François Cluzet, la pasión del “héroe” corriente

François Cluzet, la pasión del “héroe” corriente

cine

El actor francés, una estrella internacional que no pierde su modestia, tras cuatro décadas de carrera, estrena 'Mi amigo Pony', otro filme "con ese plus" que él siempre busca, en este caso el respeto animal

PARIS, FRANCE - OCTOBER 04: Actor of the movie François Cluzet attends the

François Cluzet durante el estreno mundial de 'Mi amigo Pony' en París en octubre pasado. 

Bertrand Rindoff Petroff | Getty Images

No es casualidad que el "Dustin Hoffman francés", como lo bautizaron hace años los medios de su país, sea uno de los intérpretes más prestigiosos y con mayor proyección internacional. Hace ya cerca de cinco décadas que François Cluzet (París, 1955) le comunicó a su padre, vendedor de periódicos, que había decidido ser actor.

Desde entonces once candidaturas al César y una estatuilla, conseguida gracias al enrevesado policiaco No se lo digas a nadie, adornan una filmografía de oro en la que brilla como un faro la afortunada Intocable. En ella interpretó a un hombre tetrapléjico sumido en una gran depresión, que se reencuentra con la vida gracias a los desvelos de su cuidador: un inmigrante de amplia sonrisa y costumbres nada ortodoxas al que dio vida el carismático Omar Sy. “No fue para tanto; lo único que hice fue no moverme”, explica riendo. Sabe que no es verdad. La dificultad de aquel personaje residía en enfocar toda la expresividad en la mirada. Tarea nada fácil.

Su difícil papel de tetrapléjico en 'Intocable' disparó su popularidad: "No fue para tanto, lo único que hice fue no moverme", bromea. 

Desde entonces sus pasos se han encaminado hacia el thriller de espionaje en la celebrada Testigo, “que es un género que me apasiona desde chaval y que me ha dado muchas alegrías”. También ha tenido ocasión de reencontrarse con la afilada pandilla ya otoñal que protagonizó Pequeñas mentiras sin importancia, en la segunda parte de sus causticas aventuras sentimentales.

Pero, sobre todo se ha acercado a un cine costumbrista, popular no sólo por su éxito en taquilla, y comprometido, en títulos como Un doctor en la campiña, La escuela de la vida o Mi amigo Pony, que acaba de estrenar en nuestra cartelera. En ella interpreta a un misterioso y solitario lugareño que se ve envuelto en las idas y venidas de un caballo maltratado por su amo, dueño de un circo, que acaba escapando ayudado por una espabilada chica. “Se trata de un héroe con sus debilidades y fragilidades, que son los que me interesa interpretar”

Un film de Nicolas VANIER

Un film de Nicolas VANIER

Eric TRAVERS

“Busco que el cine tenga ese 'algo más'; que sirva para algo aparte del mero entretenimiento, pero no porque esto no sea ya un valor en sí mismo, que lo es. En el caso de 'Mi amigo Pony' ocurre que el director, Nicolas Vanier, conoce la naturaleza como nadie y la defiende. No hay trampa en él; habla de lo que sabe con sencillez y pasión. El público percibe su honestidad y por eso sigue su exitosa carrera. Toca temas que son tan importantes para mí como la causa animal y ambiental o la igualdad real entre los géneros, y lo hace desde la humanidad y la experiencia. Me agrada pensar que comparto con él su respeto por la vida en todas sus formas”, explica.

Aunque a menudo lo reclaman para interpretar a gentes convencionales en apuros –médicos, empresarios-, Cluzet fue claramente a contracorriente mientras trataba de abrirse paso en sus inicios, “porque muy rápidamente me di cuenta de que para la mayoría era una actividad muy competitiva mientras que para mí era, sobre todo, una pasión. La frase de Marivaux es, desde entonces, mi mantra: “Los actores; los que fingen fingir”. Entendí que vivir la situación, después de haberla pensado, y compartirla es el deber del intérprete. Traer vida es todo lo que se nos pide. Eso no es solamente fingir.”

La frase de Marivaux es mi mantra: 'los actores; los que fingen fingir". Vivir la situación, después de pensarla, y luego compartirla. Eso no es solo fingir”

Sus inicios juveniles tuvieron el teatro amateur como centro de operaciones, “y así inicié un aprendizaje que no creo que haya terminado ni vaya a finalizar nunca, y rápidamente todos mis coetáneos me adelantaron. Por orgullo decidí no consentirlo y acelerar. A fin de cuentas, yo también quería ser célebre y famoso de niño: que me conocieran por la calle. Han pasado cuarenta años y lo he conseguido. Es mi privilegio, pero, cuando esto ocurre, es necesario seguir siendo humilde y modesto porque hay mucha gente que, o se queda por el camino, o tiene que acabar trabajando en cosas que no les gustan nada”

De aquellos primeros años guarda excelentes recuerdos, “pero ninguno concreto de un primer día en las tablas. Me encanta el escenario, es el lugar en el que se desarrolla el arte del actor. Ahora he avanzado mucho en el cine y me suelen proponer papeles muy interesantes en películas muy bien escritas, pero los escenarios ocupan mis pensamientos a menudo. No para regresar con cualquier cosa. Es el imperio del verbo, por lo que hay que priorizar lo escrito por los grandes dramaturgos. Si no es así, te cansas rápido; estás ensayando y al cabo de tres días tienes la sensación de que ya lo has hecho todo”.

