Navidad en la granja (2022), de Debbie Isitt

El viudo Matt Cunningham dedica más tiempo a sus negocios que a atender a sus cinco hijos pequeños. Cuando hereda de su progenitor una granja en un pueblecito de Inglaterra, decide llevarse a la prole allí unos días antes de Navidad, mientras prepara una importante presentación para su jefa, la amargada Sra. Fletcher, que somete a sus empleados a condiciones infrahumanas. Los chavales quedan encantados del lugar, sobre todo tras conocer a Beano, un alegre granjero, por lo que conspiran para quedarse allí para siempre…

Los largometrajes navideños estrenados por Netflix suelen funcionar, pese a que ninguno apasione demasiado. De ahí que sorprenda la bajísima calidad de esta comedia navideña, que ni logra que el público esboce una sonrisa en ningún momento, y que tampoco explota la festividad en la que transcurre la acción, más allá de mostrar alguna decoración puntual de Nochebuena en algunas localizaciones, y que el protagonista trabaje para una especie de Mr. Scrooge femenina. La directora y guionista Debbie Isitt (Nativity) desaprovecha una historia que podría haber servido para criticar la adicción al trabajo en la sociedad moderna, y reivindicar la necesidad de cuidar a la familia. Sin embargo, los diálogos son poco fluidos, parecen sacados de una obra teatral de segunda fila, y algunas tomas con cámara en mano tienen un nivel amateur.

Por otro lado, los personajes parecen caricaturas, por lo que los actores apenas pueden hacer nada para que parezcan creíbles. Fracasa sobre todo el protagonista, el desconocido Scott Garnham, incapaz de hacer que el ejecutivo agresivo Matt Cunningham tenga una pizca de humanidad o caiga mínimamente simpático en algún momento. Se salva un poco Kathryn Drysdale, conocida por la serie Los Bridgerton, aunque la veterinaria a la que da vida apenas tiene recorrido. Los cinco niños protagonistas hacen lo que pueden, pero ninguno de sus personajes tiene personalidad propia, parecen el mismo chaval repetido varias veces.