Nunca es tarde (2014), de Dan Fogelman

Danny Collins recibe con casi cuatro décadas de retraso la carta que John Lennon le escribió con motivo de la lectura de una entrevista, donde manifestaba su miedo a que el vértigo de los excesos como incipiente cantante famoso le fagocitara, cosa que en parte le ha ocurrido. Acaba de cumplir 64 años y es muy popular, pero cantando los temas de otros para un público incondicional, y al precio de no haber conocido al hijo que tuvo con una mujer, concebido en una noche de colocón. La carta se convierte en una especie de revelación, de modo que intenta la aproximación con su hijo Tom Donnelly. No es fácil, por todo el tiempo transcurrido y porque Tom, cuya esposa está embarazada de su segundo bebé, tiene leucemia, y podría quedarle poco tiempo de vida. La disposición de Danny por ayudar es indudable, y hasta parece que recupera la inspiración para componer. Pero...

Dan Fogelman, guionista de películas de animación como Bolt y Enredados, y creador de la exitosa serie de buenos sentimientos This Is Us, se mueve en la dirección de esta última –se puede considerar casi, o sin casi, un precedente– con una historia inspirada por un punto de partida auténtico y que va directa al corazón. Habla de la búsqueda de la redención, de la posibilidad de cambiar, y de la aceptación de las virtudes y defectos de cada uno, en la vida se acierta, y se dan las gracias, se cometen equivocaciones y se pide perdón. La narración no es perfecta –falla en el momento del bolo de Danny, con sus vacilaciones, momento importante que no está logrado–, pero mantiene un nivel alto casi todo el tiempo.

El film resulta muy agradable, con un reparto muy bien escogido, con los veteranos Al Pacino, Christopher Plummer y Annette Bening, los medianos Bobby Cannavale y Jennifer Garner, los jóvenes Melissa Benoist y Josh Peck, y la niña Giselle Eisenberg.