Oscura verdad (2021), de John Lee (II)

Adrian y Lucy, son un joven matrimonio con buenos trabajos, él cirujano plástico, ella publicista, pero con una pena grande, ella no consigue quedarse embarazada. Acuden a un viejo amigo de Adrian de su época estudiantil, el doctor Hindle, eminente ginecólogo especialista en fertilidad. Y en efecto consigue que Lucy quede encinta, pero resulta que espera trillizos, por lo que propone una reducción selectiva, o sea, eliminar dos embriones y quedarse con uno. Los padres aceptan, pero a medida que avanza el embarazo aumentan las sospechas de que el doctor y su marido están jugando con ella y manipulándola, algo raro está ocurriendo.

Parto complicado. Con este símil podríamos describir el intento algo loco de combinar drama con thriller y cine social en que consiste este desequilibrado film. El director John Lee, con un guión coescrito con la también actriz protagonista Ilana Glazer, se arranca con lo que parece un drama de matrimonio que quieren ser padres a toda costa, y a los que parece importar un bledo tener que elegir entre tres vidas, dar la posibilidad de seguir adelante a una, dos o tres de ellas, algo por desgracia no tan infrecuente en la fecundación in vitro. Pero luego juega además al complot del científico que pretende no se sabe qué. O a la crítica de la gente que es todo sonrisas falsas y huecas, aquí médico y enfermeras, colegas de trabajo de Lucy, grupo de madres tipo alcohólicos anónimos en versión embarazas con fecundación in vitro... O a medicina hipermoderna frente a métodos naturales, conexión con la madre tierra o algo así... Por no hablar de la aparición del feminismo rampante o de la homosexualidad. Pero todo ello en batiburrillo caótico, falta coherencia, y se nota que quien mucho abarca poco aprieta...

Es una lástima, porque hay un notable esfuerzo de producción, buenos actores, y a ratos un aire siniestro que funciona, la sensación, compartida con la protagonista, de que nos están haciendo “luz de gas” o algo así... Pero los aciertos parciales no logran enmendar el aire de insatisfacción que desprende el conjunto.