De Cristóbal Balenciaga Museoa
Cristóbal Balenciaga Museoa
La experiencia del lujo
La alta costura en las décadas centrales del siglo XX fue la máxima expresión de una experiencia lujosa y específicamente femenina. Un mundo de exclusividad y exquisitez en torno a las creaciones, diseñadas por los couturier y realizadas mediante métodos artesanales, a los códigos de etiqueta, que marcan el proceso de compra, y a los contextos sociales en los que se exhiben creaciones y clientas. Cristóbal Balenciaga es considerado el maestro de la alta costura y su contribución sirve como punto de referencia final.
De Walter SandersLIFE Photo Collection
Cristóbal Balenciaga: el maestro de la alta costura
Cristóbal Balenciaga revolucionó el concepto del vestir y de la silueta femenina. Para él, la perfección era una obligación y sus extraordinarias habilidades técnicas facilitaban la tarea. Como resultado de su personalidad innovadora, buscó una mayor simplicidad y pureza en las formas. Fue aclamado por la diseñadora de moda Coco Chanel como "el único auténtico couturier entre nosotros, capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin".
Cristóbal Balenciaga merece el título de "El Maestro" debido a la perfección de sus creaciones y a su habilidad para adelantarse a su tiempo, creando un nuevo lenguaje técnico y visual para la silueta femenina. Su trabajo ha resistido la prueba del tiempo y resulta incluso aún más relevante hoy en día.
Abrigo de cóctel (1960) de Cristóbal BalenciagaFuente original: CBM 36.2013
Lujo significa cosas diferentes para distintas personas: singularidad, exclusividad, declaración de estatus social... en el mundo de la alta costura de la maison Balenciaga significaba además tener acceso a la elegancia, a la confianza en sí mismo y al realce de la figura sin renunciar por ello a la comodidad o a la funcionalidad. Todo ello funcionaba a través de una cuidadosa elección del tejido, del corte y del diseño.
Vestido de cóctel en falla negra (1951) de Cristóbal BalenciagaFuente original: CBM 02.2015
La maison Balenciaga se cortejó una reputación exclusiva: "Le plus cher et clientèle le plus riches" (el lugar más caro con los clientes más ricos).
Clientas incondicionales
Las clientas de Balenciaga eran mujeres de alto nivel social: grandes fortunas del mundo financiero e industrial, aristócratas, artistas, intelectuales y diplomáticas. Una élite social que atribuía gran importancia a su vestuario como símbolo externo de su personalidad, estatus y estilo de vida, siguiendo e incluso a veces creando los códigos de vestimenta que regían la mayoría de las interacciones sociales.
Grace Kelly de Loomis DeanLIFE Photo Collection
Las Balenciagas
Las Balenciagas -como fueron nombradas las clientas más leales de la firma por algunos periodistas-, se sintieron cómodas y seguras en sus prendas, listas para alcanzar el éxito en su vida social. Diana Vreeland, editora de moda de Harper's Bazaar, afirmó: "En un Balenciaga, eras la única mujer en la habitación –ninguna otra mujer existía."
Distinguidas personalidades del siglo XX como Mona Von Bismarck, Bunny Mellon, Barbara Hutton, Grace Kelly, Madame Jack Bousquet o Madeline Dittenfofer vestían creaciones de Balenciaga.
Abrigo de fiesta (1964) de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
Mona Von Bismarck
Cuando Cristóbal Balenciaga cerró su taller en 1968, Diana Vreeland bromeó diciendo que Mona se recluyó en su dormitorio en la villa de Capri durante tres días.
Vestido de cóctel (1957) de Cristóbal BalenciagaFuente original: CBM 2000.05
Rachel L. Mellon
"Durante más de diez años Balenciaga ha hecho casi todo lo que llevo. Comprendió que mi necesidad combinaba una moda sencilla con vestidos de baile, abrigos de noche y sombreros extraordinarios." Bunny Mellon.
Vestido de novia (1960) de Cristóbal BalenciagaFuente original: CBM 2003.08
Reina Fabiola
Balenciaga contó en una entrevista a Paris Match (1968) como a los 12 años conoció a la Marquesa de Casa Torres, quien le permitió diseñar un modelo para ella convirtiéndose así en su primera clienta. En 1960 vestiría a su nieta, Fabiola de Bélgica, en su boda.
Construyendo la experiencia
Todo en la maison Balenciaga, desde el diseño de los espacios hasta el último detalle de la relación con el cliente, estaba diseñado para reforzar los atributos de elegancia, excelencia y exclusividad.
Cristóbal Balenciaga en la Maison Balenciaga, ParisCristóbal Balenciaga Museoa
Maison Balenciaga
La maison de alta costura se estableció en París en 1937, en el número 10 de la Avenida George V.
Cristóbal Balenciaga Maison en ParisCristóbal Balenciaga Museoa
Los salones
Los salones estaban decorados en un refinado estilo policromado en blanco con lujosos muebles dorados y pisos cubiertos de alfombras grises. Fue concebido para evitar interferencias con los colores y estampados de los vestidos que se presentaban en él.
Vestido sari (1961) de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
Interiores
La imagen muestra un vestido sari en cloqué rosa con hilos metálicos, rematado con pasamanería dorada, confeccionado en París en 1961. La silla de oro y madera pertenece a los salones y probadores de la firma de EISA en Madrid.
