“Indiepop: una historia”, la sensibilidad de un género
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“Indiepop: una historia”, la sensibilidad de un género CULTURA|OPINIÓN

“Indiepop: una historia”, la sensibilidad de un género

Catalina González Gutiérrez
Por : Catalina González Gutiérrez Profesora e investigadora en Literatura.
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A través de los pasajes, Ricardo Martínez honra al indiepop desde su música y también desde la colectividad que lo rodea: los cafés, las plazas, las tardes de invierno, los juguetes, la nostalgia de la infancia y la rebeldía de la adolescencia.


“Indiepop: una historia” del escritor Ricardo Martínez, es una obra que transmite admiración y conocimiento por un género musical poco explorado. Ya en sus primeras líneas se puede vislumbrar la intención de abrirnos las puertas hacia un mundo donde la música por sí sola no es suficiente, pues va de la mano con una propuesta estética, que hasta el día de hoy se ha sabido posicionar en aquellos espacios alternativos que nos ofrece la escena underground.

Decía Frank Zappa: “La cultura oficial viene a tu encuentro, pero al underground tienes que ir tú”. En esta frase se concentra, a mi parecer, el propósito de esta obra: encaminarnos hacia aquellos lugares poco transitados de una escena musical que se caracteriza por habitar desde los márgenes.

En este sentido, el autor logra agrupar elementos distintivos de este género, elaborando una visión que posiciona al indiepop como un estilo sin pretensiones, al alero de una contracultura que quiere tomar distancia de la industria, y abrirse hacia aquellas personas que entienden las sutilezas de la cotidianidad: los popkidz o indiepopers.

En veintisiete capítulos, “Indiepop: una historia” recorre los primeros compases del indiepop, partiendo desde sus orígenes en la tienda Rough Trade al oeste de Londres, pasando por las influencias del sonido postpunk y new wave, que dieron vida a las composiciones melódicas propias del género, junto con los sellos musicales que fueron fundamentales para su desarrollo, como es el caso de Elefant, 53rd & 3rd y el icónico Sarah Records. Este último descrito como un pilar fundamental para entender la historiografía musical que se teje alrededor del género.

Asimismo, toman un lugar significativo las bandas ícono, como The Pastels, The Wedding Present, Belle and Sebastian, Camera Obscura, por nombrar solo algunas. Y otras que han sabido destacarse dentro de los matices que propone este estilo. Es el caso de Niza con el Donosti Sound, La Casa Azul con el tontipop o el chamber pop inglés de Pocketbooks, entre otras.

En este sentido, la lectura de la obra se transforma en un viaje de inmersión, sostenido en imágenes y canciones que se pueden escanear por medio de códigos QR, facilitando la indagación, a través de una combinación hábil de datos históricos, anécdotas personales y pasajes de vida.

Vemos en “Indiepop: una historia”, un surtido amplio de datos y referencias, que, fuera de ser solo eso, van interactuando con la experiencia del propio autor, ofreciendo una perspectiva íntima y emocional que solo puede provenir de alguien que ha vivido y respirado a fondo la música indiepop.

Desde aquí se entiende la propuesta que hace de este libro algo más que un compendio informativo; la cercanía del autor con la sensibilidad única de este género, donde no solo se abrazan las melodías, sino también todos los elementos que conllevan un estilo de vida basado en la autenticidad y en el amor por crear y expresar genuinamente, desde la creatividad, exaltando lo distinto y diferente como bastión del movimiento.

A través de los pasajes, Ricardo Martínez honra al indiepop desde su música y también desde la colectividad que lo rodea: los cafés, las plazas, las tardes de invierno, los juguetes, la nostalgia de la infancia y la rebeldía de la adolescencia. Aquel encanto singular y característico que resuena en los popkidz, el fandom más nerd de la escena, que se desvive por ser parte de este mundo al margen, donde las caretas de la industria son desplazadas por armonías brillantes, letras íntimas y estéticas de antaño, escondidas bajo el alero del underground, y materializadas en “Indiepop: una historia”. Un registro íntegro, cercano, auténtico y sentido sobre el pop independiente.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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