Críticas de Conocerás al hombre de tus sueños (2010) - FilmAffinity
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Conocerás al hombre de tus sueños

Drama. Comedia Amor, sexo, humor y traiciones. Las pasiones, ambiciones y angustias de los miembros de una familia provocan conflictos que los llevan a vivir peligrosas situaciones e incluso los ponen al borde de la locura. (FILMAFFINITY)
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Críticas 186
Críticas ordenadas por utilidad
25 de agosto de 2010
44 de 67 usuarios han encontrado esta crítica útil
La sombría mirada con la que Woody Allen había cosido las costuras inglesas en Match point y El sueño de Cassandra (olvidemos Scoop) deja paso en Conocerás al hombre de tus sueños a un tono más amable y acogedor en apariencia pero de fondo igualmente amargo. «La vida es un cuento de ruido y furia que no significa nada». Sirve la escéptica cita shakesperiana para abrir las puertas a una intimidad coral de vidas que se derrumban, y bajo sus cascotes se ahogan las ambiciones corroídas por el tiempo, los amores eternos que se fueron por el desague, los sueños corrompidos. De ilusión también se sobrevive, y la sorna de Allen hace que la única a la que le parece ir bien en ese campo minado es la que menos luces tiene de todas. Y es que a la cita real le falta algo: «un cuento contado por un idiota». ¿Sólo los idiotas pueden ser felices? El resto de personajes, desde luego, no lo es. El hombre que se desploma sobre la vejez e intenta engañarse fingiendo ser aún atractivo y seductor (aunque sea a costa de ser engañado por una poderosa afrodita de baja estofa…), la mujer casada que se equivoca en el porqué de las atracciones o el escritor fracasado que no duda en saltarse la ley para usurpar una gloria que le esquiva tienen todos los ingredientes que desde siempre han distinguido a los personajes más atormentados de Allen: quebrantos en carne viva. El director lo sirve todo en bandeja de plata, sin hacer chistes fáciles ni recurrir a grandes aspavientos visuales. No siendo una película que ambicione la originalidad, hay que agradecer al creador de Manhattan que se deje llevar por el placer de crear unos buenos personajes, vistos desde una ventana indiscreta que permite acceder a sus pequeñas miserias con una sonrisa comprensiva, y que por momentos se hiela en los labios. Incluso todas aquellas figuras que podrían servir como excusa para la broma de turno (la novia prostituta) tienen la ocasión de mostrar una humanidad que les protege del estereotipo.
A la cabeza está Anthony Hopkins, atrapado en sus vaivenes emocionales, arrollado por el paso del tiempo, humillado y ofendido. Naomi Watts muestra a la perfección las imperfecciones de una mujer acorralada por las contradicción y, en cierto modo, por su cómodo apego al fracaso. Gemma Jones afila al máximo con la ley de las muchas tablas profesionales su trabajo para que un personaje patético resulte conmovedor. Más complicado lo tenía Josh Brolin, sin duda la criatura más compleja de este zoo ilógico de fieras caidas en su propia trampa, pero salva el escollo con una admirable mezcla de desesperación, inmadurez y ruindad, real como la vida misma: otra víctima de la desilusión que baila (sonriente) una lenta zarabanda de ruido y furia,
Max
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24 de septiembre de 2010
21 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gran película, una joyita de esas que aparecen con cuentagotas en el panorama de cine internacional y que, de ser obra de un director debutante, estaríamos contemplando elogios por doquier hacia ella. Sin embargo, es de Allen, al que se le exige yo no sé qué. Queremos que todas sus películas sean obras maestras absolutas e irreplicables y eso, en una filmografía que va a película por año es cosa imposible.
Allen retrata a los personajes con mano maestra, ensalza situaciones cotidianas y vistas hasta el hartazgo en otras películas con una chispa que solo él sabe conseguir. Una pena que comparemos cada película que Woody nos ofrece con "Manhattan" y no con la enésima mierda que es lanzada cada semana a la cartelera. Si fuese así, comprobaríamos lo especiales que son casi todas las cintas del genial artista neoyorquino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
adrian vigo
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11 de enero de 2012
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Largometraje nº 40 de los realizados por Woody Allen (Allen Stewart Konigsberg). El guión, escrito por W. Allen, explora el universo de las clases medias cultas del Primer Mundo.

La acción dramática tiene lugar en Londres a lo largo de varias semanas del otoño de 2009. Alphie Shebritch (Hopkins) y su esposa Helena (Jones), ambos de algo más de 70 años, son padres de una hija única, Sally Channing (Watts), de treinta y tantos años, casada con Roy Channing (Brolin), sin hijos. Alfil, de posición acomodada, dado a la búsqueda de la juventud perdida, abandona el hogar conyugal. Es el “alter ego” de W. Allen. Helena, frágil, soñadora, ingenua e insegura, necesita sentirse acompañada. Busca ilusiones para llenar su vida solitaria y anodina. Sally, culta y atractiva, es aficionada a la pintura, se siente frustrada a causa de un matrimonio disfuncional, trabaja en una galería de arte y sueña con su jefe, Greg (Banderas). Roy cursó y terminó la carrera de medicina, pero trabaja como novelista de escaso éxito. Día (Pinto) estudia musicología y toca la guitarra. Charmain (Punch), exagerada y guapa, trabaja como prostituta.

