El secreto de Vera Drake

El aborto ha sido un tema espinoso probablemente desde que la humanidad comenzó a tomar conciencia de sí misma, cosa que no sé si aún hemos conseguido. Se trata de un terreno cuyas implicaciones morales acerca de su legitimidad siempre son discutibles. Sobre su legalidad, no hay controversia posible: lo que permiten las leyes es lo legal, guste o no. En este sentido, la recreación de época que hace Leigh es impecable, al menos en lo formal. Sin embargo, el director inglés toma partido descaradamente a favor del aborto, eso me parece incuestionable. No entro en si eso está bien o mal, porque dependiendo de las circunstancias concretas, yo tampoco tengo muy claro en qué casos es una vía razonable, aunque drástica, y en qué otros se trata de un simple asesinato. Pero el hecho de que se presente a la protagonista, una eficacísima Imelda Staunton como una “buena mujer”, trabajadora y esforzada esposa y madre de familia que realiza abortos sin otro interés que ayudar a unas pobres jovencitas, que de pobres (en ninguno de los dos sentidos) no tienen nada, es bastante significativo. Hay un detalle que me parece demoledor en este aspecto (ver spoiler). Me sorprende que algunas críticas afirmen que Leigh no se posiciona sobre el tema, que se limita a exponer, de modo más o menos objetivo, un episodio oscuro de la siempre hipócrita sociedad británica, tan hipócrita como cualquier otra, dicho sea de paso. El tema, la ambientación, la magnífica interpretación de los actores, convierten a la película en interesante, cuando menos. Pero, con independencia de la postura moral de cada espectador frente al aborto, creo que se trata de una obra que, precisamente por pretender “objetividad”, acaba cayendo en una fría corrección académica que resta dramatismo a unos personajes, de por sí, dramáticos. Si no fuese por la Staunton, la película resultaría bastante soporífera.

Sobretodo destacar la interpretación de Imelda Staunton, muy buena, drama puro.
En lo que se refiere al a película: muy bien ambientada, retrato magnífico de una época y unos hechos ¿censurables?...cada uno saca sus propias conclusiones, ya que en la película se muestran esos hechos con objetividad y sin decantarse demasiado ni a favor ni en contra de la protagonista.
A mí personalmente se me hizo quizás un pelín larga en la última media hora.
En conjunto me pareción una película interesante y bien realizada.

Pocas veces había visto en una película una ruptura de esquemas, tópicos y espacios preconcebidos, como se da en el secreto de Vera Drake, una película magistralmente dirigida por Mike Leigh e interpretada de una forma sublime por Imelda Staunton, las dos grandes bazas de este filme junto a su guión desafiante, escandaloso en su sencillez. Y es que la historia de una ‘abuelita’ de los años 50, ama de casa y esposa ejemplar, esconde un alegato que pocos directores se había atrevido a realizar, el pro-abortista. La lección interpretativa de Stauton es de aparecer en los anales históricos y el plantel de desconocidos actores que la acompañan, hacen un trabajo casi perfecto, lo que destaca gran relevancia a la dirección de actores. Fantástica también la escenografía y la utilización del color para reflejar los estados de ánimo de la protagonista. Jerseys de punto, mesa-camilla, utensilios de cocina de antaño… el detallismo con el que se refleja esas vidas humildes a principios de los años 50, es colosal, fantástico para meterte de lleno en la historia. Parece casi cine artesano, muy perfeccionista y que esconde un guión brutal. Su mayor problema es que para buscar ese efecto es necesario esconder ese guión y a ratos, sobre todo durante la primera hora de presentación, cuando todavía no conocemos el secreto de Vera Drake, puede parecer insulsa y hasta aburrida, pero toda cambia, y el momento de climax montado en una cena familiar, es simplemente magistral que genera la extraña sensación de una ‘tensión-dócil’, una mezcolanza de sentimientos imposibles de conciliar en el mismo momento a priori, y que en esta escena, se conjugan de forma sorprendente. Fantástica obra, un tanto titubeante en sus inicios pero que logra sorprender, emocionar, crear dudas morales, saborear escenas, rememorar tiempos no vividos, y disfrutar. No apta para fanáticos religiosos.

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Un ama de casa lleva una vida apacible y serena mientras ayuda a jóvenes mujeres a abortar, mientras todo el barrio lo ignora.
Todo se sustenta por la potente interpretación de su protagonista, que llega a producir un nudo en la garganta de la contención.
Es dura y cruda, pero en todo momento se manifiesta la buena voluntad de la mujer, en su empeño de ayudar a otras mujeres, que no esconde ningún ánimo de lucro por su parte.
Una historia que recoge el tema del aborto, de una forma delicada y cruda al mismo tiempo.
A pesar de ser buena y contundente, se alarga excesivamente en algunos momentos, sobre todo a la hora de plasmar diferentes casos de aborto y la metodología empleada en los mismos.
La trama hubiera ganado en dinamismo y seguiría contando lo mismo, pudiendo haberse desarrollado más el aspecto de descubrimiento y sufrimiento por parte de la familia, junto con el apartado judicial, que podría haber sido más explorado.
Los cimientos de su familia se desmoronan ante sus ojos, en el momento que sale a la luz la ocupación de la madre.
Recuerda de esta manera una época en la que ser madre no era fácil y evitarlo suponía problemas con la justicia.
Destaca por encima de todo la sublime interpretación de Imelda Stauton, que transmite una paz interior alimentada por la creencia de estar haciendo algo bueno por los demás.

Una vez más, y ya lo repitió en la excelente "Secretos y mentiras", Mike Leigh se muestra como un eficaz director de actores; en este caso, pone su maestría en el cuerpo de una inmensa Imelda Stauton, tal y como lo hizo con Brenda Blethyn, para retratar la moralidad de una época pasada, que bien podría ser la actual. Y lo hace con un estilo directo que llega a la emoción sin fisuras en la última hora de la película. Obra mayor de un director actual imprescindible.