Karen McCann es una mujer que tiene una vida más o menos apacible y feliz. Vive en una bonita casa en Santa Mónica, tiene un trabajo que le gusta en un museo, está casada con Mack, un buen hombre que la quiere, y tienes dos hijas a las que adora, Julie, de diecisiete años y nacida de un matrimonio anterior, y Megan de 6. Pero toda esa felicidad se ve tristemente truncada cuando un día un desconocido irrumpe en su casa y viola y asesina a su hija Julie. A pesar de que parece haber evidencias de que el sospechoso del crimen es culpable, finalmente éste logra salir en libertad por un tecnicismo legal, algo que no sienta muy bien a la familia de Karen y menos a ella, que fue testigo telefónico de los hechos y está convencida de la culpabilidad del detenido. Poco después, el asesino vuelve a las andadas y comete otro crimen del que de nuevo logra salir indemne por falta de pruebas. El odio, la tristeza, y su falta de fe en la ley llevarán a Karen a tomar la terrible decisión de buscar la justicia por su cuenta. Cueste lo que cueste…
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