Chuck Berry. La biografía definitiva, crítica del libro de RJ Smith
Chuck Berry. La biografía definitiva
Libros / RJ Smith

Chuck Berry. La biografía definitiva

8 / 10
Eduardo Izquierdo — 01-05-2024
Empresa — NeoPerson Sounds

Si están leyendo esto y les interesa el libro que hoy nos traemos entre manos no deben ser ajenos a la eterna y absurda discusión sobre quién inventó el rock and roll. Difícil saberlo. Porque ya no es que estemos hablando de la disyuntiva entre Elvis y el caballero que nos ocupa, sino que más a fondo hay “batalla” también entre Chuck Berry y Little Richard, o entre Sam Phillips y Alan Freed ¿Importa? No mucho a estas alturas. En el fondo da igual quien fuera el primero y es más importante centrarse en su contribución. Para ello, este libro, proclamado como la biografía definitiva de Berry –y bien puede ser cierto, por una ocasión– muestra la esencialidad del personaje. Lo hace sin huir de determinados aspectos. Ya se sabe, Chuck es un tío que cae mal de entrada. Huraño. Cascarrabias. Malhumorado. Con demasiada inclinación a las jovencitas. Voyeur. Lo tiene casi todo, aunque como tantos otros en esto del arte. Por tanto toca, otra vez más, separar su obra del personaje. Y como músico de rock and roll pocos, por no decir nadie, le aguantan un par de asaltos.

El libro escrito por RJ Smith ni pretende ni logra ser original. Una biografía escrita en orden cronológico analizando lo que sucedía y para adelante. Tampoco le hacía falta más esfuerzo. Al final, lo que cuenta es tan interesante y lo hace con tal claridad, que no es necesario complicarse la vida. Además, cosa de la que pecan muchos de estos tipos de biografías, no se obsesiona con desgranarnos lanzamiento a lanzamiento o canción a canción, sino que intenta darnos una visión más global incluso del contexto que envolvía el nacimiento de una estrella como Berry. Imaginen un tipo negro que no está dispuesto a casarse con nadie, metafóricamente, paseando rock and roll por el sur de Estados Unidos en los cincuenta y los sesenta. Aventuras le sobran. Y eso, unido a lo imprescindible de su música, hace el volumen necesario. Además se huye de la hagiografía. Aquí no estamos solo para alabar. Si hay que rajar, se raja. Y aunque en temas turbulentos como el aprecio por las adolescentes de Berry se entra con extremo cuidado, se entra, y ya es mucho. One, two, Three, four… y quinientas doce páginas.

 

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