Las infinitas posibilidades de la música psicodélica no solo nos han abierto a lo largo de estos años las puertas a descubrir un elenco de artistas que figuran entre lo más destacado de nuestra colección musical, sino también un mundo infinito de efectos positivos y relajantes que nos produce escucharla. Estamos por lo tanto ante un género musical que no puede pasar desapercibido en todo lo relativo a una función social de lo más destacada, siendo un nexo de unión esencial con todo aquello que sugiere el alcanzar estados reflexivos y meditativos de vital importancia para conectar con nuestro interior. Por ello la música psicodélica ha jugado un papel esencial a la hora de unir generaciones, estando íntimamente relacionada con el descubrimiento del LSD en 1938. Así es como se dieron los primeros pasos a la hora de poder conocer a fondo ciertos comportamientos humanos a través de ambientes apacibles, al mismo tiempo de encontrar nuevas formas de socialización que refuerzan vínculos imprescindibles. Poco después también llegaría la llamada era psicódelica, aquel momento en los 60 en el que ser viviría una gran eclosión en cuanto a diferentes músicas de guitarras que conectaban con todas las vibraciones que nos podía transmitir el género. Desde la alegría del surf pop hasta todo aquello que el rock progresivo lograba provocar en los aficionados del género: posibilidades ilimitadas con las que disfrutar de una hornada de artistas realmente impresionantes.

Por supuesto en toda esta andadura siempre ha habido protagonistas más que destacados, encontrándonos en Pink Floyd la banda referencia con la que poder explorar al máximos todas las buenas vibraciones y el colorido propio de unas guitarras indefinidas y completamente moldeables. Surgiendo en el 1965, David Gilmour, Nick Mason y Richard Wright fueron aquellas mentes brillantes que descubrieron como a través de la repetición de un mantra de leimotivs melódicos casi imperceptibles podían llevar lo más lejos posible todo aquello de encontrar canciones para desconectar al máximo de todo lo que te rodeaba. Por supuesto que en este artículo tampoco podíamos pasar por alto las mejores canciones de Pink Floyd, encontrándonos auténticas piezas lisérgicas como ‘Another Brick In The Wall (Part 2)’, la meditación absoluta de ‘Echoes’, el componente ácido de ‘Time’, el abordar las grandes cuestiones del mundo en ‘Us & Them’, el encontrar un modo de vida más favorable en ‘Hey You’ o el no seguir ningún patrón posible como ocurrió en ‘Dogs’. Todas estas piezas forman parte de una trayectoria no exenta de polémica, pero que sin lugar a dudas logró calar lo más hondo posible y ofrecernos algo totalmente inédito hasta la fecha: música para relajarse y dejar la mente en blanco de una forma totalmente efectiva. Una virtud más que buscada en una época de miserias donde Europa no atravesaba sus mejores momentos, encontrando en la fuerza de una juventud que lo quería cambiar todo el mejor motor posible para que este tipo de música se extendiera como la pólvora y alcanzase diferentes estratos sociales.

Ahora bien, es necesario seguir explorando la conexión entre las drogas y la música psicodélica a la hora de poder comprender al máximo lo que supuso aquel fenómeno y eclosión de bandas como Grateful Dead, The 13th Floor Elevators, Jefferson Airplane o Shuggie Otis. Quizás merece la pena adentrarse más que nunca en la eclosión definitiva de Woodstock como evento social que lograba integrar al máximo todo lo que estamos tratando en estas líneas, sirviendo como punto de referencia de una revolución pacífica lograda a través del poder de las canciones. En él sin lugar a dudas la música para fumar alcanzó su máxima expresión, logrando la unión de familias enteras y haciendo que el movimiento hippie triunfase realmente como una forma de vida más que válida. Imagínate estar en un entorno natural único, donde las mayores preocupaciones eran poder disfrutar de tus grupos favoritos del momento y sentir como el mundo se paraba a tu alrededor. Una sensación de bienestar única que realmente te servía para conocerte a fondo y saber realmente que modo de vida quería tener. Estaba claro que si lo tuyo era llevar un día a día más pausado , Woodstock te iba ayudar a ello, del mismo modo que te despejaría también cualquier tipo de dudas si de forma definitiva querías subirte a la tendencia de vida urbanita totalmente estresante.