Eloy «Inside»: Inicia el viaje interior

Antecedentes

Inside de 1973 es el segundo trabajo de los alemanes Eloy, y marca un punto de inflexión respecto a su anterior disco debut homónimo de 1971, el cual se movía dentro de los campos del proto-prog con un sonido oscuro, psicodélico, y un manifiesto mensaje político. En tanto, Inside indagará en ideas conceptuales sinfónicas, manteniendo el peso rítmico del hard rock, pero adentrándose en temáticas existenciales que se remiten a los terrenos de la ciencia ficción y del espacio.

Para entonces, Alemania se erigía como cuna de importantes movimientos artísticos y musicales, entre ellos el neoexpresionismo, la electrónica y el denominado krautrock, corrientes que hicieron escuela dentro de la escena más innovadora de occidente. Aun así, bandas como Frumpy, Triumvirat o Hoelderlin cultivaron un sonido más ligado a la escena británica, y dentro de aquel espectro estaba Eloy, quienes tras este hito discográfico, trascenderán como una de las agrupaciones más representativas del género progresivo a nivel mundial. 

Pero su historia ha estado marcada por el constante ir y venir de sus integrantes, y esta segunda entrega no sería la excepción: el baterista Fritz Randow reemplazaría a Helmuth Draht, pero será la salida del vocalista Eric Schriever, quien tuvo diferencias creativas con Frank, el hito que marcó un antes y un después en la cronología de la banda. Así, Bornemann se transformará en piedra angular del nuevo sonido y pasará a ser voz principal y guitarrista, junto con Manfred Wieczorke en órgano, percusión y coros; Wolfgang Stöcker en bajo y Fritz Randow en batería, guitarra acústica y percusión. 

Inside fue grabado en septiembre de 1972, en el estudio Windrose de Hamburgo, y publicado en febrero de 1973 bajo el sello Harvest, y supone un salto cualitativo a través de composiciones experimentalmente crudas, sin pretensiones virtuosas y con un misticismo implícito. El lineamiento musical tendrá al órgano de Manfred Wieczorke como hilo conductor melódico del álbum, más no el protagonista, pues se trata de una obra con tintes hard rock, donde la guitarra de Frank serpentea estridente y etérea en muchos pasajes del mismo. El peso rítmico lo lleva el bajo de Wolfgang Stöcker y la batería de Fritz Randow, quienes encauzan todo el vendaval con estilísticos desarrollos instrumentales.

Las canciones de «Inside»

La obra abre con «Land of No Body«, de diecisiete minutos y pico que ocupa toda la cara A del álbum, y que condensa una serie de densos movimientos en una suite. Su inicio solemne abruma, mientras su armonía y verso van subiendo en intensidad hasta el clímax central, donde el tétrico sonido del Hammond acompaña el relato existencial de viajeros interplanetarios. Subliminalmente, un guiño instrumental hace referencia a «Echoes» de Pink Floyd, preludio a una línea instrumental poderosa y un grito desgarrador que termina siendo un lapsus dentro de este frenético collage. Su final es apoteósico, y la ejecución en bajo de Stöcker es soberbia.

El segundo surco es «Inside«, el cual inicia con un sombrío sonido en tic-tac ejecutado en los platos de Fritz Randow, seguido de un Hammond tétrico y una guitarra arpegiada que sirve de introducción a una letra melancólica y llena de añoranza. Su cambio rítmico variará de intensidad, siendo enérgico y sinfónico a la vez, y desembocando hasta su parte central donde el estridente riff de guitarra viaja a través de un sonido tempestuoso, permitiéndonos un halo de poder apasionante.

«Future City» tiene un aire exótico y un ritmo percusivo muy interesante, que junto a una lírica existencial y una guitarra que va in crescendo, nos introduce en un ritmo desenfrenado que oscila por diversos colores armónicos. También es una pista donde hay una menor presencia del órgano, lo que lo hace sonar mucho más prístino.

«Up and Down» es un tema de tono inquietante que se desarrolla a través de saturados acordes en órgano, transitando a través de una base instrumental precisa. Una lánguida voz frasea sobre texturas armónicas hipnóticas, llegando al clímax donde todos los elementos sonoros van a la par, y que se irán difuminando lentamente, irradiando una hermosa delicadeza.

«Daybreak» y «On the Road» fueron agregadas por el sello EMI en la reedición de 2001, y son parte de un álbum single publicado en 1973 que no tuvo mucho éxito comercial. Son pistas que tienen un desarrollo instrumental mucho más acotado que los demás, pues mientras «Daybreak» es un primer atisbo sinfónico donde existen arreglos de cuerda dentro de una canción incidental, «On the Road» se mueve por senderos hard rock, con un órgano progresivo y una guitarra filosa que rememora influencias primigenias de un sonido más cavernoso.

Un viaje nostálgico

Para muchos críticos y melómanos, 1973 fue el año que cambió la forma de hacer música, y es por ello que Inside es un triunfo a la creatividad, pues su ingenuidad y crudeza derrochan una épica fantástica en torno a atmósferas pulsantes, siendo el eslabón de un sonido que comenzaba a cambiar. Tras esta odisea, Eloy escribirá otra página en su selecta discografía, y con ella cerrará su ciclo más rock, abriéndose a nuevos senderos creativos sin perder el alma en ello. A cincuenta años de su publicación, Inside es un viaje nostálgico a través de un sonido que estaba en plena evolución, y que abrirá un portal hacia una sonoridad mucho más compleja y conceptual.


Integrantes:

  • Frank Bornemann: voz, guitarra eléctrica, percusión.
  • Manfred Wieczorke: órgano hammond, coros, guitarra, percusión.
  • Wolfgang Stöcker: bajo, guitarra.
  • Fritz Randow: batería, guitarra acústica, percusión.

En busca del eterno resplandor sónico.

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