Cate Blanchett: “El éxito revela quién eres, pero el fracaso es un maestro excepcional”

La actriz australiana regresa a la gran pantalla como protagonista de Tár, la nueva película de Todd Field. A propósito de su presentación en el Festival de Venecia, conversamos por videollamada con Cate Blanchett sobre este filme en el que da vida a una directora de orquesta y donde, entre otros, se abordan temas como la cultura de la cancelación y el uso del poder.
Cate Blanchett “El xito revela quin eres pero el fracaso es un maestro excepcional”

¿Cómo se prepara una para interpretar a una directora de orquesta?
Se lo pregunté a una amiga que lo es y me contó que es un poco como ser el centro del escenario: si no tienes la percepción del espacio, si no lo ocupas, el público no te sigue, no sabe dónde mirar ni te toma en serio.

He de serle sincera: por un lado estaba aterrada como nunca en mi vida. Ahí estaba la pandemia, yo también la había vivido, así que los músicos llevaban mucho tiempo sin tocar obras importantes y, por si fuera poco, cuando levanté el brazo para marcar el ritmo lo hice un poco fuera de tiempo. Pero entonces me di cuenta de que ellos me necesitaban y yo los necesitaba desesperadamente a ellos, y de que de alguna manera la música fluiría. Aprendí los gestos y soy incapaz de expresar lo maravilloso que es sentir cómo fluye la música. ¡Es una experiencia que engancha!

Efectivamente, debe de ser increíble el que tanta gente dependa de un gesto suyo.
Todos los directores de orquesta que he consultado me han dicho que tienes que dominar el podio, no puedes mostrar debilidad. Es un truco, como los de los actores de teatro. Hay que fingir que uno sabe lo que hace aunque no sea el caso, es una cuestión de liderazgo. En Australia participo en un programa de liderazgo y nos preguntamos cómo será liderar dentro de 20, 30, 50 años. Mi sospecha es que ser un líder tendrá que incluir la capacidad de decir “No lo sé” o “Todavía no lo sé”. Tener dudas y admitirlas. Pero hoy en día el modelo es diferente: si eres un líder tienes que decir “Yo lo sé, así que seguidme”. Es un problema, pero así es como son las cosas en la actualidad.

EL PODER DEL ARTE – La actriz lleva capa y leggings con bordado 3D hecho a mano de Rahul Mishra Couture, zapatos de Schiaparelli Haute Couture, tocado de metal Regalia de Burc Akyol y anillos de Hunrod Gold y Hunrod.

FOTOGRAFÍA LUIGI & IANGO/ESTILISMO MICHAEL PHILOUZE

Lydia, la protagonista, parece vivir en primera persona todas aquellas grandes cuestiones que hoy dividen a la opinión pública. La primera de ellas, la de la edad y el paso del tiempo...
Lydia va a cumplir 50 años, un momento especial en la vida de cualquiera. En ese punto, eres consciente de todo lo que ya has hecho y te preguntas cuánto tiempo te queda por delante y qué hacer con él. Estás en la cúspide de tu vida y de tu carrera. Pero ¿qué ocurre al empezar a descender de la montaña? Siempre hablamos del éxito, pero el camino para llegar hasta allí es, sin duda, mucho más fácil que el del descenso, el del fracaso. Ese es el tema que aborda la película.

Otra cuestión que plantea la cinta es la del uso del poder por parte de quienes ocupan una posición dominante. Lydia, por ejemplo, utiliza su carisma para obtener favores sexuales, para no ser siempre correcta u honrada...
Cierto. Y está claro que eso es inaceptable. El sistema de poder puede llevar a cualquiera a separarse de sí mismo. En principio, la directora de orquesta debería haber sido un hombre, en cuyo caso tal vez hablaríamos del tema de otra forma. Pero el hecho de que sea una mujer nos lleva a un espacio desde el cual podemos analizar la cuestión de la manera más imparcial. El mundo de la música clásica es el de los maestros, las comparaciones con los compositores del pasado y la grandeza que plantea la cuestión de lo que está permitido en la búsqueda de la excelencia. La pregunta es sencilla: “¿Qué se nos permite una vez ocupamos una posición de poder? ¿Hasta qué punto los prodigios con los que te encuentras pueden haber sido corrompidos por el mismo?”. La película evita dar una respuesta de manera deliberada y quizá tampoco quiera darla, porque las preguntas son siempre más potentes que cualquier respuesta. En este momento histórico resulta interesante entender primero lo que está pasando, sin juzgar. El poder del arte reside precisamente en eso: en ayudarnos a entender lo que tenemos delante y únicamente entonces permitirnos juzgarlo.

DEJAR HUELLA – La intérprete lleva capa de Olivier Theyskens, vestido con capucha y cuerpo bordado de Burc Akyol, zapatos de Manolo Blahnik, collar y brazalete de Louis Vuitton High Jewelry y collar de Monies.

FOTOGRAFÍA LUIGI & IANGO/ESTILISMO MICHAEL PHILOUZE

Lydia tiene pareja y una hija adoptada a la que quiere y profesa gran ternura. En ella hay intimidad familiar pero también un deseo opuesto, el de evadirse.
Está inquieta porque a veces, cuando las cosas te van bien, tienes la necesidad de romperlas. Para los artistas, crear algo a menudo significa hacer que otra cosa muera. Por supuesto, eso no es lo que yo hago, pero lo entiendo.

