Devotion. Una historia de héroes (2021), de J.D. Dillard

1950. El teniente Tom Hudner se incorpora a su destino en el Escuadrón 32 de la base aérea de la Marina estadounidense en Rhode Island. Allí será designado como compañero del alférez Jesse Brown. El acercamiento entre ambos llevará su tiempo, porque Brown no es un tipo fácil, pero poco a poco ambos congeniarán. Los dos oficiales son expertos pilotos, pero tendrán un test complicado cuando deban cambiar los conocidos aviones Bearcat por los más voluminosos Corsair, difíciles de manejar y de aterrizar en medio del océano. Pronto su unidad será llamada para entrar en combate en Corea.

Emotiva película que narra hechos reales a partir del libro de Adam Makos ambientado en una época en que el mundo se estaba recuperando de la Segunda Guerra Mundial, aunque no por eso dejaba de haber conflictos de envergadura. Precisamente el que narra Devotion. Una historia de héroes tiene lugar en los inicios de la Guerra de Corea, quizá una de las más olvidadas del siglo XX. El guión de Jake Crane y Jonathan Stewart rescata así del olvido un episodio bélico para reivindicar que esa guerra del extremo oriente tuvo también sus héroes, sus muertes y sus victorias, la mayoría de las cuales han quedado completamente ignoradas. Hablamos de “episodio” porque la película no se adentra en grandes combates, ni estrategias, sino que se centra en el día a día de una pequeña unidad de pilotos, primero en el periodo de pruebas y entrenamiento y luego en el cumplimiento de misiones específicas.

Y acierta Devotion. Una historia de héroes al centrar su relato en la amistad y camaradería que se crea entre Brown y Hudner, dos tipos muy distintos, pero que a base de salir de sí mismos irán apreciando y comprendiendo los pareceres y las razones del otro. A fin de cuentas son compañeros de vuelo y cada uno pone su vida en manos del compañero. Por supuesto, pesa especialmente el hecho de que Jesse Brown sea negro y de que para llegar hasta donde ha llegado haya tenido que luchar contra mil y una zancadillas, injusticias y deshonras. No es fácil comprender así el interior atormentado de Brown (esos discursos humillantes frente al espejo), su orgullo, su rabia, pero es que tampoco es posible hacerlo para un blanco como Hudner por muy predispuesto que se esté. Y de este modo ni siquiera mediar por el amigo puede ser la mejor opción cuando el racismo entra en juego. Hay cosas que hay que vivirlas, no se pueden acometer desde “fuera”, viene a decirle Brown. El director J.D. Dillard (Utopia) demuestra mesura en este enfoque y habla con tino de la dificultad de abordar estos temas, pues está claro que no había soluciones fáciles en una época donde las cosas eran simplemente así, manifiestamente injustas.

Visualmente Devotion. Una historia de héroes es asombrosa en varias escenas de vuelo, con esas aproximaciones al portaviones, en alguna espectacular persecución al estilo Top Gun: Maverick o en los vuelos en picados hacia posiciones enemigas, vibrantes momentos con una fotografía oscura y unos tonos virados al azul que logran un tapiz bélico formidable. El reparto sin hacer grandes alardes, cumple con creces, especialmente Jonathan Majors (Brown), Glen Powell (Hudner) y Christina Jackson en el papel de la mujer de Brown, una persona de enorme categoría humana.