Películas como El exorcista (1973), La masacre de Texas (1974), Carrie (1976) y Halloween (1978), entre varias otras, cambiaron para siempre el rumbo del cine de terror y hoy son vistas como auténticos clásicos del género. A ese grupo pertenece también La profecía (1976), otro exponente del horror religioso que tuvo Richard Donner en la dirección, a David Seltzer como guionista, a un elenco encabezado por Gregory Peck y Lee Remick y a Jerry Goldsmith como compositor de la inolvidable banda sonora.

Casi medio siglo después, el grupo Disney a través del sello 20th Century Studios (lo que queda del original Fox), desempolvó la franquicia con el viejo truco de la precuela; es decir, con una historia como esta ambientada en la convulsionada Roma de 1971 (llena de protestas callejeras y de enfrentamientos entre grupos de extrema izquierda y otros de extrema derecha). Allí llega Margaret (la inglesa Nell Tiger Free, vista en Servant), una joven estadounidense que es enviada a un orfanato y maternidad para adolescentes en el que iniciará su vida de servicio a la Iglesia. Pero, antes de convertirse en monja, la muchacha y Luz (María Caballero), una compañera española, salen de parranda y al día siguiente ella no se acuerda de nada, aunque las secuelas parecen ser peores que las de los protagonistas de ¿Qué pasó ayer?

Lo concreto es que en ese hospicio pasan cosar raras, muy raras, y nuestra inocente protagonista no tardará en advertirlas (Silva, la hermana a cargo del lugar, está interpretada por la mítica Sonia Braga). Para colmo de males, vemos que a los veteranos de la Iglesia (el padre Brennan de Ralph Ineson, el padre Harris de Charles Dance, el cardenal Lawrence de Bill Nighy y el joven padre Gabriel de Tawfeek Barhom) tampoco les va demasiado bien y están bastante desesperados en medio de internas, confabulaciones y traiciones cruzadas.

La directora debutante Arkasha Stevenson resuelve el asunto con mucho gore y cierto vuelvo visual, pero la película jamás trasciende la medianía ni los lugares comunes del cine de terror religioso más convencional. Sí, hay alguna referencias al diabólico Damien, al Robert Thorn de Gregory Peck y al ya icónico número 666, pero no mucho más. Si el intento de resucitar esta saga luego de tanto tiempo (La profecía 4 es de 1991, en 2006 hubo una remake y en 2016 llegó una serie televisiva) generaba ya unas cuantas dudas y suspicacias, esta precuela no hace más que confirmar las peores presunciones. No estamos frente a ningún desastre artístico, es cierto, pero tampoco en presencia de un clásico instantáneo de esta década como el film original sí lo fue en aquellos dorados -y hoy venerados- años '70.



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