La cinta también aborda el tema de la cultura de la cancelación, de la supresión en nombre de lo políticamente correcto. ¿Qué opina al respecto?
Hacer cine, música, teatro o arte no es un acto político. Lo que puede llegar a serlo es la manera en que se difunde, se digiere y se procesa, pero su elaboración en sí no lo es. En mi opinión, la reflexión que hay que hacer es otra: ¿qué estudiamos? Soy partidaria de estudiar cómo suceden las cosas en un contexto histórico y de plantear preguntas. Por ejemplo: ¿cómo pensaban las mujeres en una época determinada?, ¿y las personas racializadas? Ciertas ideas hoy pueden parecer peligrosas, pero borrarlas y no hablar de ellas puede extremar el peligro, porque entonces estaríamos condenados a repetir los mismos errores. Debe haber confrontación y al mismo tiempo debemos enfrentarnos a los sistemas que perpetúan los abusos y los prejuicios. Solo mediante estas acciones se puede construir el progreso.

¿Cuánto hay de Cate en el personaje de Lydia?
El personaje de Lydia me hizo reflexionar mucho sobre lo que se permite y se considera aceptable en la búsqueda de la excelencia. Hace poco hablaba con una amiga actriz de lo importante que fue para su carrera Stella Adler, una gran profesora de interpretación. Sin embargo, hoy Stella sería “cancelada” y sus métodos se considerarían excesivamente brutales.
en el arte es necesaria cierta brutalidad, porque si quieres destacar debes tener un juez dentro de ti, ser duro contigo mismo, poseer un fuerte sentido crítico de lo que haces. A quién le importa lo que piensen los demás, es a su interior a quien debe rendir cuentas cualquier escritor, actor, músico o pintor, hasta el punto de exigirse siempre más. Pero esta manera de generar excelencia que hemos utilizado durante décadas ya no funciona porque ahora se
pide amabilidad.

Pero, entonces, ¿cuál es el precio de la excelencia?
No lo sé. Y no creo ser excelente. La excelencia es mi amante, la cortejo cada día, ¡pero es muy escurridiza!

UN NUEVO COMIENZO – Blanchett, que ahora está trabajando en Disclaimer, una serie de Alfonso Cuarón para Apple TV+, con capa con bordado 3D hecho a mano de Rahul Mishra Couture.

FOTOGRAFÍA LUIGI & IANGO/ESTILISMO MICHAEL PHILOUZE

Más que una amante, quizá sea una compañera.
Espero que sí. No obstante, la excelencia es distinta al éxito. Conozco a muchos artistas que no han obtenido el reconocimiento que se merecen. He ahí la crueldad y lo azaroso de mi profesión.

Y luego entra en juego la obsesión por el legado, como sucede con mi personaje. Esto lo vemos en los Elon Musk del mundo, capaces de hacer cualquier cosa con tal de dejar huella. Hay un gran coste humano, además de personal y artístico, en eso. Pero lo que dejamos a los que vienen después está totalmente fuera de nuestro control y es arrogante pensar lo contrario. Únicamente puedes decidir lo que dejarás a tus hijos.

¿Tan difícil es saber gestionar el éxito?
Alguien me dijo al comienzo de mi carrera que el éxito revela quién eres, y creo que es cierto porque te expone mucho. Pero el fracaso es un maestro excepcional.

¿Cómo se sobrevive al fracaso?
Siempre puedes renacer, ¿no? Siempre que seas lo suficientemente fuerte. T. S. Eliot decía: “En mi fin está mi principio”. Y siempre hay un nuevo capítulo, que a veces requiere de una caída para poder existir. Pero hace falta humildad, otra virtud infravalorada. Por eso para mí la película tiene un final optimista, a pesar de todo.

Acudirá a Venecia para asistir al Festival de Cine de Venecia, un gran acontecimiento que esperamos que anime a la gente a volver a los cines.
Será estupendo ir a Venecia y, desde luego, espero que el festival ayude a llenar los cines. Ha sido y sigue siendo un momento difícil para todos. Uno de escaso liderazgo y gran inestabilidad económica. Las mujeres son siempre las primeras afectadas, pierden sus derechos y el control sobre sus cuerpos. Esta inestabilidad amplifica nuestro deseo de reunirnos, escuchar música, salir. Y de ir al cine, donde encuentras historias que también ayudan a profundizar en ti misma, en la persona que eres. Con la pandemia hemos tenido una gran experiencia colectiva y debemos darnos cuenta de que todos estamos juntos en esto y tenemos que ser humildes.

Habla de humildad, pero la suya es una vida realmente extraordinaria... 
Le diré una cosa: este verano ha habido una increíble ola de calor en Europa y los australianos estamos obsesionados con el agua y la manera de conservarla. Hace cinco años quisimos comprar varios depósitos grandes para nuestra casa en Inglaterra y la gente pensó que estábamos locos porque aquí siempre llueve. Pero ya había habido sequía en Sussex y ahora estamos con este calor. Hoy mismo he estado regando mis frambuesas a las cinco de la mañana utilizando el agua del depósito para no desperdiciar la principal. Si nos quedamos sin agua, no importa quién seas o dónde estés, nos hemos quedado sin ella. Todos estamos conectados y tenemos que ser humildes.

Fotografía de Luigi & Iango y producción de Michael Philouze.

Artículo original publicado por Vanity Fair Italia y traducido y adaptado por Darío Gael Blanco. Accede al original aquí.

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