El serpiente

"El serpiente" es una coproducción franco-italo-germana de alto presupuesto, donde se nos cuenta cómo el coronel soviético Viasov pide asilo político al gobierno norteamericano, y es sometido por la CIA a una serie de pruebas, entre computadoras, televisión en circuito cerrado y detector de mentiras, en un intento de averiguar hasta qué grado es sincera la conversión del coronel, y qué ventajas prácticas puede reportar su traición. Con un amplio muestrario de personajes, y a través de importantes ciudades europeas se irá desenredando la madeja hasta un final que, no por esperado, deja de sorprender.
A mi juicio, lo mejor es el aspecto documental de la historia, tanto cuando nos muestran la potente maquinaria de la CIA como el desfile en la gran Plaza Roja de Moscú. o el congreso del partido comunista.
Los principales papeles se han encomendado a un plantel de primeras figuras: Yul Brinner, Henry Fonda y Dirk Bogarde componen el trío estelar, y su actuación se ve siempre con agrado. La interpretación del francés Phillippe Noiret es, sin duda, la mejor de todas; Michel Bouquet, Farley Granger y una fugaz aparición de la bella y sofisticada Virna Lisi, completan el numeroso reparto. La fotografía es de Claude Renoir, y la dirección del veterano Henri Verneuil, quien siempre cumplió con dignidad todos los encargos, y, esta vez, hizo un film que, sin poderse contar entre los mejores del género, nos interesa y nos entretiene durante la hora y media de proyección.

Su nombre de pila era bastante musical: Harold Adrian Russell Philby (junten sus iniciales, y en inglés, obtendrán un magnífico instrumento). Había nacido en Ambala, India (entonces colonia inglesa) en 1912, y fue miembro de la inteligencia británica con un alto rango, pero, como antes que nada era un convencido marxista, no tardó en prestar sus servicios al antiguo NKVD soviético y luego a la KGB. De la red de espionaje identificada como ‘Los Cinco de Cambridge’, Kim Philby -como se le conoció luego- fue identificado como el más exitoso por la Unión Soviética.

Era un verdadero camaleón: Ayudó a los refugiados que huían del recién establecido régimen nazi en 1933. Se transformó en un perfecto fascista para unirse a la Liga de amistad Anglo-Alemana, en 1936, con el fin de espiar sus actividades. En 1937, fue a Sevilla, España, y sirviendo a la URSS, trabajó como periodista independiente, para indagar sobre las disposiciones de seguridad del cuartel del general Francisco Franco. En 1944, instruido por el Soviet Supremo, consiguió ser el jefe de la Sección IX del SIS (luego MI6), en Inglaterra, y allí pudo acceder a grandes cantidades de documentos oficiales de la llamada Foreign Office (Ministerio de Asuntos Exteriores), como también a las identidades de los oficiales y agentes británicos.

Todo estuvo en bandeja de plata para Philby, hasta 1945, cuando un agente soviético, Konstantin Vólkov, desertó en Inglaterra asegurando que revelaría los nombres de los agentes del SIS y de la FO que trabajaban para la Unión soviética… pero, Philby logró que le asignaran a él la misión y de inmediato alertó a la dirigencia soviética sobre este asunto.

Lo ocurrido a partir de este momento, es lo que cuenta el escritor, espía y miembro de la resistencia francesa, Pierre Nord en su novela, “Le 13é Suicide” (1971), la cual fue adaptada a guion por Henri Verneuil y Gilles Perrault con algunas variaciones, siendo Verneuil quien se encargaría de la dirección cinematográfica. El resultado es un filme bastante singular, sobre todo porque, siendo de producción europea, va a mostrar el choque con la Unión Soviética de una manera tan particular que, seguramente influyó para esa marcada apatía que se le ha brindado. La trama, en todo caso, es bastante inteligente y guarda unos elementos sorpresa de nunca imaginar, no siendo extraño que sea necesario ver el filme en más de una ocasión para poder llegarle al tuétano como se debe.

Un brillante reparto contribuye a la consolidación de “EL SERPIENTE”, siendo Yul Brynner (de origen ruso), quien da vida al especial desertor de la KGB -aquí llamado Alexei Fedorovich Vlassov-, y Dirk Bogarde, es el agente del servicio secreto británico, Philip Boyle, encargado de resolver el caso que ha puesto en jaque a Europa y a los EEUU. Por su parte, Henry Fonda actuará como director de la CIA dispuesto a mediar en el asunto; Virna Lisi es Annabel Lee (remembranza del poema de Edgar Allan Poe), la linda rubia que sabe hacer lo que tiene que hacer; y entre otros, Philippe Noiret es Lucien Berthon, el agente francés que no las tendrá fáciles con la presencia del desertor.

Como dice alguien en la película (y con esto queda explicado el título, materializado luego en una cigarrera): “La biblia enseña que, el primer agente secreto, se convirtió en serpiente para convencer a Eva de que se comiera la manzana”.

Título para Latinoamérica: LA SERPIENTE

Magnífica película de espías, con todos los ingredientes que se le suponen a una obra del género: misterio, una pizca de violencia, una intrincada trama, largas gabardinas y una acción que transcurre en diversas capitales (París, Munich, Londres, Washington...) donde se mueve todo el cotarro del espionaje a este lado del telón de acero.

La peli cuenta con auténticos pesos pesados de la interpretación: un Yul Brynner cincuentón que porda el papel del Coronel Vlassov que se pasa al lado de los paises capitalistas; Henry Fonda, extraordinario actor al que es difícil verle una mala actuación, encarnando al jefe de la CIA; Philippe Noiret, actor con "cara de francés", dando vida al jefe de los servicios secretos galos, etc.

Las conexiones entre este film y la obra maestra del género "El espía que surgió del frío", escrita por John LeCarré, son evidentes, si bien en "El serpiente" se opta más por profundizar en lo político que en la vida privada de los espías.

Resumiendo: una obra redonda, que, a pesar de la enrevesada trama, encantará a los aficionados a las novelas y filmes de espías.

Henri Venreuil, director de “La Hora 25” (Le Vingt-Cinquième Heure, 1967), firmó esta compleja cinta de espionaje en pleno auge de la Guerra Fría. Dos países como Francia y Estados Unidos se balancean en pos de un alto cargo del KGB, el coronel Alexei Vlassov (Yul Brynner), recién desertado y que está dispuesto a delatar en una lista a altos funcionarios occidentales que sirven a la URSS sin que los Servicios de Inteligencia se hayan dado cuenta. Sus declaraciones llaman la atención al director general de la CIA (Henry Fonda) que desconfían plenamente de un hombre que puede trabajar como doble agente.

Verneuil nos presenta en la primera hora de film un siniestro personaje como el que interpreta Yul Brynner, de una soberbia y a la vez gris elegancia. A partir de allí se va desvelando poco a poco y sin prisas una trama de contraespionaje con varios implicados.

La película puede resultar, como he mencionado en las primeras líneas, algo compleja por lo que demuestra que Verneuil no se limita en hacer un largometraje sobre espías buenos y malos y sin concesiones gratuitas a lo James Bond sino más bien teje una más que entramada tela de araña en que hay que fijar la atención además de contar con la presencia de otros actores como Phillip Noiret o Dirk Bogarde.

A pesar de los años transcurridos que se notan sobre todo en la tecnología de la época que lógicamente hoy consideramos anticuada, la historia mantiene el interés en todo momento y hace pasar un rato muy agradable a los amantes de las películas de espías.
Los actores todos sin distinción impecables en sus logrados papeles, muy bien ambientada y con una excelente banda musical.
Aquí ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos, lo que dice mucho en su favor.