Rexach: “No olvidaré aquel silencio del Bernabeu”

Rexach: “No olvidaré aquel silencio del Bernabeu”

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Antiguo futbolista y técnico del Barça, Carles Rexach revive el 0-5 de 1974 para 'La Vanguardia'

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Ampliar Johan Cruyff y Carles Rexach, en 1993

Johan Cruyff y Carles Rexach, en 1993 

Miguel Moreno

–Pero qué raro está todo con la pandemia ¿no le parece? –dice Carles Rexach (74).

Y hay que asentir.

Y seguirle el hilo.

–Ya en la temporada pasada, en aquellos diez últimos partidos tras el confinamiento, el Barça perdió la Liga de forma extraña. Hubo arbitrajes discutibles y todo eso. Y ahora, cuando parecía que el Atlético lo tenía todo hecho, las cosas se han enredado. Yo creo que la ausencia de público hace que todo sea raro.

Jerarquías

“Yo lanzaba faltas, córners y penaltis, pero si alguien me lo pedía, le dejaba hacer; ahora Messi lo tira todo”

¿Por qué?

Cuando un equipo pequeño visita el Camp Nou o el Bernabeu, con la grada a tope, se ve intimidado. Y sin embargo, ahora... Mire cómo rindió el Valladolid en el Camp Nou. O cómo se comportan el Levante y el Cádiz a domicilio. Son dos años atípicos, créame.

Debemos creerle.

En el imaginario azulgrana, Carles Rexach es un personaje recurrido. 

Ha pasado 44 años trabajando para el club. Fue futbolista estrella entre los 60 y los 80. Luego fue ayudante de Cruyff y luego, primer entrenador. Y hasta este diciembre, figuraba como director técnico y asesor de la presidencia del club.

Rexach intervino en el célebre 0-5 de 1974.

‘Dream Team’

“Estuvimos cien años de espaldas al mar y a Europa, ¿y ahora ya no nos basta con la Liga y con la Copa?”

Hacia ahí van las preguntas.

–Aquellos clásicos duraban más tiempo.

¿A qué se refiere?

Nos concentrábamos días antes. Llegábamos el viernes, dormíamos en Madrid, vivíamos más el partido. Hoy es un pimpamfuego: subes al avión, juegas, bajas y vuelves.

¿Y lo preparaban de otro modo?

Teníamos que hacerlo por fuerza. Hoy la tecnología está en el ordenador. Le das a una tecla y te salen 25 faltas y treinta córners. Antes le echabas imaginación, sacabas el papel y el lápiz y dibujabas fórmulas. Desde luego, hoy es más fácil y más claro.

Cambio de tercio

“Antes, los jugadores tenían más cuidado con sus declaraciones; hoy dicen lo que les pasa por la cabeza”

¿Ustedes esperaban aquel 0-5 de 1974?

Bueno, llevábamos una temporada perfecta. Éramos líderes antes de llegar al Bernabeu. Aunque aquello fue un gran salto, un verdadero puñetazo en la mesa.

¿Pero lo esperaban?

Todo nos salió bien. Tuvimos seis ocasiones y marcamos cinco. Aquello perdurará por los siglos de los siglos, ¿no cree? Luego ha habido Gurucetas y otras cosas, pero aquel día... Si me pregunta si lo esperábamos, le tengo que decir que siempre pensábamos que podíamos ganar un partido. Creo que el Barça siempre cree eso. Lo que pasa es que el Madrid piensa lo mismo...

Un aficionado azulgrana, con el Cinco a la espalda, celebra el 0-5 en Canaletes en 1974

Un aficionado azulgrana, con el cinco a la espalda, celebra el 0-5 en Canaletes en 1974 

Pérez de Rozas

¿Y cómo lo vivieron en el campo?

En partidos como aquellos, hay más ruido de lo habitual en el campo. Sin embargo, poco después de la media hora, cuando ya estábamos 0-2 (goles de Asensi y Cruyff; los tres últimos fueron de Asensi, Juan Carlos y Sotil), el campo estaba mudo. El Madrid estaba quieto, había un silencio sepulcral.

Y ustedes, ¿qué se decían?

Íbamos haciendo. Nuestro sistema nos permitía entendernos sin hablar. Cruyff cogía la pelota y todo se ponía en marcha.

¿Cómo se entendían usted y Cruyff?

Cruyff era un falso delantero centro. Lo colocábamos de nueve, pero oscilaba, y entonces entrábamos Sotil o yo. Cruyff se comportaba un poco como Messi.

Con el Clásico no basta

“Alegrarse por ganar el Clásico cuando perdías la Liga era consuelo de tontos; ¡queríamos la Liga!”

Y los del Madrid, ¿qué les decían?

Aquel partido fue duro. Benito..., aquellos tipos pegaban. Del Bosque y Netzer eran más jugones. Cruyff generaba respeto. Como Benito le hacía el marcaje al hombre, se nos abrían espacios.

Aunque córners, penaltis y faltas los lanzaba usted.

Cierto, en un 0-2 en el Bernabéu, hice un gol de falta. Cada uno hacíamos lo que teníamos que hacer, lo que hacíamos mejor.

