El Caballero Verde (2021), de David Lowery

Adaptación del poema inglés del siglo XIV “Sir Gawain y el Caballero Verde”, de autor anónimo, que mereció un profundo estudio del especialista en filología inglesas J.R.R. Tolkien y que fue sin duda una inspiración para toda su obra literaria, incluida su obra maestra “El Señor de los Anillos”. Curiosamente si ésta dio pie a la magnífica traslación a la pantalla en tres películas de Peter Jackson, se diría que en parte estas versiones fílmicas han influido en algunos aspectos de El caballero verde, la película escrita y dirigida por David Lowery. En cualquier caso, en unos y otros, asoman elementos compartidos como son el viaje del héroe, las pruebas por las que le toca pasar con tentaciones que ponen a prueba su virtud, el miedo y la valentía, la combinación del drama y el tono épico con algún rasgo humorístico o la presentación de las debilidades de los personajes.

En efecto, todo esto le ocurre a Gawain, que no se considera un gran caballero ni mucho menos, él lo que querría es hacer reina a su amada Essel, prosperar y llevar una vida tranquila y con placeres. Sin embargo la llegada en Navidad, en medio de un banquete organizador por el rey, del Caballero Verde, que plantea el desafío de que alguien se atreva a cortarle la cabeza, encuentra a una corte algo reticente y en cabio a un audaz Gawain que acepta el reto y lo hace, pero con la condición de que un año después deberá ir hasta la Capilla Verde, donde será el Caballero Verde el que procederá a decapitarle. En el viaje encuentra a diversos personajes, como la virtuosa santa Winefrida, a la que martirizaron cortándole la cabeza, o es acogido en un castillo por un caballero y su dama, que le tienta en su virtud y en la promesa de una prenda que le protegerá del Caballero Verde.

Lowery sorprendió con una cinta de fantasmas que escapaba a los clichés del género, A Ghost Story, y al más tiempo ha demostrado que puede ofrecer tramas realistas más clásicas con The Old Man & the Gun. Y en tono infantil, para Disney, brindó una película de aventuras que podría conectar con la que nos ocupa, Peter y el dragón. Aquí se ajusta bastante al tono del poema, con los elementos caballerescos y su poco de picante, aunque poniendo al protagonista más con los pies en el suelo. No es perfecto y lo sabe a cada paso que da, y se contienen las típicas advertencias de lo atractiva que puede ser la pasión lujuriosa, que se identifica con el color rojo, pero también la muerte y podredumbre que se siguen, que simbolizaría el color verde. La obra es ecléctica, como corresponde a los episodios en que se divide, y hay momentos de más fuerza que otros. Desde luego resulta vibrante el momento decisivo de reencontrarse con el Caballero Verde, con un momento onírico que muestra lo que podría ser el futuro, y el regusto de insatisfacción que podría dejar por no haber conseguido en buena lid.

La cinta es visualmente potente. Están bien los efectos visuales del Caballero Verde, que se muestra como inspiración del Bárbol de Tolkien. El diseño de producción está cuidado, aunque puede en algunos momentos volverse empalagoso, como ese plano cenital de Gawain despertándose en el castillo envuelto en una brillante sábana, con el torso desnudo, que parece más propio del anuncio de un perfume.

Dev Patel compone bien su papel, aunque resulta curioso que se haya convertido en la opción exótica para la revisitación de clásicos inglés, recordemos que hace dos años protagonizó La increíble historia de David Copperfield. Está bien el resto del reparto, destacando Alicia Vikander en el doble papel de amada y tentadora.