Carlo Ponti se casó con Sofía Loren por temor a Cary Grant
ROMA (Corriere della Sera).- "Un día mi padre me hizo una confesión que debió de haberle costado mucho: "Sabés -me dijo-, conocí a Sofía el mismo día en que naciste vos". De pronto comprendí tantas cosas: nuestra infancia con los abuelos maternos, los silencios, los pudores y cierta dureza de mi padre, el hecho de que me haya convertido en ciudadano francés cuando era todavía un chico, aquellos viajes, todas las casas en las que vivimos, repartidas por el mundo..."
Alessandro Ponti (Alex), productor de cine independiente, segundo hijo de Giuliana Fiastri y Carlo Ponti -productor y protagonista absoluto del cine italiano de la posguerra- cuenta por primera vez la historia de su familia. Es un hombre de unos cincuenta años, reservado por educación y esquivo por naturaleza; en realidad, afectuoso y de gran generosidad.
Con los abuelos
"Los Ponti son originarios de Magenta. Un bisabuelo mío fue alcalde de la ciudad en el siglo XIX. Mi abuelo Leone vivía en Milán. A las hermanas de mi padre no las veía con demasiada frecuencia, pero tengo bellísimos recuerdos de infancia. Con los primos y con el abuelo Leone (gran buscador de hongos) hacíamos larguísimos paseos. El siempre me decía, para infundirme orgullo: "Recordá que sos el último heredero varón, el último de los Ponti". Mi abuelo había nacido el mismo día que yo, el 26 de septiembre, pero de 1880. Cuando murió tenía más de noventa años. Fue la única vez que vi llorar a mi padre. El abuelo Leone siempre se había opuesto a que papá trabajara en cine, le parecía una ocupación poco seria. Por su parte, mi padre, que se divertía muchísimo haciendo films, también hablaba de su trabajo con vergüenza, como si fuese algo indecente."
Carlo Ponti y Giuliana Fiastri vivieron muy poco tiempo junto a sus hijos, Guendalina y Alex, en la bella casa familiar de Roma. "Son los únicos recuerdos que tengo de toda la familia junta. Jugábamos con los chicos de la villa de enfrente, los Mora. Eramos muy libres y felices. Después nos mudamos a la casa de los abuelos Fiastri, Edda y Gilberto. Buena gente, muy protectores. Yo era chico, pero recuerdo perfectamente una cosa: con tal de mantenernos alejados del escándalo que en la Italia pacata de aquellos años había provocado la unión entre mi padre y Sofía Loren, mis abuelos recortaban de las revistas las fotos donde papá aparecía con ella. La casa de los abuelos estaba llena de diarios con agujeros. Estaban muy alterados porque éramos centro de la atención de todo el mundo. Como reacción, simulaban que el cine no existía, ni siquiera nos llevaban a ver los films de mi padre."
Alex creció como un chico normal: estudió en escuelas públicas y llevaba una vida simple. Era buen estudiante, se despertaba a las cinco y hacía los deberes antes de salir rumbo al liceo científico Righi "donde había un profesor de matemática durísimo y muy bueno: Aldo Pietrosanti. ¡Cuánto me han servido sus enseñanzas!". Papá Carlo le había transmitido su primera regla de vida: "El mundo se divide en dos: los que se despiertan temprano y los otros. Naturalmente, él despreciaba a los segundos, y yo siempre obedecí este precepto. De hecho -ríe- a las nueve de la noche, me duermo".
