Pequeñas cartas indiscretas (2023), de Thea Sharrock

Película basada en hechos reales, que transcurre en 1920 en la pequeña población costera de Littlehampton, en Sussex. La solterona Edith es la hija pequeña de los Swan, y la única que queda en casa. Su estricto puritanismo contrasta con el descaro de su vecina viuda irlandesa Rose Gooding, madre de una niña que vive con su novio Bill. A pesar de ser tan diferentes, ambas mujeres inician algo parecido a la amistad, hasta que discuten y Edith empieza a recibir cartas anónimas repletas de obscenidades, los insultos que contienen son inenarrables. Rose se convierte en la principal sospechosa de la autoría de las cartas, aunque el anonimato no cuadra con los modos directos de la viuda. Al menos eso piensa Gladys Moss, agente de policía, hija de policía y la primera mujer de la ciudad en tener un puesto así. Rose va a parar a la cárcel a la espera de un juicio, pero una vez se paga la fianza, vuelven a circular cartas anónimas del mismo tono, pero ahora dirigidas a numerosas personas, por lo que el caso se convierte en noticia nacional.

La no muy conocida Thea Sharrock dirige el primer guión del humorista Jonny Sweet, y ambos saben combinar hábilmente los aspectos dramáticos de la historia, con elementos de comedia y la intriga –en los primeros compases– de quién manda las misivas. A ello se suman elementos como la diversidad racial y, sobre todo, el feminismo, pues las mujeres, víctimas o resueltas en sus acciones, establecen entre ellas una suerte de sororidad, se ayudan unas a otros, especialmente por los obstáculos que ponen los varones, con sus vacuos aires de superioridad y sus prejuicios. Esto a ratos carga un poco, especialmente en la reiterativa minusvaloración de Gladys por parte de su jefe y de otro agente, o por Edward, el padre de Edith, un tipo primario y nada sutil.

Aunque el film podría haber sido de un didactismo demasiado obvio e insoportable, se ve con interés y atrapa en gran medida gracias a la cuidada producción y al trabajo del reparto. Olivia Colman es una actriz descomunal, y consigue que empaticemos con la reprimida Edith, y que nos creamos sus cambios de carácter, puede parecer amargada, y también risueña, casi en un abrir y cerrar de ojos; y le aguanta bien el tipo Jessie Buckley, con un personaje más agradecido, pero que también tiene sus aristas y secretos, que acaban saliendo a la luz. Anjana Vasan, que es la mujer policía, encaja bien como mujer tenaz, y tienen encanto también los otros muchos personajes femeninos, cualquier diría que la complicidad que vemos en la pantalla es que han tenido las actrices, Joanna Scanlan, Gemma Jones, Lolly Adefope, Eileen Atkins, fuera de ella. No lo tienen fácil ellos para brillar, pero haga lo que haga, Timothy Spall siempre es resultón; más soso se nos antoja Malachi Kirby, el novio Bill, mientras que los otros policías, Hugh Skinner y Paul Chahidi, son pura caricatura.