Gayle Rubin, el parentesco heterosexual y las sexualidades minoritarias (Parte 1) - Textos Feministas
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Gayle Rubin, el parentesco heterosexual y las sexualidades minoritarias (Parte 1)

Gayle Rubin, una introducción

Gayle Rubin

Gayle Rubin, antropóloga feminista de reconocida influencia en el marco de la teoría queer, publica en 1975 el artículo de sugerente título “El tráfico de mujeres: notas sobre la «economía política» del sexo”[1]“Tráfico de mujeres: notas sobre la “economía política” del sexo, en Marta Lamas, El género: La construcción cultural de la diferencia sexual, México, Grupo Editorial Miguel Ángel … Seguir leyendo.

En él se pregunta sobre la causa de la opresión de las mujeres y concluye que esta se produce, inevitablemente, en un contexto relacional. Concretamente, atribuye al sistema de parentesco y, en particular, a la relación heterosexual obligatoria el motivo de esta opresión. Desarrolla su teoría en base a lo que ella denomina el “sistema de sexo/género” y cuestionando los planteamientos de teóricos como Lévi-Strauss, Freud, Marx, Engels y Lacan.

Referentes de Gayle Rubin

Lévi-Strauss y Freud, de reconocida influencia no sólo en sus ámbitos de conocimiento –la antropología y el psicoanálisis– sino en las esferas más generales del saber, contribuyeron con sus teorías a modelar una visión muy particular sobre las mujeres y su sexualidad.

La difusión e implicación de sus planteamientos ayudan a consolidar, según nuestra autora, el ya mencionado “sistema de sexo/género”. Ya en las primeras páginas de su artículo adelanta una definición de este concepto como “el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana, y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas”[2]Ibíd., p. 37..

Aunque todavía Rubin se inscribe en una línea de pensamiento que considera que hay una “realidad ontológica” primigenia, previa a la actuación de la cultura, su ensayo resulta en 1975 transgresor y atrevido, como veremos, al criticar la naturalidad y universalidad que se le han venido atribuyendo a la relación heterosexual y al hacer descansar en esta relación buena parte de la causa de la opresión de las mujeres.

Para esgrimir su teoría sobre el parentesco y la opresión de las mujeres comienza Rubin por referirse a Marx y Engels.

El marco materialista de las luchas de clases –al que aludirá más extensamente Monique Wittig– podría dilucidar muchas cuestiones sobre el sometimiento de las mujeres pero en cuanto a teoría sobre el capitalismo y la producción (en sentido amplio) no da cuenta de cómo se origina y surge esta subordinación en sociedades que no pueden ser definidas como capitalistas ni en etapas anteriores a este sistema económico-político (como las sociedades feudales, por citar un ejemplo conocido en nuestra cultura).

En los textos de Marx, sin embargo, se hace alusión, brevemente, a un “elemento histórico y social” que habría que analizar pormenorizadamente y en el que se incluirían los modos particulares de cada sociedad de articular sus necesidades y formas de organización.

Aunque Marx se refiere con este término a las “supuestas necesidades” de la fuerza de trabajo, es de este modo, poniendo en juego la historia y lo social, como nos acercamos a la “estructura de la opresión sexual”, que opera, indica Rubin, en casi todas –sino todas– las sociedades conocidas.

Engels, por su parte, en su obra El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), sí introduce la variable del sexo y la sexualidad en su teoría para dar cuenta de un tipo de producción necesaria para cualquier tipo de organización social, la producción de seres humanos.

Precisamente articulando el factor histórico con el modo de reproducción de la especie observamos que es una cultura concreta la que determina que unas prácticas sean consideradas legítimas y otras no.

La antropología ha observado sistemas de sexo/género tan variados y tan diferentes a los aquí conocidos, que parece necesario reconocer que es cada cultura y su evolución a lo largo de la historia la que ha configurado cada concepción particular del sexo, la sexualidad o el género, legitimando, desprestigiando, persiguiendo, reproduciendo, potenciando unas concepciones sobre otras.

Continuará Rubin la labor de Engels al analizar lo que el teórico materialista señaló como modo de organizar estas formas de producción y el modo en que las mujeres son oprimidas: los sistemas de parentesco.

Referencias

Referencias
1 “Tráfico de mujeres: notas sobre la “economía política” del sexo, en Marta Lamas, El género: La construcción cultural de la diferencia sexual, México, Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa-P.U.E.G., 1996, pp. 35-96. Original publicado en inglés en 1975 en la obra conjunta de Rayna Reiter (ed.), Toward an Anthropology of Women, Nueva York, Monthly Review Press, pp. 267-319.
2 Ibíd., p. 37.