El tercer día (2020), de Philippa Lowthorpe

Para evadirse de un acontecimiento bastante trágico, Sam se muda a la Isla de Osea, separada del territorio británico por una carretera que sólo queda al descubierto cuando baja la marea. Nada más llegar evitará que Epona, una desesperada joven del lugar, se ahorque, pero también descubre que los lugareños están preparando una especie de ritual ancestral. Éstos tratan de evitar a toda costa que algún extraño sepa lo que tienen entre manos. También llegará a tan curioso lugar Helen, que viaja por placer acompañada por sus dos hijas, Ellie y Talulah.

Dennis Kelly, creador de Utopía, se asocia con el director teatral Felix Barret, debutante en el terreno audiovisual, con la finalidad de crear para HBO una miniserie de carácter experimental, a la que se apunta el siempre arriesgado Jude Law, visto en The Young Pope, de la misma compañía. Se estructura en tres partes, Verano, que a través de tres capítulos ofrece el punto de vista de Sam, interpretado con su buen hacer habitual por el citado Law, Otoño, un montaje teatral recogido por las cámaras en directo, que recoge el día a día de los habitantes de la isla, y finalmente Invierno, otros tres episodios en torno a Helen, a la que da vida de forma convincente Naomie Harris. Roban la serie dos secundarios, Emily Watson y Paddy Considine, como un matrimonio de lugareños que trata de disimular su miedo al regentar un bar.

Marc Munden, colaborador habitual de Kelly, dirige la primera parte –la más psicodélica–, y la segunda, la más arriesgada, mientras que Philippa Lowthorpe (¡Llama a la comadrona!) se ocupa del último tramo, más convencional. En su arranque parece que la serie va a tener más entidad dramática, recuerda en cierta manera a El rostro, donde Ingmar Bergman se acercó al género de terror, pero también a Midsommar, sobre las extrañas ceremonias de una secta de perturbados. La ficción logra una enorme fuerza visual, y tienen interés sus reflexiones sobre la superación del dolor ante la pérdida de un familiar, y las consecuencias de la falta de empatía con los semejantes. Quizás por eso decepciona en cierta medida que al final se estanque, y que todo acabe siendo más ligero de lo que se preveía.