Coco Chanel, una mujer emprendedora de leyenda

Gabrielle «Coco» Chanel está entre los 100 personajes con más influencia del siglo veinte, y logró cambiar para siempre el mundo del estilo y la moda. Su reputación supera a la de rivales directos como Dior, Balenciaga o el mismísimo Yves Saint Laurent, que disponen en su haber de creaciones monumentales.

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La fortaleza de Chanel residía en su diligencia y constancia, además de mostrar una afinada capacidad para anticiparse a las tendencias. Ella fue un verdadero catalizador que llevó a la moda a niveles nunca vistos, siempre a través de propuestas originales. Su historia se ha convertido en leyenda, y resulta verdaderamente inspiradora para aquellos que quieren dejar huella en el mundo de la moda. Pero comencemos por el principio, y analicemos como la biografía de Cocó Chanel es, ante todo, una historia de emprendimiento.

Coco Chanel, sus orígenes

Gabrielle «Coco» Chanel nació en 1883, en el seno de una familia con escasos recursos económicos ubicada en la ciudad de Saumur (Francia). Su madre murió de tuberculosis cuando la joven tenía 12 años, dejando a su padre, un vendedor ambulante sin mucho éxito, completamente desolado. Superado por las circunstancias, el cabeza de familia tomó la decisión de dejar a Gabrielle, y a sus otras dos hijas, bajo la tutela del monasterio de Aubazine, mientras que sus dos hijos varones fueron destinados a una familia campesina.

El día a día en Aubazine consistía en una dura rutina marcada por el ideario católico que las monjas impartían en el monasterio. Esto hizo que Chanel renunciase desde niña a toda forma de disciplina, luchando activamente contra reglamentos e imposiciones férreas. Los duros años de su educación fuera del entorno paterno no hicieron otra cosa que impulsar su carácter y determinación.

A los 18 años se trasladó a un internado religioso ubicado en Moulins, donde vivían sus abuelos paternos. Es allí donde conocería a la amistad de su vida: su tía Adrienne, que tenía dos años más que ella. En esta ciudad comenzó a trabajar de forma alterna en una pañería y como ayudante de sastre, pero lo más interesante fueron sus pinitos como cantante en el café-concert “La Rotonde”. Fue aquí donde recibió el apodo de «Coco», debido muy probablemente a un par de canciones de su repertorio musical, conocidas como «Ko ko ri ko» y «Qui qu’a vu Coco».

Un estilo con sello propio

Su verdadera carrera profesional comenzó en 1906, cuando se convirtió en la amante de Étienne Balsan, un acaudalado heredero textil que le introdujo en la alta sociedad. Pero ser la querida de un hombre privilegiado no era suficiente para Chanel, cuya ambición le condujo a tener una relación con uno de los mejores amigos de Balsan: el capitán inglés Arthur Edward «Boy» Capel. Se instalaron en un apartamento de París y comenzó a financiar sus primeros trabajos. De esta época proviene el famoso diseño de la botella de Chanel Número 5.

Su primer establecimiento, gracias al dinero de Capel, se ubicó en una callejuela estrecha llamada Rue Cambon, y fue inaugurado el 1 de enero de 1910. Chanel no estaba contenta con las fórmulas de la costura anterior a la Primera Guerra Mundial, y quiso introducir un estilo moderno y cómodo similar al que disfrutaban los hombres. En centros turísticos de moda, como el mencionado de Deauville, lanzó prendas de punto y vestidos casuales sorprendentemente simples en comparación con lo que salía de los salones más reputados de París.

En febrero de 1916, con motivo de su primera colección de otoño, apareció por primera vez en la revista Vogue. Esta plataforma le permitió aumentar su exposición y beneficios, llegando a exportar por primera vez a Estados Unidos. En 1918 fundó su propia casa de moda con 300 empleados, ubicada en uno de los barrios más exclusivos de París. Como podéis ver, Capel fue su principal avalista, y a partir de una pequeña tienda supo forjar un imperio asentado en la notoriedad y el prestigio. De hecho, fue la primera en usar celebridades para promocionar sus diseños, tal y como hoy en día se hace con los influencers.

