El Señor de los Anillos: Las dos torres (2002), de Peter Jackson

Hubo algún ignorante que pensó que era una falta de respeto a las víctimas del 11 de septiembre titular Las dos torres al segundo film de El Señor de los Anillos; dedían que era un modo morboso de aprovecharse del poder evocador de las Torres Gemelas del World Trade Center. Lo cierto es que el segundo tomo de la obra de Tolkien tiene el título mencionado, que hace referencia a los centros del poder oscuro de Saruman (la torre de Isengard) y de Sauron (la torre de Barad-Dûr, en las oscuras tierras de Mordor).

Quizá el gran Acierto de Las dos torres, así, con mayúscula, es Gollum, diseñado digitalmente a partir del actor Andy Serkis, que le presta su voz. Jackson ha logrado reproducir de modo notable la duplicidad de la criatura, donde pugna su parte corrompida por el Anillo, atraído por el Mal, y su parte noble, que aprecia la humanidad con que le trata Frodo. Todo espectador entiende esa deliberación entre lo que uno sabe que debe hacer, y lo que le apetece, que resulta placentero y cómodo, aunque no lo mejor.

Frodo entiende aquello por lo que está pasando Gollum, pues a él le toca llevar la pesada carga del Anillo, y sabe por tanto las duras pruebas a que fue sometido antaño Smeagol; y también recuerda sin duda las palabras sabias de Gandalf, hablando de que puede que Gollum aún tenga un papel que desempeñar; de momento, el nada desdeñable de guiar a Frodo a las tierras de Mordor.

Gollum es la criatura más perfecta creada por Weta, la empresa encargada de los efectos especiales. Gran parte del mérito se lo lleva el actor Andy Serkis, que hizo todos los movimientos ataviado con sensores. A partir de ahí, los técnicos en efectos se pusieron a trabajar, con tanto empeño y dedicación que algunos espectadores considerarosn una injusticia que Gollum no fuera nominado al Oscar al mejor secundario, compitiendo con personas de carne y hueso. Una de las mejores escenas es aquella en la que una de sus dos personalidades, Smeagol, conversa con su otro yo, Gollum. En otro de sus alardes de talento, Peter Jackson trató esta esquizofrenia de Gollum rodándole como si fueran dos personajes, en lo que en el lenguaje técnico se llama 'plano y contraplano'.

Con esto, conectaba a la perfección con la idea que quería transmitir Tolkien: nadie es completamente bueno ni completamente malo.

Los que hayan leído a Tolkien imaginarán que es imposible recrear fielmente en el cine una batalla como la del Abismo de Helm, donde unos diez mil orcos tratan de tomar fortaleza. Pues bien, si echan un vistazo a la película se quedarán bastante sorprendidos, pues inexplicablemente, ahí están esos orcos. El secreto es un revolucionario programa informático llamado Massive, creado por Weta, y que es capaz de crear miles de personajes con cierta inteligencia artificial. En la pantalla aparece cada uno moviéndose de forma independiente, y con vestuarios diferentes.

Aunque ha quedado a la sombra de Gollum, Bárbol es otro de los inolvidables secundarios de la cinta. El anciano ‘ent’ está creado a partir de una maqueta con movimientos de unos cinco metros de altura, que podía interaccionar con los hobbits. Con ella se rodaron todas las secuencias del personaje. Pero también existe una versión generada por ordenador, que perfecciona sus movimientos, especialmente los de la cara.

Aunque hay unanimidad en que es una fiel adaptación de la obra de Tolkien, los guionistas han hecho pequeños cambios, normalmente por razones cinematográficas. El cambio más perceptible es que el segundo tomo de la novela presentaba por separado las hazañas de Frodo y Sam en el libro cuarto, y las del resto de la compañía del anillo, en el tercero. Para dar dinamismo a la película, el montaje entremezcla todas las acciones. Además, Faramir, hermano de Baromir, tiene un carácter más hosco que en el libro, Aragorn resulta herido en una secuencia inédita, existe una pequeña aparición de Elrond, Galadriel y Arwen, y por último, el film acaba en un punto diferente al libro.

La versión extendida del DVD recupera el personaje de Boromir, fallecido en la primera parte. Un flash-back recoge el momento en el que éste es enviado a Rivendel por su padre, Denethor, que no salía en la versión de los cines. En la cinta se presenta como un hombre severo, que no muestra ningún cariño por sus hijos, lo que explica en parte la actitud hosca de Faramir.