Fyre, el festival más desastroso de la historia, indemnizará con 7.000 dólares a sus asistentes

Fyre, el festival más desastroso de la historia, indemnizará con 7.000 dólares a sus asistentes

Su organizador está cumpliendo una condena de cárcel de seis años por múltiples cargos de fraude

Varias modelos posaron para la imagen promocional del festival en las redes sociales Instagram

Nacho Serrano

Se suponía que iba a ser el festival más guay, la cita musical más 'cool' jamás vista. Pero acabó siendo el más desastroso de la historia. Planteado para celebrarse en un ambiente de lujo exclusivo en 2017, Fyre Festival pretendía reunir a artistas e 'influencers' del mundo de la moda en un evento sin precedentes. Y efectivamente, no los hay.

El abono, que costaba entre 400 y 200.000 euros según el nivel de comodidades, incluía dos fines de semana de 'glamping' (camping de lujo) con catering del chef estrella Stephen Starr y conciertos de artistas como Major Lazer, Disclosure o Migos, todo ello en una isla privada de las Bahamas, que al final se pareció más al infierno que aun paraíso tropical.

Tal fue el desastre, que se han llegado a estrenar dos documentales sobre ello. Uno estrenado en Netflix, titulado 'Fyre: The greatest party that never happened' ('Fyre: La mayor fiesta que nunca sucedió'), y el otro en la plataforma de pago Hulu, llamado sin tapujos 'Fyre Fraud' ('El fraude de Fyre'). Y es que efectivamente, fue un fraude en toda regla . Una estafa.

Cuando los asistentes llegaron a la isla (presuntamente ex propiedad del narcotraficante Carlos Lehder, y no de Pablo Escobar como decía la 'promo'), allí no había nada. Solo un escenario a a medio construir y unas precarias tiendas de campaña, recicladas in extremis de los campamentos de socorro del huracán Matthew. Y ni siquiera había para todos. Las prometidas delicias gastronómicas quedaron reducidas a dos rebanadas de pan, dos lonchas de queso fundido y una ensalada , un menú que se hizo viral gracias a la foto de uno de los asistentes, llamado Trevor DeHaas. Y por supuesto, los conciertos no llegaron a celebrarse. Para colmo, una gran tormenta se las hizo pasar canutas a los pobres 'influencers', que una vez allí, ni siquiera tenían forma de volver a casa . Fue el sálvese quien pueda. Mientras tanto, el organizador, Billy McFarland, deambulaba borracho por la arena caribeña.

Cuando se acabó la 'pesadilla' (así describieron la experiencia varios asistentes entrevistados por Rolling Stone), a McFarland le cayó una demanda colectiva por cien millones de dólares . El famoso abogado estadounidense Mark Geragos presentó la demanda en mayo de 2017, comparando la 'experiencia de lujo' con 'Los juegos del hambre' o 'El señor de las moscas'. «La falta de alimentos, agua, refugio y atención médica adecuados durante el festival creó una situación peligrosa y de pánico entre los asistentes que de repente se encontraron varados en una isla remota sin provisiones básicas», dijo Geragos.

Actualmente, McFarland está inhabilitado judicialmente para participar en ninguna empresa con cotización en bolsa, y cumple una sentencia de seis años de cárcel después de declararse culpable de múltiples cargos de fraude. En prisión tampoco se ha portado del todo bien: Acaba de pasar seis meses en régimen de aislamiento por participar en la grabación de un podcast sobre aquel suceso, algo en principio prohibido en la prisión, antes de ser trasladado a un nuevo centro penitenciario en la ciudad de Oklahoma.

Mientras tanto, sus abogados han llegado a un acuerdo de dos millones de dólares con 277 asistentes, que recibirán 7.220 dólares cada uno, aunque la cifra podría ser menor ya que Fyre Festival todavía se encuentra en medio de un caso de quiebra con concurso de acreedores. Los abogados que representan a los desafortunados 'festivaleros' dicen haber asegurado el acuerdo, pero, según informa Billboard, aún se necesita un voto de aprobación para que se lleve a cabo, y que se conocerá el próximo 13 de mayo.

La broma final

Uno de los socios de McFarland, el rapero Ja Rule, está haciendo negocio con todo esto, gracias a otros ricachones que no saben qué hacer con su dinero. Hace un mes, vendió una pintura al óleo que hizo con el logotipo del Fyre Festival, en forma de NFT (token no fungible) por 122.000 dólares. Iba acompañado de una nota manuscrita de Ja Rule que decía «A la mierda esta pintura».

Pero hay más: ahora el rapero se ha aliado con Trevor DeHaas, el autor de la foto del mísero catering que publicó en Twitter, para vender los derechos de su publicación viral, también en formato NFT . «De una cena infame, el fotógrafo Trevor DeHaas capturó la imagen más icónica de la debacle más famosa de 2017: el Festival Fyre», dice el comunicado de venta. «Dos rebanadas blanquísimas sobre pan de trigo yacían, como el cuerpo sin vida de Ícaro, lamentándose de la arrogancia del hombre. Una imagen atemporal de inestimable importancia cultural, vendida ahora como un NFT singular. El comprador podrá monetizar la propiedad intelectual del símbolo de la estafa de la década».

El precio estimado del caprichito digital es de 80.000 dólares . Al menos los ingresos a una buena causa, ya que se destinarán a pagar los gastos médicos de la diálisis diaria y el trasplante de riñón de DeHaas. Esperemos que no sea otra estafa.

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