Intouchables

Omar Sy es el cuidador que devuelve la vida a Cluzet en 'Intocable' 

En el cine, las cosas fueron más despacio. Las primeras incursiones llegaron como extra, “pero, a medida que conseguí papeles algo más relevantes, me enamoré de la cámara”. Responsabiliza de su epifanía a grandes como Chabrol, con el que llegó a trabajar en cinco ocasiones, o Tavernier, que supieron ver ese plus tras el físico algo anodino de un actor capaz de desplegarse y replegarse con aparente sencillez.

A las órdenes de Tavernier, precisamente, realizó su primer papel con proyección internacional en la legendaria Alrededor de la medianoche, en la que el saxofonista de jazz Dexter Gordon se interpretaba a sí mismo en su periplo parisino al filo del abismo, apoyándose en un joven admirador. Corría el año 86 del pasado siglo. Gordon fue candidato al Óscar y falleció poco después. “Cuando vi mi nombre al lado del suyo en el cartel de aquella película me gustó, la verdad. Hay montones de anécdotas. Fue muy divertido cuando llegué a Nueva York para encontrarnos por primera vez. Él me hablaba y me hablaba y yo, conociendo el idioma, le ponía cara de póquer, hasta que su mujer me dijo: “No se preocupe si no le entiende ni una palabra. Pasa mucho; a veces ni sus amigos saben lo que está diciendo”. Hablaba un inglés de argot, absolutamente ininteligible para mí”, destaca riendo.

De un tiempo a esta parte, y, a pesar de los tiempos difíciles que atravesamos, procura no perder la sonrisa, aunque la vida le ha reservado sus propias tragedias. Padre de cuatro hijos, el primero de ellos nació de su relación con su compañera de fatigas en los felices 90, la también actriz e hija de celebridad Marie Trintignant, fallecida a resultas de las heridas recibidas tras un episodio de maltrato de género del que se encontró culpable al cantante del grupo Noir Désir, Bertrand Cantat.

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El actor brilla en el reparto coral de 'Pequeñas mentiras para estar juntos' 

Recuerda cómo, a lo largo de estos años, han ocurrido muchas cosas y de todo signo: "algunas se han hecho más digeribles gracias a mi profesión, que no permite que se te quede mucho en el tintero. Nosotros trabajamos con la empatía o con la falta de ella que es tan importante en la vida de todos y cada uno de nosotros. De joven, a menudo, la despreciamos. Soy mucho más tolerante ahora; más abierto y más sincero. Comprendo mejor lo que siento e intento entender al otro, que no es el enemigo ni el infierno, como decía Sartre, sino que es una suerte; un compañero de viaje”.

De joven, a menudo despreciamos la empatía. Yo soy mucho más tolerante ahora, más abierto y sincero. Comprendo mejor al otro, que es un compañero de viaje”

Respecto a sus compañeros de profesión, afirma: "Trato de tener la mejor relación posible con el equipo, con el director. Lo contrario sólo oscurece la visión, entorpece el camino y te hace perder de vista la razón por la que estás aquí. El actor solo no vale nada. Por eso es tan importante que nadie piense que lo importante es estar bien, dominar, a expensas del resultado final. Qué gran error. Me decido a este trabajo porque me gustan las personas. Me gusta interpretarlas. Ahora ya sé que no todas merecen la pena. Que muchas contaminan; digamos un 20 %. Queda un amplio 80% que incluye algunos seres maravillosos”, afirma.

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Actor de los que se dosifican –es difícil que intervenga en más de dos películas al año- se muestra muy consciente de la importancia del relato, ya sea cinematográfico, teatral, literario o televisivo en el momento actual, “en el que a menudo ocurren tragedias que nos dejan sin habla y sin respiración y que ponen en entredicho cuanto pensamos y sentimos sobre el ser humano. Mi responsabilidad como artista es no permitir que eso nos envuelva y facilitar que nadie olvide la maravilla que podemos llegar a ser y la belleza que nos rodea", reflexiona. 

Y añade: "El público quiere ver las vidas de otros en el escenario o en la pantalla para olvidarse de lo que le pone un nudo en el estómago en el día a día, más allá de los políticos que son quienes están obligados a resolver los problemas y del poder económico, que, a menudo, los crea y que no parece muy preocupado por haberlo hecho. Es una de las aportaciones de la cultura a la humanidad: el relato; lo que nos explica quiénes somos y por qué. La cultura puede curar”.

Me gustan las personas. Interpretarlas. Ahora sé que no todas merecen la pena. Que muchas contaminan. Digamos un 20%. Pero queda un amplio 80% y eso incluye algunos seres maravillosos”

Se confiesa enamorado todavía de la profesión que eligió – en dura pugna con la medicina -, “pero también de la vida, de la naturaleza, de mis hijos, de la literatura, del viaje… Haré películas; es lo que sé hacer. Pero desde la perspectiva de que no soy imprescindible. Ningún actor lleva de la mano a los espectadores al cine. Lo importante es el conjunto; su cohesión, su belleza, las reflexiones que provoca. Y serán comedias o dramas; o filmes de entretenimiento, pero con un objetivo enriquecedor”.

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