La República Francesa pertenece a la Unión Europea desde 1958 recogiendo así una larga tradición como país de gran importancia diplomática. De norte a sur, presenta lugares que la convierten en uno de los destinos principales de Europa a la hora de viajar. Más allá de la mítica París, capital bautizada con seudónimos tan magníficos como la ciudad del amor o la ciudad de las luces, con lugares tan románticos e idílicos como Montmartre o la Torre Eiffel, existen otros rincones con sus propios encantos.
Lyon, ciudad donde nació el cine, los castillos de Carcassonne, o la región de Normandía son algunos de ellos. Una de las más increíbles rutas es la de la Costa Azul, en el Mediterráneo, donde las caletas se erigen en fiordos, a su manera, acantilados vertiginosos y olor a salitre. En este recorrido se encuentra el Parque Nacional de Les Calanques, una especie de Riviera francesa, que sigue hasta el pequeño pueblo pesquero de Cassis y el archipiélago de Hyères hasta llegar a Cannes y seguir más allá hasta Cap Ferrat, en un camino lleno de vertiginosas carreteras, interesantes ciudades como Niza y mucho arte esparcido por sus pueblos.
Y es que los paisajes de Francia dan para mucho. El país más extenso de la Europa occidental tiene gran cantidad de maravillas para ofrecer. Los acantilados de la Côte d’Albâtre, sobretodo los de la localidad de Étretat, compiten por atención con la duna más alta de Europa, la de Pilat, con 112 metros, desde donde puede divisarse el océano Atlántico. Yendo hacia el interior, sorprenden las Gorges du Verdon, donde el río corta barrancos de hasta 700 metros donde hacer kayak o descenso. Paisajes colorados en la Provenza, blancos en Mont Blanc, verdes en la Montaña de Reims o azules en las Lagunas de la Camarga. Sean del color que sean, estos paisajes merecen la pena un viaje.
Entre unos y otros, el visitante no puede obviar la gran cantidad de localidades con encanto que salpican el país. Si se trata de pueblos medievales idílicos, Francia cuenta con muchos para elegir. Saint-Cirq-Lapopie es uno de ellos, entregado al arte, como lo es Gordes, en el corazón de la Provenza, y también Locronan, con sus tejados de granito, o Saignon, llena de vida y rincones sorprendentes. En ellos se puede disfrutar de vestigios de antaño, descubrir historias increíbles y maravillarse con su eterna belleza, capturada por el tiempo.
También marcan la diferencia los pueblos colgantes, municipios nacidos en la Edad Media con una estructura que les resguardaba del ataque exterior y encaramados a lugares casi imposibles. Rocamadour es uno de los más conocidos, uno de los más bellos de Francia y con una gran historia que contar. Najac se extiende a lo largo, y no a lo alto, de los bosques de Aveyron, y Éze mira hacia el Mediterráneo desde sus 427 metros. Dentro del Parque Natural Regional del Vercors se encuentra el bello Pont-en-Royans, y otros, como Castelnaud-La-Chapelle o Beynac-et-Canezac miran a sus correspondientes ríos desde sus bellas atalayas.
Capital
París
Moneda
Euro (€)
Idioma oficial
Francés
Visado
No