La narración que presenta el film se caracteriza por su vocación realista, contenida y equilibrada, clasicista y exenta de exageraciones y desmesuras. Focaliza la atención en el análisis del comportamiento del ser humano, sus ambiciones, ilusiones, frustraciones y desengaños. Hace uso de unos diálogos bien construidos, expresivos y verosímiles, dotados de una brillantez comparable a la de films del autor que gozan de la mayor consideración. Juega con sus personajes habituales (novelistas, médicos, galeristas de arte, periodistas, jubilados, amas de casa, prostitutas, pintores, músicos, etc.), con la ayuda de los cuales explora las características y limitaciones de la naturaleza humana. Le interesa sobre todo el análisis de los miedos, temores, angustias, miserias, ruindades, fracasos, traiciones y deslealtades que definen y singularizan al género humano.

La narración se apoya en una voz en off, la del narrador, que facilita la comprensión del relato. El lenguaje es sencillo, claro y asequible. Se presenta lleno de referencias irónicas y críticas, que provocan hilaridad y sonrisas casi permanentes. Hace uso, posiblemente en mayor medida que en otras ocasiones, del esbozo, las explicaciones inconclusas, los puntos suspensivos, la resolución de partes del argumento mediante el recurso a la sugerencia y a la ambigüedad. El discurso completo, definido y explícito, da paso en esta ocasión a la reiteración de trazos abiertos, que el espectador ha de completar con sus propios recursos. A la manera de Lubitsch, uno de sus cineastas preferidos, sitúa fuera de pantalla algunos desarrollos.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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9 de septiembre de 2010
39 de 69 usuarios han encontrado esta crítica útil
- ¿Diga?
- Buenos días, ¿Quisiera hablar con el despacho del señor Allen?
- ¿De parte de quién?
- Soy Boris Johnson, el alcalde de Londres. ¿Podría decirme con quién hablo?
- Soy Penélope Cruz, su nueva secretaria. ¿Podría decirme el motivo de su llamada?
- Quisiera que el señor Allen volviera a rodar en Londres.
- Precisamente acabo de terminar de escribir un guión ambientado en Alcobendas pero que con cuatro retoques podemos trasladarlo a Londres.
- Bueno, yo realmente quiero que lo haga el señor Allen, ¿sabe usted?
- Boris, hijo mío, Woody hace años que no escribe guión alguno. Ahora los hago yo, aunque los firme él.
- ¡Ahh! No lo sabía. Y... ¿de qué va?
- Adivine.
...
- No sé... ¿de relaciones de pareja como Annie Hall?
- No hijo, eso ya no se lleva. Va de relaciones matrimoniales como Melrose Place.
- Umm... no sé, no sé...
- Chico, tú déjame a mí. Mira, cambio un personaje ecuatoriano que tenía por un personaje hindú para amoldarlo a Londres, y saco lencería fina, y éxito asegurado.
- No sé, Señorita Cruz, igual algún desnudo.
- Ahh no... que una es decente.
- Un poquito...
- Bueeeno... si quiere, me saco de la manga una prostituta que enseñe un poco de pechuga.
- ¿Y cómo se llamará?
- ¿La puta?
- No, la peli.
- Adivine...
- Te gustan las adivinanzas ¿eh?
- Es que soy budista, Boris. Y creo en la reencarnación y to eso. ¿No ves que vida más chachi que llevo?
- Da lo mismo... como si quieres ponerle un título de algún capítulo de esa tal Melrose Place. Lo más importante es que haya personajes cultos. Que no deja de ser una película de Woody Allen.
- No se preocupe, que tengo a un personaje escritor que quiero que lo interprete Josh Brolin.
- Bien.
- Pero le diré que se afeite el bigote que esas cosas están pasadas de moda.
Chagolate con churros
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27 de agosto de 2010
12 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empezar a ver esta película es ponerse a leer una tranquila novela de diálogos sin fin con los personajes clásicos de la literatura de Allen, con sus neuras y sus problemas. Un planteamiento clásico, como la música de fondo, casi de cámara, medieval... a veces.
Es gente que está situada económicamente, alguno más apurado, y están pillados en el momento de transición de sus matrimonio, en un cambio importante de sus vidas o en espera de nuevos proyectos... ya sean propios o adivinados por la vidente.
Sobre todo son personajes que expresan muy bien lo que puede hervir en una sesera de uno.
A pesar de oírlos como si fuera el mismo Allen el que hablara por todos, no quita que cada uno esté muy bien perfilado.

La película separa a los jóvenes de los que están ya en el umbral de la absoluta ancianidad. Los proyectos de los primeros son para el presente y los de los mayores son proyectos que reflejan el miedo a la soledad. La muerte está ahí mismo además, aunque no se menciona, y hay que ir al gimnasio o lo que sea para consolidar el presente.
De ahí el Conocerás al hombre de tus sueños… Da idea de algo que hará que el futuro esté presente a pesar de la avanzada edad y del paso del tiempo a toda pastilla.

Es cierto que el relato es claro e interesante ahora bien, sin duda ha faltado una mayor implicación. Se echa de menos un mayor compromiso para sorprender.

Hay un par de lances que se quedan en el aire y que no deberían haber quedado para la imaginación del espectador, sino que el autor debería haber resuelto de una u otra forma buscando la resolución, agradar al público, o haber ahondado más en él. Por otra parte, resulta muy sencilla la espontaneidad de las dos o tres relaciones sexuales que surgen o se mencionan, aunque Allen hace que parezca de lo más natural. La del padre con la supuesta actriz que es la más auténtica.

La película no es para elogiarla, aunque a lo mejor no se trata de eso, pero decepciona la total ausencia del humor neurasténico que se espera, o por lo menos falta algún toque; y sobre todo queda la impresión que ha faltado que los personajes se involucraran más en sus respectivas historias.

Aquí no cuenta que el espectador se implique, en este caso se echa de menos el estilo de Allen. Con todo lo correca que es, con su ritmo perfecto de reloj suizo, la película es para pensar que podía haber sido un poquito más.
Nos hubiera gustado conocer algo más en la película.
floïd blue
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