El Coronel Chabert, Honoré de Balzac

[Le colonel Chabert]. Esta novela, o mejor, cuento lar­go, aparecido en 1832, es una de las pri­meras obras de Honoré de Balzac (1799- 1850) destinadas a formar parte de la Co­media humana (v.). Un joven abogado recibe cierto día en París, pocos años des­pués de la caída del Imperio, la visita de un viejo miserable, quien le revela que es el célebre coronel Chabert, dado por muer­to casi diez años antes en la batalla de Eylau, donde había conseguido la victoria con una célebre carga de caballería. El viejo le explica cómo, recobrando el sentido en una fosa entre los cadáveres, con una horrible herida en el cráneo, y recogido por unos aldeanos, consiguió curarse y llegar a Fran­cia, después de haber vivido una larga odi­sea. Pero nadie le ha querido reconocer: su mujer, presunta viuda y heredera de su fortuna, se ha casado con un conde de la Restauración, mientras él, el coronel, está reducido a la extrema miseria y conside­rado loco por todos aquellos a quienes se ha dirigido en busca de ayuda. El joven abogado le cree, le socorre y promete sos­tener su causa.

Como la mujer teme el es­cándalo, consigue persuadirla a que acepte una transacción: el coronel Chabert recibirá de ella parte de su fortuna e intentará una doble acción judicial para conseguir al mis­mo tiempo la anulación de su acta de de­función y de matrimonio. Pero este plan no convence a la señora, quien, especulan­do sobre el amor que el coronel Chabert continúa sintiendo por ella y sobre la no­bleza del alma del viejo soldado, está a punto de conseguir de él que continúe pa­sando por muerto y desaparezca para no destruir su felicidad. Pero un error de tac­to del hombre de negocios provoca una reacción del viejo coronel, quien acaba comprendiendo que su mujer ha fingido hacia él afecto y gratitud, pero que en realidad le odia, con su monstruoso egoís­mo. Esta revelación hace surgir en el áni­mo sencillo y leal de Chabert tal sensación de disgusto que se retira voluntariamente, renuncia a todo y se convierte en un vagabundo sin techo ni nombre. Una docena de años más tarde, el abogado le reconoce en un viejo imbécil y maniático que arrastra sus últimos días en un asilo. La moraleja del cuento está en las palabras del abo­gado a un joven amigo: «existen en nues­tra sociedad tres hombres, el sacerdote, el médico y el hombre de leyes, que no pue­den apreciar el mundo. Van vestidos de negro quizá porque llevan luto de todas las virtudes y todas las ilusiones». La ca­pacidad de Balzac de crear personajes más verdaderos que los reales, su estilo minu­cioso, colorido y enérgico, la violenta pa­sión que lleva a sus análisis del corazón humano, concurren a hacer de este librito una obra maestra.

M. Bonfantini