La israelí ‘El fin de Eichmann’ llega a Filmin con el festival online Atlàntida Mallorca Film Fest 2023 para hablarnos de las consecuencias civiles del Holocausto
Reseña | Opinión de la película ‘El fin de Eichmann’ (2022). Disponible por tiempo limitado en Filmin durante el Atlántida Film Fest 2023
En la figura de Adolf Eichmann se podría representar el momento exacto en el que la moral humana alcanzó su punto más bajo. Eichmann fue uno de los constructores de aquella idea que los nazis denominaron como «solución final», un ser humano absolutamente despreciable a todas luces, un pilar de aquella Alemania de principios de siglo y sobre el cual Hannah Arendt desarrolló su teoría sobre la «banalidad del mal». Teoría en la que afirmaba que este personaje no era estrictamente malvado, sino que, únicamente, adoptó una posición servil ante unos poderes fácticos. En ambos casos su figura no sale bien parada de la historia.
Pues bien, ‘El fin de Eichmann’, por mucho que lleve su nombre, no trata sobre él, sino a pesar de él. La película gira en torno a tres historias que han sido marcadas por su figura y que ahora tienen que sanar a partir de la ejecución de este: un niño encargado de limpiar el horno donde arderá su cadáver, un guardia judío del norte de África encargado de custodiar a quien asesinó en masa a su pueblo y un oficial de policía que sobrevivió a los campos de concentración.
Vamos allá con nuestro análisis, impresiones y opiniones de ‘El fin de Eichmann’ (June Zero), película de 2022 presente en la Sección de Memoria Histórica del festival de cine online de Filmin. Puedes ver más reseñas de cintas del AMFF 223 AQUÍ (iremos subiendo a medida que vayamos viéndolas)
Historias de la historia
Si por algo destaca ‘El fin de Eichmann’ es por la arriesgada decisión de Jake Paltrow, su director, de obviar físicamente la figura del dirigente nazi, sin interés por dotarla de misterio, con el fin de que su relato no se centre en él, sino en las consecuencias que su figura dejó en la cultura judía de posguerra. Su obviada presencia subraya el interés de la obra en mostrar como el terror ahora se ha vuelto dolor.
Con las tres historias separadas, Paltrow intenta abarcar lo máximo posible para no dejarse tema alguno sin tocar. Y a pesar de que se sientan demasiado separadas entre sí, cada una de ellas tiene cosas muy interesantes. La parte del chico trabajando en los hornos nos muestra partes de la cultura israelí que nos ayudan a comprender el porqué de muchas cosas. Y aunque, para mí, es la más floja de las tres, es totalmente necesaria como introducción a ese mundo.
La sección del guardia encargado de la supervisión de Eichmann durante sus últimos momentos configura una trama que propone un conflicto moral que da mucho juego: vigilar que nadie se tome la justicia por su mano ante aquel que quiso destruir a su pueblo. Y está filmada como un ejercicio de tensión que culmina en una escena de corte de pelo que habría podido firmar el mejor Hitchcock.
Y por último, la conmovedora historia del oficial judío que vuelve al gueto para reencontrarse con su pasado, donde asistimos a un monólogo de su protagonista totalmente devastador y actuado desde la mayor de las visceralidades. Porque hay historias que no solo merecen ser contadas, sino que deben serlo.
La necesidad de sanar
‘El fin de Eichmann’ también toca lugares muy interesantes en cuanto a la fría decisión de acabar con la vida de una persona. Y no una persona cualquiera. Una persona cuya idea necesita ser borrada de raíz. Por eso la necesidad de no dejar un cadáver que sirva de peregrinaje (hay que tener en cuenta que la cultura judía no acepta la cremación) o de dejar en el aire la fecha de su muerte (el 0 de junio) para evitar así que haya conmemoraciones. En otros lugares manejaron situaciones parecidas mucho peor.
Filmada con una textura que se asemeja al estilo documental propio de la época, es una decisión estética que consigue afianzar la idea principal del relato: la necesidad de los protagonistas de cerrar heridas, tanto las que están a flor de piel como las culturalmente heredadas. ‘El fin de Eichmann’ no trata, pues, sobre Eichmann. Su figura es un simple Macguffin que tiene como fin hacer un alegato al reconocimiento de aquellos sin nombre que fueron puntos clave en la sutura.
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