El único episodio fuera de lo normal en medio de esa vida austera fue el hecho de que toda la familia adoptara de improviso la nacionalidad francesa. "Me lo explicaron muchos años después, en el momento no lo comprendía. Hacia fines de los años 50, Cary Grant cortejaba insistentemente a Sofía. Supongo que el actor debía de ser un buen rival para mi padre. Papá temió perderla y decidió casarse con ella en México, por poder, dado que la Iglesia había rechazado el pedido de anulación de su matrimonio con mi madre. Papá obtuvo el divorcio mexicano y se casó con Sofía por intermedio de representantes legales. Todo parecía arreglado y debía permanecer en secreto. Pero alguien denunció a mi padre por bigamia. Papá fue condenado y durante tres años no pudo poner un pie en Italia. Entonces decidió adoptar la ciudadanía francesa. Y, para ayudarlo, todos nosotros (comenzando por mi madre, una ex esposa verdaderamente bien dispuesta) nos hicimos franceses. Así fue que cambié mi nombre de Alessandro por el de Alexandre".
Guendolina y Alex se encontraron por primera vez con Sofía "en medio de un montón de gente, en la villa de Marino, durante la recepción ofrecida por mi padre en ocasión de la visita a Italia del cardiocirujano pionero en los transplantes, Cristian Barnard. Debía de ser 1967". En 1968, justo cuando nació Carlo Jr. (primer hijo de Ponti con Loren, al que seguiría Edoardo, en 1972), Alex partió hacia los Estados Unidos para estudiar en la Universidad de Yale. Sabía poco inglés, pero las lecciones del profesor Pietrosanti lo ayudaron a graduarse rápidamente en economía. Eran los años de la rebeldía contestataria, "los años de los panteras negras, de Vietnam, de las elecciones de Nixon, de las muertes estudiantiles, de la policía violenta... Extrañaba Italia, había dejado a mi chica aquí. Poco a poco me fui adaptando y decidí establecerme primero en Londres y luego en Los Angeles, siempre trabajando como analista financiero. Estaba bien en los Estados Unidos, y tal vez ese haya sido el motivo de que me separara de mi mujer, Priscilla Ratazzi (hija de Susanna Agnelli), en 1980, después de pocos meses de matrimonio. En los años 80, inmediatamente después de las investigaciones por presuntas irregularidades fiscales a que fue sometido mi padre (cargo del que fue plenamente absuelto), papá también se mudó a California. Entonces recuperamos el tiempo perdido. Hablábamos mucho, él estaba amargado, consideraba que le había dado tanto a Italia y a cambio era tratado como un criminal...Trabajábamos bien juntos. El era un artesano genial, único a la hora de hacer un film. Yo era el que encontraba los capitales. Con gran orgullo, gracias al extraordinario profesionalismo de Sofía, en aquellos años logramos vender films italianos a los norteamericanos".
Entre las películas que produjo Ponti, las preferidas de Alessandro son tres: "Dos mujeres", "Blow up" y "Un día muy particular". De esta última recuerda: "Fue realizada con capitales canadienses, entre 1976 y 1977. Todos los actores secundarios eran canadienses y estaban doblados al italiano.Fue dirigida por Ettore Scola. Sofía estaba formidable; Mastroianni, maravilloso. Una bellísima historia italiana. Mi padre era un socialista a la antigua, muy apasionado por la política. Venimos de una familia antifascista".
Recuerdos públicos y privados se enlazan. No debe de haber sido fácil el diálogo entre padre e hijo y, sin embargo, en las palabras de este hombre serio y riguroso hay tanta comprensión hacia ese gran amor que vivió su padre, una pasión que convulsionó a Italia y al mundo. Hoy, cuando la familia Ponti ha aumentado y podría reunirse para aunar la extraordinaria energía que tiene en común, existe, en cambio, un distanciamiento: "Mi padre siempre nos tuvo divididos, nunca le gustó representar el papel de patriarca. Y tal vez ahora sea demasiado tarde".
Temas
Más leídas de Espectáculos
"Fue doloroso". Dutil: el duelo por su separación, la depresión que atravesó y por qué quiere volver a enamorarse
"Favorita". La tajante respuesta de Cami Homs tras el comunicado de Rodrigo De Paul en apoyo a Tini
En Netflix. La miniserie noruega que tiene 5 episodios y vas a querer ver uno detrás de otro