“No voy a citas y es muy improbable que vuelva a tener una. No me acuerdo de cuando me han llamado la última vez diciéndome ‘soy fulanito de tal y me gustaría invitarte a algo’. Eso no pasa, por supuesto que no”, declaró en marzo Diane Keaton a la revista AARP.
La actriz, que en enero cumplió 77 años, estrena esta semana en España Sí, quiero... o no (Maybe I Do), una comedia romántica intergeneracional en la que comparte cartel con Richard Gere, Susan Sarandon, Emma Roberts, Luke Bracey y William H. Macy.
En la película, Keaton está casada con el personaje de Gere (ambos habían coincido ya en el cine por cierto a finales de los 70 en Looking for Mr. Goodbar) y tiene una aventura con el de H. Macy, pero en la vida real la intérprete jamás ha pasado por el altar o el juzgado y no parece tener intención siquiera de volver a tener una relación, si nos atenemos a lo que dijo a AARP.
Aun así, hay pocas estrellas de Hollywood que hayan tenido parejas de tan alto perfil como la protagonista de Annie Hall. Una de las más famosas es precisamente el director de esa película, Woody Allen, a quien conoció cuando tenía 23 años en 1969, durante las audiciones para la producción en Broadway de Sueños de un seductor, que luego también fue adaptada al cine con ellos en 1972.
Él la invitó a cenar después de una noche de ensayos, surgió la chispa y acabaron viviendo juntos durante un tiempo en Nueva York. “Es tan gracioso y yo le adoraba, realmente lo hacía”, dijo Keaton a People en 2017. Allen, por su parte, confesó en sus memorias, A propósito de nada, que se sintió inmediatamente cautivado por ella, a quien describe como “adorable, graciosa, con un estilo totalmente original y auténtica”.
El amor duró hasta que a ella le entraron deseos de volver a Los Ángeles, la ciudad donde nació, para seguir desarrollando su carrera en Hollywood. En sus memorias, Then Again, también reveló que en aquellos años era bulímica, lo que condicionó su vida y su relación con él: “Es triste que las exigencias de la bulimia resultaran más fuertes que mi deseo por Woody, pero así era”.
Allen buscó luego consuelo en sus dos hermanas, según reveló en su libro: “Salí con su hermana, Robin, y tuvimos un breve romance. Después de eso también salí con su otra hermana, Dory… Las tres hermanas Keaton eran mujeres guapísimas y maravillosas”.
La relación profesional entre ellos sí que sobrevivió sin embargo, como demuestra que ella actuase nada menos que en ocho películas con él entre 1971 and 1993. La amistad también permanece y Keaton asegura que cenan juntos cada vez que viaja a Nueva York, además de que ha salido varias veces a defenderle ante las acusaciones de supuestos abusos sexuales a su hija Dylan Farrow. “Woody Allen es mi amigo y sigo creyéndole”, ha tuiteado.
De vuelta en Hollywood, a Keaton le llegó la gran oportunidad con El padrino (1972), donde conoció a otro de los grandes amores de su vida, Al Pacino.
La actriz admitió a People que ya se enamoró un poco de su compañero de reparto durante el rodaje y que, cuando empezaron a salir juntos, “estaba loca por él. Era encantador, hilarante y no paraba un segundo de hablar… Parecía un huérfano perdido, un loco estúpido y erudito. Y era guapísimo”.
Con él contempló incluso el matrimonio y de hecho la relación se fue al traste cuando ella le dio un ultimátum para que se comprometiera. Aun así, retomaron el idilio de manera intermitente varias veces, llegando hasta los años 90 y al rodaje de El padrino III.
Al igual que Allen, Pacino guarda un gran recuerdo de Keaton. Lo demostró al entregarle en 2017 el premio a toda su carrera del American Film Institute, cuando le dijo que era una artista excepcional y que la querría para siempre.
Ella tampoco ha dejado nunca de hablar bien de él, algo que tienen en común todos sus célebres ex. En una entrevista en 2004 con la recientemente fallecida periodista Barbara Walters le puso de nuevo por las nubes: “Al era el hombre más divertido que he conocido… Para mí también tenía la cara más hermosa. Warren Beatty era guapísimo, pero la cara de Al… ¡guau!”.
Hablando de Beatty, con él estuvo durante la época que rodaron Rojos (1981), la película que le encumbró como director y por la que se llevó el Oscar. La relación no duró mucho y la intensidad del rodaje de aquel filme la deterioró, pero, repitiendo la tónica, Keaton se deshace en elogios cada vez que le preguntan por uno de los grandes seductores de Hollywood: “No solo era guapo, sexy, cautivador, misterioso y una gran estrella, sino también un productor y director increíble”, dijo a Variety en 2016. “Te hace sentir como si fueras la única persona en el mundo, como si fueras la única que importa”.
Ya en el siglo XXI, se escribió mucho sobre su posible romance con Keanu Reeves, quien es 18 años más joven que ella. Los rumores tuvieron mucho que ver con el hecho de que tuvieran un idilio en la ficción en Cuando menos te lo esperas (2003), donde transmitían una gran química en pantalla, pero ninguno de ellos lo ha confirmado nunca.
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Lo que sí han hecho es bromear sobre el asunto, como cuando presentaron el Oscar al mejor guion en la edición de 2020. “¿Te acuerdas de mí?… Seamos francos, lo pasamos muy bien”, le dijo ella sobre el escenario, haciendo referencia a aquella película. “Lo pasamos bien, ¡y tú y Jack [por Nicholson, que también estaba en el reparto]!”, contestó él. “No iría tan lejos”, acotó Keaton, despertando la carcajada entre los asistentes.
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La actriz parece decidida a perpetuar el rumor (o la broma), porque el pasado diciembre compartió en Instagram una de sus escenas con Reeves y escribió “Keanu, ¡dame otra oportunidad!”.
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En esta red social se mantiene por cierto bastante activa y el pasado 14 de febrero deleitó a sus 2,4 millones de seguidores con un vídeo recopilatorio de algunas de las escenas de besos de su carrera, acompañado de una dedicatoria muy especial: “Feliz Día de San Valentín a todos los hombres a los que pagaron por besarme [Nicholson, Reeves o Michael Douglas entre ellos].
