El ratoncito Pérez reside en este pueblecito de Huesca

Rincones con magia

El ratoncito Pérez reside en este pueblecito de Huesca

Muchos pueblos pueden presumir de su casco histórico y de la naturaleza que les rodea, pero... ¿cuántos de ellos pueden decir que tienen como vecino al guardián de los dientes de leche?

Paraje de récord y carácter alpino, Cerler es mucho más que un pueblo-estación. Si bien cuenta con el descenso de esquí más largo de España, esta localidad perteneciente al municipio de Benasque (Huesca) ya era un enclave privilegiado antes de la apertura de esta atracción. Cerler pone el listón muy alto, no solo por ser la localidad con mayor altitud del Pirineo Aragonés (1540 metros), sino por el valioso patrimonio artístico y natural que alberga. Y algún que otro secretillo más que lo convierte en unlugar único, como que cuenta entre sus vecinos con el mismísimo Ratoncito Pérez.

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Foto: artistas anónimos

Cerler ha tenido como vecinos a hidalgos, militares, ministros... y desde hace un tiempo, también al mismísimo Ratoncito Pérez. El popular guardián de los dientes de leche se ha instalado en una diminuta casa ubicada en la calle de la Fuente, dentro del casco antiguo.

Desde la mudanza del roedor, este rinconcito repleto de magia se ha ganado el cariño de la población local y de los visitantes que pasean por Cerler con suma atención para dar con la ubicación exacta. Dada la expectación que ha provocado esta llegada al pueblo, es habitual encontrarse la puerta del Ratoncito Pérez rebosante de cartas escritas por los más peques, dibujos, flores del campo cromos de fútbol, monedas, guijarros pintados, etc.

 

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Foto: artistas anónimos

Excavada en una gran roca en pleno centro histórico. Para apreciar todos los detalles de la casa del Ratoncito Pérez en Cerler toca dirigir la vista un poco más abajo, a la altura del suelo. Su mobiliario está compuesto por una puerta redonda de madera, un buzón para los dientes, un felpudo que se reserva el derecho de admisión a gatos y un letrero con el nombre del inquilino, pero no son los únicos elementos. Al parecer, el Señor Pérez es un manitas y suele reformar su vivienda según la estación del año o las festividades más importantes, como Halloween, Navidad o las vacaciones de verano.

Ahora que ya se conoce el qué y el dónde, los preguntas van por otro cauce. Esta original iniciativa ha estado envuelta en incógnitas, y muchos de los testigos han querido averiguar quién o quiénes fueron los impulsores de la idea. Aunque en este artículo tampoco se revelará dicho dato para preservar su identidad, Viajes National Geographic ha tenido la oportunidad de hablar con una de las personas que hizo posible la mudanza del Ratoncito Pérez a Cerler.

 

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Foto: artistas anónimos

EL VECINO MÁS ESPERADO

Explica que todo surgió a partir de una conversación entre amigas, en la que se animaron a construir un lugar para que todos los niños de Cerler pudieran dejarle sus dientes cuando quisieran. En julio del 2018 y con los permisos de obra en regla, el equipo inauguró la casita en su primera localización. "El éxito fue rotundo, incluso sin haberlo promocionado. Gracias al boca a boca, empezaron a llegar turistas y también personas del valle. Fue un subidón", recuerda.

 

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Tiempo después y con el número de visitas en aumento, las personas responsables se percataron de que la casa ya no estaba habitada. "No podíamos asegurar el mantenimiento necesario y había riesgo de que cayese alguna piedra o teja, así que decidimos apostar por una nueva ubicación". Del plan a la realidad, así es como el Ratoncito se desplazó a una nueva residencia sin abandonar Cerler.

"Hemos conseguido que mucha gente del valle, que no conocía el pueblo de Cerler o que simplemente hacía tiempo que no venía, haya subido a recorrer sus calles con la excusa de visitar a nuestro vecino diminuto", expresa con alegría. No se puede dar por concluida la charla sin lanzarle la pregunta del millón: ¿por qué crees que el Ratoncito Pérez eligió instalarse en Cerler?. No hay margen para titubeos: "¡Porque Cerler es el mejor lugar del mundo!". 

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Foto: artistas anónimas

VOCES DE PIEDRA

A pesar de que la casita del Ratoncito Pérez ya es un reclamo en sí mismo, no es lo único que tiene que ofrecer este pueblo. Narrar su historia es hacer un esfuerzo por rellenar los huecos y silencios que dejó la Guerra Civil, periodo en el que la mayor parte del archivo de Cerler fue destruido. Por fortuna, su casco histórico perfectamente conservado ofrece a los visitantes un acertado testimonio del pasado del pueblo en forja, piedra, pizarra y madera. El conjunto surcado por callejuelas empedradas lo completa la iglesia de San Lorenzo y varias construcciones nobles del siglo XVI como la Casa Santa María, la Casa Betrán o la Casa Antondós.

El edificio más antiguo de Cerler es probablemente la residencia del que fuera obispo de Tarazona en el siglo XV, Pedro de Cornel, con unas instalaciones actualmente reacondicionadas como alojamiento turístico. Esta casa de planta baja dispone de un pórtico que da acceso a un patio interior descubierto, estructura muy común en el Valle de Benasque.

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Foto: Adobe Stock

En las alturas

La parte alta del pueblo está coronada por la ermita de San Pedro, que se postra ante unas imponentes vistas del valle del Ésera y de Benasque. Junto a este pequeño templo se emplaza un lavadero que data del año 1934 y en el que todavía se escuchan las confidencias, charlas y cánticos de los habitantes de Cerler.

 

Las tres cascadas
Foto: Adobe Stock

Esplendor fluvial

De igual modo, el encanto de Cerler no solo sale a relucir cuando el paisaje se tiñe de blanco y bajan las temperaturas. Una de las actividades más populares que se pueden hacer en los alrededores del pueblo es la Ruta de las Tres Cascadas, una de las más bonitas en el Valle de Benasque. 

El momento idóneo para realizarla es tan pronto como se produce el deshielo, ya que esto multiplica el caudal y la belleza cristalina de las cascadas. El inicio de la ruta -de unos siete kilómetros de extensión, más o menos- se sitúa en Cerler, y serpentea entre la Cascada de la Masearada, la Cascada El Clotet y la Cascada El Bom.

También puede presumir de flora y fauna, ya que la población de Cerler está anexionada al Parque Natural Posets Maladeta. Nada menos que trece glaciares y más de 95 lagos de origen glaciar (llamados ibones) a lo largo del valle. El lago más próximo a Cerler es el ibón Basibé, un colofón aventurero solo para familias muy aventureras.