Con la alegr�a y la vitalidad que le caracteriza, Dani Rovira dio hace unos d�as una de las mejores noticias de su vida, tras ocho sesiones de quimioterapia los linfomas hab�an desaparecido de su cuerpo y pod�a empezar la nueva etapa del tratamiento, de radioterapia. Si bien en ning�n momento ha escondido qu� le pasaba, es m�s, ha compartido gran parte del proceso en sus redes sociales, no ha sido hasta ahora, en una entrevista con Juan Carlos Ortega, cuando ha hablado de c�mo descubri� que ten�a c�ncer. "Me not� un bulto sospechoso encima de la clav�cula izquierda que iba un poco m�s", ha explicado Dani, que decidi� consultarlo con unos amigos m�dicos que le recomendaron ir al hospital: "Si a la semana no ha pasado que fuera a mir�rmelo a un hospital... Hab�an pasado dos d�as desde que se decret� el estado de alarma".
Desde ese momento todo muy r�pido y, tras ponerle nombre y apellidos a lo que le pasaba, Rovira comenz� con las sesiones de quimioterapia. "Llegaba al hospital a las 9.00 de la ma�ana, me sacaban sangre para ver c�mo ten�a las defensas. A partir de ah�, en el laboratorio me hac�an los jarabes y eran cuatro bolsas de quimio intercaladas con bolsas de suero y alg�n otro medicamento. En total litro y medio que te meten en vena hasta que sal�amos de all� a las tres y media de la tarde. Haces amistad con la gente, no te queda otra", ha contado, aprovechando para agradecer a los sanitarios que estuvieron a su lado.
Ahora est� en "la �ltima pantalla del videojuego", la de la radioterapia, sobre la que tambi�n ha hablado, confesando que le ha tocado la menos mala. "Esta es la buena porque me puedo mover un poco, no sabes lo que es la radioterapia, te anclan ah� a una cama, te hacen el primer d�a un molde que en mi caso se ajusta del pecho hacia arriba incluida la cara y ese molde est� s�perajustado. Es muy ajustado a tu figura, casi no puedes ni engordar ni adelgazar. Cuando te dan la radio hay una cama met�lica que se llama el acelerador, te anclan con ese molde para que la radiaci�n vaya exactamente a donde tiene que ir. Hace 30 a�os era una especie de lanzallamas y ahora es muy concreto. Son 10 minutos que no puedo ni tragar".
A pesar de todos estos inconvenientes, el de Ocho apellidos vascos no ha perdido la alegr�a que le caracteriza y eso que ahora tiene que hacer "un poco vida vamp�rica" ya que no le puede dar nada de sol. De hecho, en estos cuatro meses que lleva de tratamiento ha querido hacer "un cord�n sanitario a nivel de televisi�n y redes sociales" para solo leer y recibir "cosas bonitas". "Solo me ha apetecido ver comedia cuando lo que me gusta es el cine de terror", ha desvelado.
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