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Verano 2020
Reyes sin trono

Farah Pahlavi: el triste exilio de la mujer que dio un heredero a Ir�n

Actualizado

No ha podido volver a pisar Ir�n desde que se vio forzada al exilio en 1979 tras la revoluci�n isl�mica. La tercera mujer del �ltimo sah engendr� al ansiado heredero del trono milenario en los d�as dulces de su vida.

Farah Pahlavi.
Farah Pahlavi. GTRES

En mayo de 2004, pocos d�as despu�s de la boda del entonces Pr�ncipe de Asturias y Letizia Ortiz, el ministro de Exteriores de la Rep�blica Isl�mica de Ir�n dirigi� una queja formal al Gobierno de Espa�a. La raz�n no era nueva. Teher�n protestaba por el hecho de que se hubiera invitado al enlace a Farah Pahlavi y su primog�nito, Rezah. La viuda del sah de Persia, �ntima amiga de Don Juan Carlos y Do�a Sof�a, ha estado presente en los grandes acontecimientos de la Familia Real espa�ola estas �ltimas d�cadas. Y en cada visita con alg�n car�cter oficial a nuestro pa�s ha recibido el tratamiento que le corresponde como Majestad imperial y los honores inherentes a su estatus.

Porque Farah Pahlavi, tambi�n conocida por su nombre de soltera, Farah Diba, es la primera y �ltima emperatriz de Ir�n, pa�s que no puede pisar desde su marcha en 1979. Pero por m�s que el r�gimen de los ayatol�s no reconozca ya los t�tulos mon�rquicos, quien fuera durante alg�n tiempo la consorte m�s admirada del mundo sigue siendo tratada como emperatriz em�rita, seg�n los usos protocolarios de los pa�ses que mantienen monarqu�as e incluso en rep�blicas como Francia, donde hay gran deferencia por la tercera mujer de Mohammed Reza Pahlav�. Por ello no pod�a faltar la bella Farah (81 a�os) en nuestra galer�a veraniega de reyes sin trono.

La boda fastuosa

Farah Diba se cas� con el sah el 21 de diciembre de 1959 en una fastuosa boda. Era ella una jovencita plebeya, hija de un capit�n del ej�rcito imperial, que hab�a estudiado Arquitectura en Par�s. Pertenec�a a la clase media que entonces empezaba a despuntar en el pa�s. La afortunada hab�a encandilado a Reza Pahlavi tras una agradable charla propiciada por el yerno del monarca, al que hab�a recurrido Farah para que la ayudara a formalizar la renovaci�n de la beca y el visado que le permit�an estudiar en la capital francesa.

El rey de reyes de la antigua Persia, que celebrar�a por todo lo alto los 2.500 a�os de la dinast�a -a pesar de que su estirpe era muy reciente y con nulo pedigr�- se hab�a casado dos veces. Primero con la princesa Fawzia, hija del rey Fuad I de Egipto, quien le dio una hija antes de que el matrimonio hiciera agua. Despu�s con Soraya Esfandiary, a la que se vio obligado a repudiar por su incapacidad para darle un heredero. Comenz� ah� la leyenda de la princesa de los ojos tristes, Soraya, quien a cambio se convertir�a en una de las reinas del papel couch� y en toda una celebridad en Europa.

Farah Diba cumpli� con creces su principal cometido. Apenas 10 meses despu�s de su boda, el 31 de octubre de 1960 dio a luz a su primer v�stago, Reza, un var�n que garantizaba la ansiada continuidad din�stica y que llen� de felicidad al monarca. Despu�s vendr�an otros tres hijos:los pr�ncipes Farahnaz, Al� Reza y Leila. Tiempo despu�s, ya con la familia imperial desterrada, y en medio de tantas amarguras para una Farah Diba que llegar�a a pensar en quitarse la vida, como ella misma reconoci�, ser�an precisamente sus dos hijos menores quienes se suicidaron. Al margen de otras razones que se nos escapan, nunca supieron adaptarse a las circunstancias de su exilio.

Farah no fue solo la consorte del sah. Se convirti� en la primera y hasta ahora �ltima emperatriz de Ir�n -aunque hoy su nuera Yasmine ostente el t�tulo de shahbanou-. Nada era suficientemente majestuoso para el sah, quien en 1967 hizo que les coronaran a �l y a su mujer como emperadores en una ceremonia insultantemente suntuosa, para la que se sigui� un protocolo inspirado nada menos que en la consagraci�n de Napole�n y la coronaci�n de Josefina en 1804.

Entre EEUU y Francia

Como es bien sabido, la revoluci�n isl�mica acab� con la monarqu�a iran� en 1979. Durante a�o y medio, el sah, gravemente enfermo, junto a su mujer y sus hijos peregrinaron por el mismo mundo que les hab�a rendido los m�s altos honores y petropleites�a como apestados que incomodaban en todas partes, hasta que al fin encontraron refugio en Egipto, donde morir�a al poco tiempo el emperador.

Desde entonces, Farah Pahlavi ha residido entre Estados Unidos y Par�s, envejeciendo con enorme dignidad y apoyando siempre la causa mon�rquica desde el exilio. Sue�a con ver un Ir�n democr�tico y con poder volver a pisar alguna vez su patria. Mientras, sigue siendo un respetado miembro de la realeza internacional que a cada paso provoca una queja diplom�tica de los ayatol�s.

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