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Usted compartía los penaltis, ¿no es así?

Si calcula, verá que yo era quien tiraba más faltas o penaltis. Pero si venía Marcial y me decía que quería disparar él, o Cruyff, yo les daba el balón. No era como ahora, que Messi lo hace todo...

¿Y después del 0-5?

La euforia duró días. No solo en el vestuario, sino porque después todos nos lo recordaban. Muchos siguen haciéndolo.

Entendimiento

“Johan Cruyff y yo nos entendíamos sin mirarnos: él era un nueve falso y nos abría espacios a Sotil y a mí”

¿Y cambió algo?

No perdimos un partido más. Bueno, sí, el último en Las Palmas (1-0). Para entonces ya habíamos ganado el título y el club invitó a nuestras mujeres. La mía no, que yo estaba soltero... Si perdimos en Las Palmas es porque aquel viaje era una fiesta y estábamos más pendientes de comprarnos un radiocasete.

Carles Rexach, en los años setenta

Carles Rexach, en los años setenta 

LV

Lo cierto es que aquel curso, el prodigioso 73-74, fue una rareza en tiempos de frustraciones. Desde una perspectiva doméstica, la etapa de Johan Cruyff y Carles Rexach en el terreno de juego generó pocos títulos ligueros. Aquellos fueron tiempos de vacas flacas: apenas se sumó una Liga en los 60, otra en los 70 y una tercera en los 80.

Nada que ver con la abundancia en la que se han criado nuestros hijos...

El silencio

“A la media hora de partido, el estadio del Madrid estaba mudo; parecía un cementerio”

Ganar el Clásico y quedar segundos en la Liga, ¿aquello era suficiente?

Hombre, no nos engañemos. El Clásico no lo es todo. Lo que usted me propone es consuelo de tontos.

¿Y por qué se le escapaban tantas Ligas al Barça?

Buff, siempre pasaba algo. Una vez, el secuestro de Quini. Íbamos líderes y todo se nos vino abajo. En aquellas semanas, solo estábamos pendientes de nuestro compañero. Así no se podía jugar (el secuestro se produjo en 1981; Quini estuvo apresado durante 25 días). Y luego, por una circunstancia o por otra... Perdimos partidos decisivos, en últimas jornadas, contra el Córdoba, o contra el Atlético. En el campo solo gané una Liga, pero detrás había cuatro Copas y la Recopa de Basilea (1979).

¡La Recopa, qué recuerdos!

Es curioso, pero siempre se le dio un valor menor a la Recopa o a la Copa de Ferias (UEFA, hoy Europa League). Pero fíjese en una cosa...

A posteriori

“Tras el 0-5 solo perdimos un partido, el último, en Las Palmas; allí fuimos a comprar un radiocasete”

Dígame.

Ir a la UEFA era de fracasados. Sin embargo, allí entraban también el Atlético, el Valencia, el Inter, el Milan, el Manchester United y el Everton. Entraban treinta equipazos: el segundo, el tercero y el cuarto de las grandes Ligas. En cambio, a la Copa de Europa solo iba el campeón de Liga. Es decir, que solo había cuatro buenos: el Madrid, el Bayern, el Manchester United y el Juventus. No me entienda mal, pero era más fácil ganar la Copa de Europa que la UEFA.

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Sin embargo...

Sin embargo, a nivel periodístico no se le daba el mismo valor.

¿...?

En 1969 perdimos la final de la Recopa ante el Slovan Bratislava (3-2) y la gente ni se enteró.

Ligas perdidas

“Un año, el secuestro de Quini; otros, derrotas de última hora con el Córdoba o el Atleti; no había forma”

Con el 'Dream Team' todo cambió en 1992.

Pasamos cien años viviendo de espaldas al mar. Y ahora nos hemos abierto ¿no? Hasta entonces solo queríamos Liga y Copa. Jugar contra el Liverpool no tenía ninguna trascendencia. Pensábamos en el Espanyol o el Atlético. Con el Dream Team pasamos a mirar a Europa. Ahora, entre Champions, Recopas, Copas de Ferias, Ligas y Copas llevamos casi tantos títulos como el Madrid.

¿Y cómo era el día a día en el vestuario de la selección? ¿Blancos y azulgrana se llevaban bien?

Antes, las declaraciones no eran tan, ¿cómo decirlo...? tan espectaculares. Conservo los móviles de Pirri, Amancio y Del Bosque. Nos mensajeamos, somos buenos amigos. Los jugadores y los clubs eran cuidadosos con sus declaraciones.

¿No es así ahora?

El jugador es más libre de decir lo que le pasa por la cabeza.

Y el club ¿no reacciona?

El club hace lo que puede.

Y eso ¿es bueno o malo?

Los jugadores tienen la sartén por el mango. Deciden si se van o se quedan. Es terrible para los clubs pequeños y solo beneficia a los grandes, que se llevan a los mejores. Todo se lo reparten entre ocho. ¿Dónde cree que irán Mbappé o Haaland?

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Redacción
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