Durante la guerra, las privaciones derivadas del conflicto hicieron que las mujeres fueran receptivas respecto a la simplicidad en la moda. Chanel estaba cada vez más intrigada por la elegancia informal de la ropa de hombre, y tomó muchas ideas del guardarropa de Capel. Poco a poco quedó definido su estilo: la perfección en la facturación y la calidad de los materiales.

La muerte de Capel en 1919 dejó a nuestra protagonista destrozada, pero lejos de desanimarse siguió confiando en su proyecto. No obstante, no volvió a confiar en los hombres y prefirió preservar su independencia, teniendo algunos amantes que pasaron por su vida sin pena ni gloria, como el Gran Duque Dimitri de Rusia o el Duque de Westminster, entre otros.

Para crear su mítico vestido negro de los años 20 se inspiró en tres puntos. En primer lugar, reconoció el clima de duelo de la postguerra, pero aportándole elegancia. En segunda instancia, quería recuperar la dignidad de las mujeres, recurriendo al cuello blanco rígido y los puños almidonados que solían encontrarse en las prendas masculinas. Añádase a esto el sombrío recuerdo de las monjas, a quienes nunca dejó de odiar por sus hábitos negros y sus cofias blancas.

Diversificar el negocio

Chanel también supo diversificar su cartera de negocio, siendo incapaz de conformarse con sus logros obtenidos hasta la fecha. En 1921, se asoció con el perfumista Ernest Beaux para dar a luz a su primer perfume; Chanel Nº5, que a día de hoy es el más vendido de todos los tiempos. Inspirada en el aroma de jazmín, esta fragancia es la primera en adoptar el nombre de su diseñador, que también se encargó del envase.

En 1924 fundó la compañía Parfums Chanel tras asociarse con los hermanos Wertheimer, Pierre y Paul, importantísimos empresarios del sector. Esto nos demuestra la importancia de abrir nuevas líneas de producto, avaladas por inversores que crean en el proyecto. 

Como puede verse, la feliz década de los 20 proyecta a Chanel como un personaje famoso y reconocido, obteniendo el favor de los críticos. Nuestra protagonista revolucionó la sociedad de su época desafiando los cánones establecidos. Su principal contribución fue proponer pantalones para las mujeres en una cultura de vestidos, faldas y corsés. Además, fue la primera en diseñar trajes femeninos para generar empoderamiento.

Su primer diseño de bolso de mano, en 1929, causó un pequeño escándalo por haber incluido la correa al hombro, ya que para la época se consideraba inapropiado. Sin embargo, ella defendió su propuesta:

“Me he hartado de sostener mi bolso con la mano, y al mismo tiempo perder poder sobre ella. Así que agregué esta correa para sostenerla con el hombro”.

Chanel pasó la Segunda Guerra Mundial escondida en el Ritz, junto a su amante alemán Hans Gunther von Dincklage. Esto dañó tremendamente su reputación y la vinculó directamente con la causa nazi. Tras la contienda fue obligada a abandonar Francia y se exilió en el vecino país de Suiza. Este contexto de crisis personal no pudo con ella, y decidió volver a la palestra pese a las habladurías.

El 5 de febrero de 1954 presentó su nueva colección. La prensa francesa no regaló buenas opiniones, pero los medios estadounidenses y británicos valoraron sus pequeños y suaves trajes. Esto demuestra su tesón y capacidad de superación, siempre a la altura de las circunstancias. Gabrielle «Coco» Chanel murió en 1971, a los 88 años y dotada todavía de una incombustible actitud creadora.

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¿Qué te ha parecido la historia de vida de esta increíble mujer emprendedora? Tal vez quieras conocer otras biografías inspiradoras como la de J. K. Rowling, la autora de la saga de Harry Potter o el Coronel Sanders y la  historia de perseverancia detrás de KFC.

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Jose Balandin

CEO en Instituto Emprende

Soy un apasionado del Emprendimiento y ya hace más de 25 años que fundé mi primer negocio. En este tiempo he creado muchos proyectos y hemos formado más de 200.000 alumnos en Instituto Emprende.
He fundado otros proyectos como Cocina Casera, una de las webs de gastronomía con más lectores.
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