El hombre oculto

Alfonso Ungría casi debuta con una cinta surrealista y absolutamente mágica, desde un blanco y negro riguroso, unas interpretaciones únicas y una trama desquiciante, nos regala algo que ya quisiera la mayoría de cineastas actuales: auténtico cine, poesía y vida.
Impagable cómo sostiene la mirada a cámara una Julieta Serrano imprescindible, necesaria y hermosa a rabiar en la secuencia final de interiorizacion/exterioriza con del personaje.
Lo dicho: rara avis en una carrera que no ha acabado de cuajar.
Me encanta.
Amo lo que está haciendo la 2 de RTVE bajo la dirección de Francisco Quintana y Jesús Pastor con nuestro cine en su "Historia de nuestro cine". No entiendo cómo con semejante programación se reparten los shares el pelirrojo machista, el indocumentado de la 1, las cenas teatrillo y los morbos y sitcoms palurdas.
Tenemos un cine imprescindible que no conocemos y que explica el actual de la mejor manera.
A mí, dadme de mi cine y dejad la nouvelle vague para otros (que ojo, me encanta, pero no es nuestra).
Este viernes, FOTOS, de mi amado Quiroga. El que se la pierda tiene una buena pedráaaaa...

Bueno, la han puesto en un programa de La 2 que se llama "Historia de nuestro cine", pero hasta el más aletargado espectador puede darse cuenta de que "El hombre oculto" no es cine. Simplemente se trata de una de aquellas secuelas de finales de los 60 y principios de los 70, cuando los Regueiro, Zulueta y compañía -en este caso Alfonso Hungría- encontraban a alguien que quisiera invertir cuatro pesetas, pero también siendo consciente el productor de que todo era puro cachondeo. Es decir, que se rodaba a sabiendas de que aquello, lo que se dice historia, argumento y todo eso estaba carente por completo. Naturalmente, también se conocía de antemano que no se encontraría distribuidor o exhibidor alguno, excepto en los videoclub de los colegios mayores de la Universidad.

Es la herencia que dejó el nulo cineasta Luis Buñuel, que con su aura de surrealista y director prohibido, supo encandilar a algunos estudiantes salidos de la entonces Escuela de Cinematografía en Madrid. Todos unos cachondos dispuestos a reírse del personal que se dispusiera a ver algunas de sus paridas en los cineclub de los colegios mayores. Y menudas paridas; como esta de "El hombre oculto".
Lo reitero: no es cine, sino simple divertimento del director, quizás para reírse por dentro desde la última fila de la sala del cineclub contemplando las reacciones de los asistentes.