Carlos Guzmán Torno : “Pintar la realidad con el color de la palabra”

Carlos Guzmán Torno : “Pintar la realidad con el color de la palabra”

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Guzmán tornoFoto: Cortesía del entrevistado.

Apueste lo que quiera, si prende la radio y sintoniza la emisora Radio Banes, cuando Carlos Guzmán Torno comience a hablar, hasta el oyente más escéptico se dejará encandilar por la forma sumamente cordial y empática en la que este célebre locutor conduce sus programas. Resulta aún más increíble estar en la cabina de la emisora y darse cuenta que ese sentimiento de familiaridad y cariño que transmite a su público, no solo es genuino, sino que las ondas radiales no le hacen justicia.

Conversar con Carlos es un verdadero placer y, aunque cuenta que sus seguidores suelen esperar a alguien más alto y con más canas, él se siente cada día más joven y esa actitud tan franca y animada, acompañado de su sentido del humor, a veces un poco inmaduro, hacen que uno rápidamente entre en confianza, como si fuera un amigo de toda la vida.

Los cimientos de un artista

“Recuerdo escuchar a Maritza Rosas en la revista de la mañana, lo primero que pensé fue: ¡qué lindo habla esa mujer!”, dice Carlos, rememorando cuando era un niño de preescolar, sin imaginar que, unos años más tarde, ella acabaría siendo una de sus colegas. Desde esa edad, la radio ejercía una atracción magnética, que se consolidó cuando la emisora solicitó a alumnos de la enseñanza primaria para colaborar en programas infantiles, a los que se unió encantado.

Durante el preuniversitario se desvinculó por un tiempo del medio, hasta que, a finales de los noventa, regresó con energías renovadas a la emisora y en diciembre del año 2000 obtuvo la plaza fija en la que constuiría, poco a poco, su carrera.

“En esa época conocí lo que eran los celos profesionales. Es muy duro que te intenten poner una zancadilla, pero, en retrospectiva, agradezco haberme enfrentado a estos dilemas, pues sin ellos no habría aprendido a perseverar y a crecer como persona.

“Radio Banes es realmente especial para mí, aquí di mis primeros pasos y me encontré ejerciendo una profesión que me apasiona. Como en cualquier medio de comunicación, interactuar con artistas es complejo, pero en los veinticuatro años que llevo como trabajador he visto pasar a tantas personas, desde auxiliares de limpieza hasta periodistas, a los que quiero y respeto tanto, puedo decir que lo mejor que tenemos como colectivo es que prima la unidad, a pesar de nuestras diferencias”.

Una nueva generación de voces

La familia de Carlos no solo era aficionada a la radio, también estaba compuesta por maestros, de los que heredaría su otra pasión: la enseñanza. Carlos es profesor de inglés, por lo que disfrutó enormemente la oportunidad ofrecida por el ICRT de impartir un curso de locución, a lo largo de 2023.

“Pude preparar un grupo de jóvenes interesados en dedicarse a la locución. Fue una experiencia muy provechosa, pues tuve que profundizar y actualizar muchos conceptos caducos sobre nuestra profesión. Siempre les dejé claro que la práctica es lo más importante para alcanzar la excelencia”.

“El curso de locución fue un orgullo, porque amo enseñar casi tanto como la locución. Enseñar sobre lo que amas es una experiencia mágica y, más aún, cuando existe una retroalimentación positiva de tus alumnos. Saber que están mejorando sus técnicas en cada clase y que esa pasión por la radio está creciendo es algo que vale la pena experimentar y lo repetiría con gusto”.

Lo que no debe faltar

Al indagar con Carlos sobre las lecciones impartidas en el curso de locución, varias concepciones erróneas se disipan. “Existe el estereotipo de que un buen locutor solo necesita una voz bonita y esto es absolutamente falso, los locutores son comunicadores que deben pintar la realidad con los colores de la palabra, ser capaces de llenar una simple frase con una carga emocional, que no se compara con la del cine y la literatura.

"Un buen locutor debe tener una sólida cultural general, leer constantemente y tener un gran dominio del lenguaje y la gramática. Debe ser lo suficientemente versátil para ganarse el cariño de todo tipo de públicos y estar dispuesto a enfrentarse al reto de cometer errores todos los días, saber identificarlos y aprender de ellos. Un buen locutor debe tener talento y sensibilidad, que irán de la mano con la experiencia”.

A decir de Carlos, existe una cualidad que no puede faltar. “La humildad es lo más importante. Si no sientes que te debes por completo a tus oyentes y te dejas nublar por la pedantería, ni siquiera serás considerado un locutor, serás un mero hablante que pasará sin pena ni gloria”.

Compromisos pendientes

La radio banense goza de una comunidad fiel de seguidores, pero sería pecar de ingenuos si pensáramos que se hace lo suficiente para alcanzar la mayor audiencia posible. La radio enfrenta una durísima competencia con la prensa escrita, la televisión y las redes sociales. Renovar sus propuestas y conservar su atractivo supone un reto tremendo.

“A la radio le hacen falta más radios, aunque parezca un trabalenguas. Muchas personas no escuchan la radio por falta de tecnología y, al menos desde mi punto de vista, mover la radio a Internet o adaptarla a las redes sociales en formatos como el podcast, a pesar de estar muy relacionados con la radio, mata un poco de su magia, deja atrás su esencia.

“Necesitamos mejorar las investigaciones sociales que se hacen, escudriñar más en el gusto del pueblo. Encontrar las razones que llevan a las personas a perder el interés por la radio, qué temas no se abordan o los horarios menos adecuados. Conocer mejor al público con datos más exactos es muy necesario”.

Lo más hermoso de la radio

Cuando quise saber que era lo que más disfrutaba de la radio no tuvo que pensarlo mucho. “Mi relación con el público. El pueblo se apropia de tu persona, uno deja de ser el Carlos de la familia o el Carlos de mis amigos, y pasa a ser Carlos el de la radio. Es increíble el nivel de cercanía que se logra con personas que solo te conocen por tu voz. Es como si visitaras la casa de cada uno de tus oyentes todos los días, hay pocos compromisos más serios que ese.

“Tengo muchas anécdotas de oyentes que resuelven un problema y sienten la necesidad de avisarme. Mi teléfono es prácticamente de dominio público, se comunican conmigo por la madrugada, como si llamaran a un médico. Necesitan el saludo en un programa matutino como el café y yo los veo como parte de mi familia”.

Para concluir la entrevista me atreví a formularle la pregunta más compleja ¿Podrías ser feliz sin ser locutor? Pensó bien su respuesta antes de hablar.

“Creo que la felicidad no depende de una única faceta de la vida, amo la radio como amo a mi familia, a mis amigos y a mi entorno. Intento ser feliz en cada momento que tengo, pero, cuando estoy en la cabina haciendo un programa, todos los problemas del mundo pasan a un segundo plano. Poder ir por la calle y recibir tantas muestras de cariño de personas que valoran tu trabajo es algo que no cambiaría por nada del mundo”.


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