Abrigo capa (1962) de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
Interiores
Los clientes se sentaban en esta silla mientras contemplaban desfilar a las modelos con los últimos diseños de Balenciaga. La imagen también muestra un abrigo capa en gazar verde musgo rematado con un gran volante.
Invitación para la presentación, Maison Balenciaga (1960)Cristóbal Balenciaga Museoa
Solo con invitación
El acceso a los salones de la casa Balenciaga implicaba superar el estricto control de la recepcionista de la Casa. Se necesitaba una invitación personal y ninguna de ellas se emitía sin la recomendación previa de uno de los clientes regulares.
Esta fue la invitación personal de Mademoiselle V. Quarry para la presentación de la nueva colección primavera-verano en el salón de las firma Balenciaga en París, en 1960.
Traje semientalladoCristóbal Balenciaga Museoa
Presentaciones de moda
Las presentaciones de moda para las clientas solían empezar tras la presentación oficial de la colección y se llevaban a cabo diariamente durante dos meses. Las maniquíes, trabajadoras de la firma a tiempo completo, estaban en permanente disposición de las clientas para vestir, en silencio, los diferentes modelos escogidos.
Las modelos
Las modelos se seleccionaban por tener las características anatómicas que se adaptaran al estilo Balenciaga, así como por la gracia de sus movimientos y una mirada altiva necesaria para encarnar el concepto de elegancia de la firma.
Vestido en crepé negro (1962) de Cristóbal BalenciagaFuente original: CBM 02.2015
Figuras clave en la maison
Las vendedoras, figuras clave de la maison, estaban perfectamente familiarizadas con los círculos sociales y el estilo de vida de sus clientas. Elegantes y educadas, se vestían con los modelos de la firma en tonos discretos y acompañaban a las clientas durante todo el proceso de manera exquisita.
La relación entre la clienta y la asistenta se hizo tan estrecha que muchas clientes dejaron en su mano la preselección de modelos, que se enviaban como borradores, junto con las posibles muestras de tejido.
Salón Balenciaga en MadridCristóbal Balenciaga Museoa
Los fittings
La prueba del modelo era un paso clave en este proceso. Las clientas eran conducidas por su vendedora personal al probador, donde una ayudante ajustaba el modelo a las medidas de la dama. La clienta sabía que, a partir de ese momento, tendría una serie de citas para los ajustes semanales, siempre adhiriéndose a una regla tácita: las características del modelo o el precio no se discuten.
"La primera prueba en Balenciaga vale la tercera en cualquier otra casa". Marlene Dietrich.
Lujo accesible
El aura que rodeaba a Balenciaga se convirtió prácticamente en una aspiración social.
En 1948, se inauguró la primera boutique en la Avenida Georges V en París a nivel de la calle, donde se exhibían y vendían artículos como perfumes, guantes, bufandas, bolsos o medias.
La aparición de estos accesorios y las copias (con o sin licencia) de los modelos originales proporcionó un gusto por el lujo para un amplio público.
Cristóbal Balenciaga Maison en ParisCristóbal Balenciaga Museoa
Escaparates y fantasías artísticas
Los icónicos escaparates de la boutique fueron creados por la escultora y escenógrafa Janine Janet. La artista conoció a Balenciaga en 1952 y creó para la firma escaparates coincidiendo con cada temporada que mezclaban el mundo del arte y la moda.
Las exquisitas y artísticas decoraciones de Janine Janet traducían el lujo de las colecciones de Balenciaga con la máxima discreción. Esta vitrina seduce al transeúnte con su decoración surrealista y de inspiración renacentista, promocionando el lujo supremo: el aroma del lujo.
Frasco de perfume - Le Dix de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
La esencia de Balenciaga
Le Dix, creado en 1946-1947, fue el primer perfume lanzado por la casa Balenciaga. En 1948, la casa creó su segundo perfume, La fuite des heures; en 1955 se lanzó el tercer perfume, Quadrille.
Medias de seda de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
Medias de seda
Medias de seda en distintos colores, en Balenciaga París.
Chaqueta en lana marrón (Circa 1949) de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
Grandes almacenes
Los compradores de grandes almacenes como Harrods, Bloomingdales o Saks asistían a las presentaciones de las colecciones buscando modelos que fueran fácilmente identificables con el diseñador.
Perseguían los modelos de Balenciaga ya terminados para poder copiarlos en gran cantidad bajo la etiqueta "inspirado en Balenciaga" o "adaptado de un original de Balenciaga".
En la imagen, Balenciaga para Dan Millstein.
Chaqueta en lana marrón (Circa 1949) de Cristóbal BalenciagaCristóbal Balenciaga Museoa
La seducción de un Balenciaga
La seducción de un Balenciaga es mencionada en Harper's Bazaar, 1964: "Cada mujer utiliza alguna forma de sus creaciones, directa o indirectamente", aludiendo a la existencia de copias legales e ilegales.
Balenciaga. La experiencia del lujoCristóbal Balenciaga Museoa
Unos pocos afortunados
Pero también otras mujeres afortunadas podían vestir un Balenciaga en circunstancias extraordinarias, lo que nos deja entrever la personalidad del genio.
Cristóbal Balenciaga: la experiencia del lujo
Organiza: Cristóbal Balenciaga Museoa
Comisariado: Igor Uría
© Fundación Cristóbal Balenciaga
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