuna, dirigido en 2003 por Denis Parent. El éxito perdido entre los aficionados al cine, no le ha abandonado en los escenarios, arrasando sobre todo con la versión escénica de Las amargas lágrimas de Petra Von Kant, de R.W. Fassbinder, donde fue la actriz principal. Recibió la Legión de Honor, que otorga el gobierno de Francia, el 31 de diciembre de 2013.