Miriam Tirado: “Si criamos a los niños desde el materialismo, van a tener una vida vacía”

Miriam Tirado: “Si criamos a los niños desde el materialismo, van a tener una vida vacía”

La periodista y escritora catalana publica la segunda parte de su éxito 'El hilo de colores', del que ha vendido más de 150.000 ejemplares y del que prepara un musical que se estrenará en noviembre en Barcelona

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El hilo invisible, de la periodista, escritora y consultora de crianza consciente Miriam Tirado, salió a la venta en plena pandemia de la covid-19, sin posibilidad de llevar a cabo presentaciones públicas o grandes campañas de promoción. Sin embargo, su mensaje sobre los hilos que nos unen a nuestros seres queridos fue de gran ayuda para muchas madres y padres a la hora de abordar con sus hijos pequeños un tema habitualmente tabú, pero que en aquellos meses, desgraciadamente, se convirtió casi en una macabra rutina: la muerte de algún ser querido. Las cifras avalan el éxito de un álbum ilustrado que se expandió boca a boca, recomendación a recomendación: más de 150.000 ejemplares vendidos, ediciones pop-up y cartoné y un musical en marcha, que se estrenará en Barcelona en noviembre con intención de hacer gira por España.

Ahora la autora catalana sigue tirando del hilo con la publicación de Los mil colores del hilo invisible (B de blok), un nuevo álbum, ilustrado en esta ocasión por Núiria Aparicio, en el que Tirado retoma la idea de los vínculos que nos unen a los demás, pero en esta ocasión centra su interés en un tema clave que queda explicado de manera muy gráfica y poética a los niños y niñas: el hecho de que esos vínculos son diferentes y tienen sus propios colores y sus propias formas y estructuras en función de cada persona o mascota al que nos unan.

¿Qué van a encontrar en este álbum ilustrado los lectores que se enamoraron de El hilo invisible?

Es un poco seguir tirando del hilo, nunca mejor dicho. Me di cuenta de que en el primer libro habíamos representado el hilo como si fuese siempre igual, del mismo color y de la misma textura. Y yo pensé que no quería que los niños se quedasen con la idea de que todos los hilos son idénticos, porque hay tantos hilos como relaciones tenemos. Cada relación es distinta y para que la puedan valorar, ponerle atención y cuidarla, deben saber cómo son esos hilos, que ellos son responsables de los mismos y que tienen el poder de decidir cómo quieren que sean sus relaciones, y que incluso si se encuentran con una relación tóxica con un amigo, ésta puede terminar y no pasa nada. De hecho, en la representación gráfica de algunos vínculos ya se observa que puede haber movidas, lo que puede dar lugar a conversaciones entre padres e hijos

En el cuento hay uno de los compañeros de clase de María, la protagonista, que, siendo muy racional, no es capaz de asimilar esa idea de los hilos invisibles. ¿Cómo ayudar a los niños que son así, más racionales, a encontrar la lógica de los hilos invisibles?

Es cierto que hay niños que son ultra racionales y que si no ven algo, no creen en ello. A estos niños de alguna forma hay que ayudarles a conectar con su otro hemisferio del cerebro, ir hacia dentro, escucharse, sentir… Es algo que todos tenemos la capacidad de hacer, aunque a algunos les cueste más conectar con esa parte no material de la vida, con el interior, escucharse a sí mismo y sentir qué es lo que nos cuenta nuestra alma de muchas cosas que son importantes en la vida. El amor, por ejemplo, tampoco se ve ni se toca, pero existe. Ayudar a los niños que son más racionales y lógicos a conectar con eso creo que es necesario y que les puede venir muy bien. 

Por regla general, no obstante, ¿dirías que los niños están casi más preparados que los adultos para entender la metáfora de los hilos invisibles?

Sí, muchísimo más, no tienen tanta dificultad. Muchas veces los padres me preguntan que ha muerto el abuelo y que no saben cómo decírselo al niño. Yo les digo que su hijo tendrá mucha menos dificultad para conectar con el hecho de la muerte, porque muchas veces los adultos hemos vivido la muerte como un tema tabú, la hemos convertido en tal, y tenemos más dificultad para conectar con las emociones. Los niños están más conectados con todo esto. Cuando son pequeños viven todo desde la emoción, sin filtros, no tienen dificultad en sentir, sienten y punto, no lo juzgan. Por eso ha funcionado tan bien el libro, porque facilitaba la conversación sobre un tema muy difícil que los adultos no sabían cómo contar.

Portada de 'Los mil colores del hilo invisible' (B de blok)

Portada de 'Los mil colores del hilo invisible' (B de blok)

La muerte, desgraciadamente, sigue siendo tema tabú en muchas casas. Por tu experiencia, ¿cuál sería el mejor consejo para abordarlo?

Lo primero es que los padres recoloquen ese tema en ellos, dentro de ellos mismos. Hasta que tú no tienes la muerte bien colocada, es muy complicado hablar de ella y afrontarla de una forma serena. Y esto pasa también por conectar con los hilos que nos conectan a las personas que echamos de menos y que ya no están. A nosotros cuando éramos niños no nos han ayudado a conectar con esa parte más espiritual; y además lo espiritual tiene esa mancha de haber estado muy ligado a la religión, por lo que mucha gente, al apartarse de la religión, también se ha apartado de la espiritualidad como si fuese algo negativo. Así que nos hemos quedado huérfanos en cierto sentido de toda esa parte que nos puede dar mucha fuerza en momentos muy difíciles. Así que a estas personas que les cuesta les diría que revisen que relación tienen con la muerte, cómo han vivido los duelos (si los han hecho y los han transitado de forma consciente o no, etc.). Cuanto mejor coloquemos esto en nuestra vida, más fácil nos será hablar de todo esto y romper de una vez por todas la cadena del tabú en un montón de temas (muerte, sexualidad…) sobre los que a nosotros no nos hablaron con naturalidad. 

¿Qué beneficios tiene para los niños y niñas tomar conciencia de esos hilos invisibles que les unen a sus padres, a sus hermanos, a sus abuelos, a sus tíos y tías y a sus amigos del colegio?

Yo creo que muchos, porque cuando tomamos conciencia de algo lo podemos valorar, lo podemos revisar (¿cómo me estoy relacionando con esta persona?). En el libro está el ejemplo de los hermanos, cuyo vínculo está lleno de pinchos porque se están chinchando uno a otro todo el día. En ese caso, viendo ese vínculo, puedo pensar si quiero relacionarme siempre así con mi hermano, qué puedo hacer para cambiarlo. Tomar conciencia de esos vínculos permite entablar conversaciones con nuestros hijos -de más profundidad conforme tengan más edad-, hacerles saber que tienen poder en las relaciones a la hora de hacer que ésta mejoren, y que deben cuidarlas y no dar las cosas por sentado. 

¿Tendemos a dar las cosas por sentado en las relaciones?

Muchas veces. Y cuando damos las cosas por sentado, les quitamos valor. En la sociedad en la que vivimos hoy en día, tan materialista, se da mucho valor a lo que uno tiene y consigue, pero todo lo que no se ve y no se toca -como el amor o los vínculos- es lo más importante de nuestras vidas; y si no lo valoramos nos puede llegar a parecer que nuestra vida está vacía porque no tenemos el último modelo de teléfono. No podemos criar a los niños desde ahí, porque su vida va a estar vacía. Tenemos que construir la crianza desde otros valores. 

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