Doctor Strange en el multiverso de la locura (2022), de Sam Raimi

El doctor Stephen Strange acude a la boda de su ex, Christine Palmer, con la que tiene una conversación sobre el pasado, en la que se entera de que ella nunca apostó porque su relación saliera bien, pues pensaba que no eran muy compatibles. Pero se desata el caos en la calle, así que el maestro de las artes místicas acude a averiguar qué ocurre, y descubre que una especie de pulpo gigante persigue a América Chávez, una niña latina con poderes que no puede controlar para trasladarse a otros universos paralelos. Cuando logra salvarla, sospecha que el asunto tiene que ver con la brujería, por lo que decide consultar a Wanda, la Bruja Escarlata, por ser una poderosa hechicera.

Entre 2002 y 2007, Sam Raimi dirigió para Sony la trilogía original de Spider-Man, que sentó las bases de las adaptaciones de personajes de Marvel posteriores. Quince años después regresa al mundo de los superhéroes de la factoría, acompañado del mismo compositor, Danny Elfman, con la secuela del film protagonizado por Benedict Cumberbatch, aunque también continúa la trama de Vengadores: Endgame y sobre todo de la producción de Disney+ Bruja Escarlata y Visión, y se hacen referencias a series de la casa y comics. No conviene desvelar los numerosos cameos, aunque alguno dejará boquiabierto a los apasionados de los filmes de superhéroes. Quienes no sean incondicionales quizás pensarán que el realizador ha perdido la frescura de sus filmes sobre el Trepamuros, y que al incorporar tanto material a su trabajo, no consigue darle a este nuevo trabajo una entidad propia.

Las apariciones de realidades alternativas, y personajes de otros mundos no están tan bien resueltas como en la reciente Spider-Man: No Way Home, donde también aparecía el Dr. Extraño, y se aprovechaba mejor la humanidad del personaje y la capacidad para el humor de Benedict Cumberbatch, que aquí cumple sin más, pues el guión no le brinda grandes oportunidades, algún que otro momento romántico y ya. Tiene más ocasión para el lucimiento Elizabeth Olsen, a un buen nivel, y como es habitual Rachel McAdams transmite mucha fuerza en pantalla, dando vida a Christine, que tampoco tiene muchas secuencias memorables. Cabe mencionar además a la joven Xochitl Gomez (El club de los canguro), desconocida que demuestra talento como América Chávez, aunque deja con ganas de más.

No se le dedica el tiempo suficiente, aunque tiene interés la reflexión sobre la capacidad del ser humano de ser feliz, aunque el destino depare numerosas posibilidades, y la misma persona puede enfrentarse a situaciones muy diferentes. El film tiene algún momento destacado, sobre todo en el tramo final, cuando Raimi recuerda al respetable que dirigió Posesión infernal, así que introduce elementos del cine de terror, sin pasarse, pues el film tiene que ser para un público amplio. Alguna pelea sorprende visualmente, sobre todo una en la que toman forma física diversas notas musicales, y resulta prometedor un fragmento en el que el protagonista atraviesa con la chica a la que acaba de conocer diversos mundos, entre ellos uno compuesto de animación, si bien esta idea no se aprovecha posteriormente. Como es habitual, se incluyen secuencias post-créditos, una nada más arrancar los títulos que da pistas sobre el futuro del protagonista, y otra al final del todo que emocionará a los incondicionales de Raimi.